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El Gobierno de Ecuador asume con cautela y "voluntad política" el encuentro del martes entre el canciller, Fander Falconí, con su homólogo colombiano, Jaime Bermúdez, en el que analizarán la apertura de un diálogo que pueda desembocar en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Esa cita, que se realizará en el marco de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas en Nueva York, supondrá el primer acercamiento oficial entre ambas naciones después de que en marzo de 2008 rompieran los lazos diplomáticos.
Ante el encuentro, el canciller ecuatoriano mantuvo cautela en sus declaraciones, aunque apuntó a que existe "una voluntad política de las dos partes" para enfrentarse al reto de restablecer la normalidad.
Falconí propondrá a su colega colombiano construir una "hoja de ruta" y una "metodología de trabajo" para superar las diferencias, en las que se contemplará la eventual intervención de un centro internacional de mediación.
"Estamos iniciando un proceso que, evidentemente, tiene que ser conducido de la mejor manera, en aras de alcanzar lo que nuestros pueblos quieren, que es una voluntad pacifista, una voluntad de hermandad, que siempre ha existido entre los dos pueblos", señaló Falconí en días pasados.
Para el ecuatoriano, el objetivo del encuentro, "de tipo diagnóstico", será hacerlo "lo más fructífero posible" y que el diálogo no tenga "camisas de fuerza" frente a los temas en los que divergen ambos Gobiernos.
Ecuador y Colombia suspendieron sus relaciones diplomáticas después de que el 1 de marzo de 2008, el Ejército colombiano incursionara en territorio ecuatoriano en un operativo contra un campamento clandestino de las Farc.
Ese ataque fue considerado por Quito como una violación a su soberanía territorial y para resarcir el agravio pidió a Colombia el cumplimiento de unos requisitos mínimos, que el martes Falconí volverá a poner encima de la mesa.
Esos requerimientos contemplan que Colombia refuerce la presencia militar para controlar su lado de la frontera, donde operan la guerrilla y grupos paramilitares, y que ponga fin a la campaña que, según Quito, intenta relacionar al Gobierno ecuatoriano con las Farc.
Además, solicita a Bogotá que indemnice a la familia del ecuatoriano Franklin Aisalla, fallecido en el ataque de marzo de 2008, y que aporte recursos para atender a miles de colombianos que han buscado refugio en Ecuador, al huir de la violencia en su país.
La última exigencia a Colombia es la entrega de toda la información sobre el operativo militar en territorio ecuatoriano.
Según recogió la prensa ecuatoriana, para Falconí, ahora no es el momento "de especular si Colombia va a tener o no determinada posición" frente a esas exigencias, sino que lo importante es "el hecho concreto" , de que ambos cancilleres van a "hablar claramente".
Apuntó a que "hay algunos aspectos que están avanzados, por ejemplo, (que) Colombia ha hecho un renunciamiento a la utilización de la extraterritorialidad" , el uso de su Ejército fuera de sus fronteras, lo que supone para Ecuador "un principio para restablecer el diálogo".
Esta nueva etapa de distensión en las relaciones, que tendrá su máxima expresión en el encuentro de mañana, comenzó a mediados de agosto, cuando el presidente colombiano, Álvaro Uribe, volvió a disculparse con Ecuador por la incursión militar.
Sus disculpas fueron aceptadas por su colega ecuatoriano, Rafael Correa, aunque las condicionó al cumplimiento de los cinco requisitos.
"Conversemos para reanudar las relaciones, disminuir las tensiones entre los dos países, que no le hace bien a nadie, pero yo siempre dije: 'no vamos a reparar esto sin justicia ni dignidad'", señaló Correa en ese momento.
Tras ese primer paso en los discursos de ambos presidentes, los cancilleres comenzaron a trabajar en la celebración del encuentro del martes que abre la puerta al diálogo y al fin de la tensión entre las dos naciones.