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“En primer lugar, al rechazar este secuestro, queremos celebrar que el señor Rector (de la Universidad Nacional, Moisés Wasserman) está en perfectas condiciones, ileso, aquí en el campus universitario.
Nosotros hemos sido totalmente respetuosos del debate de las ideas, de la libre cátedra. Hemos sido totalmente respetuosos de la discusión científica, pero lo que no se puede permitir es el crimen. Cuando se pasa en el campus universitario del ejercicio de la libertad al atentado criminal, se destruye la democracia.
En este secuestro sucedieron varios hechos. Voy a destacar algunos muy positivamente. Tan pronto se conoció el secuestro, acudieron decanos, profesores, estudiantes, a proteger al señor Rector. Lo valoramos.
También, durante la tarde, la Universidad recibió innumerables llamadas de solidaridad de rectores, decanos de la comunidad académica de otras universidades. Lo valoramos.
En las indagaciones preliminares aparece que así como había algunas personas reconocidas en la universidad, también había extraños, con el ánimo de hacer daño en la universidad.
¿Qué decisión tomó el Gobierno cuando conocimos este hecho? Yo hablé con la señora Vicerrectora, con la doctora Beatriz. La decisión que se tomó fue rodear en un círculo de 360 grados el sitio donde tenían secuestrado al señor Rector. Mantener una permanente presión, ir cerrando el círculo, garantizar que no se pudiera perforar el círculo, pero también todo el control para no producir golpes de mano. Esto es: exigir que lo liberaran y no provocar acciones de violencia. Esa fue nuestra determinación.
El señor coronel Pinzón, Comandante de la Policía de Bogotá, me ha informado que en el momento en que se anunció que la Policía tenía órdenes de la Presidencia de entrar a hacer ese círculo, que ya venían conformando, en esas condiciones alguien les informó a estas personas que tenían secuestrado al señor Rector, y empezaron a abandonar el sitio del secuestro.
La Policía detuvo a 22 personas. Nosotros confiamos en que los jueces de la República entiendan que se había consumado un delito de secuestro en el campus universitario, y que eso se sancione con toda la severidad de la ley.
El informe que nosotros tenemos es que en alguna forma hay una relación de causa-efecto entre la decisión del Gobierno del ingreso de la Fuerza Pública para formar ese círculo y el proceso que condujo a la liberación del señor Rector.
Ahora: nosotros no podemos instaurar la doctrina de que secuestren a los rectores, amenacen, pongan en riesgo su vida, y que eso tenga que negociarse. Eso derrumba la democracia y eso no se permite.
Este Gobierno en estos siete largos años ha sido totalmente respetuoso de la universidad, de la investigación científica, de la libertad de cátedra, del debate de las ideas. Lo que no podemos es convertir eso en permisividad con los criminales.
La universidad no tiene por qué cerrarse. Esta es una universidad de alrededor de 40 mil estudiantes. Solamente este campus de Bogotá tiene 26 mil. Muchas familias colombianas hacen un gran esfuerzo para que sus hijos puedan llegar a la universidad.
No podemos permitir que por agitadores y criminales, se tenga que cerrar la universidad, en perjuicio de tantos muchachos, de tantos papás, de tantas mamás, que hacen un enorme esfuerzo, un gran sacrificio, para que sus hijos puedan asistir a la universidad.
En un país que hace muchos esfuerzo en esta materia. Miren les recuerdo algunas cifras. Cuando empezó el Gobierno nuestro, Colombia graduaba a 414 mil bachilleres. En este momento en grado 11 tenemos 737 mil bachilleres.
Nosotros hemos pasado de tener menos de un millón de estudiantes universitarios, a tener hoy más de millón y medio de estudiantes universitarios. Se ha hecho un esfuerzo enorme por los rectores, por los profesores, por los decanos, por las familias, por el presupuesto nacional.
El presupuesto nacional ha ayudado muchísimo, además de todas las restricciones y de todo lo que falta, porque uno sabe que falta hacer mayores esfuerzos y todos los días procuramos hacerlos.
Pero tengan en cuenta este gran crecimiento. En la mayor parte ha sido aportado por las universidades públicas de Colombia. Y han mejorado muchísimo muchos indicadores que podríamos llamar de calidad: profesores con maestría, profesores con doctorado. Todo eso se ha ido estimulando.
Ahora: lo que no podemos permitir es que un debate sobre presupuesto, sobre un tema u otro en la universidad, lo aprovechen los criminales. Vamos desligándolo, muchachos.
Una cosa es el respeto al debate, la búsqueda de opciones para resolver problemas. El Rector sabe que todos estos años ha encontrado de mi parte toda la disponibilidad para buscar opciones. Una cosa es eso. Otra cosa es que los criminales se aprovechen para sembrar el caos y para crear todos los riesgos.
Imagínense ustedes los riesgos. El señor Rector estaba en lo que ha sido su facultad, en un diálogo, me contaba él, muy largo, pedagógico, viendo cifras, presupuestos, faltantes, etcétera. Le contaron que había una movilización y le advirtieron del riesgo. Él tomó la precaución de montarse a su vehículo, que es un vehículo blindado.
En mi llamada a la Vicerrectora, le decía. ‘Dígale que aguante, que no se vaya a salir del vehículo blindado, que nosotros hacemos el rodeo, ideamos el círculo policial y lo vamos hacer con firmeza, pero con prudencia, y le vamos a jugar al paso del tiempo’.
Y le dije: ‘Y yo voy ya para Bogotá –yo estaba en Sincelejo–. Y yo me voy directamente al campus de la Universidad Nacional, al sitio del secuestro, a manejar este tema con la Policía’.
Imagínense ustedes que el señor Rector no hubiera sido advertido, que no se hubiera alcanzado a montar al vehículo, y que en medio de las personas que querían hacer ese secuestro alguien tuviera un designio criminal.
O imagínense que el señor Rector se hubiera bajado del vehículo, y alguien tuviera un designio criminal. O que se hubiera dado un choque con la Fuerza Pública y alguien hubiera salido gravemente herido o contuso. O de la Fuerza Pública o de las personas que allí había.
El delito lo que hace es generar más riesgos de delitos. Por eso no se puede permitir el delito. El delito hay que enfrentarlo y tratar de cortarlo de raíz.
Reitero todo el afecto por la educación. Por sus obras los conoceréis. El esfuerzo está reflejado en cifras. Los debates que se dan son convenientes para la democracia y ahí vamos buscando opciones en un país con tantas restricciones fiscales.
Reitero todo el respeto por la universidad. Pero una forma de respetar a la Universidad es liberarla de los asaltos de los criminales.
Esto es: los que cometieron ese secuestro deben ser judicializados, y se lo pedimos a los jueces de la República, por el delito de secuestro. Ellos privaron de la libertad, por medios violentos, al Rector de la Universidad Nacional, y eso no se puede permitir.
El señor Rector nos contaba eso, lo que ustedes saben. Yo ya resalté unos hechos muy importantes. La manera como acudieron decanos, profesores, estudiantes de la universidad a proteger al Rector.
El Rector dice que alcanzaron a observar a unas personas extrañas. Inclusive cuando alguien traía al parecer un pedazo de una estructura metálica, que en unas circunstancias de estas se puede convertir en una arma letal, algunos rechazaron eso y pidieron que no.
O sea que así como había unas personas con la intención de proteger al Rector, los que estaban era contrarrestando la acción de los criminales que secuestraban al Rector.
Espero que el señor coronel Pinzón, el señor general Parra, más tarde puedan dar una relación de todos los detenidos y entregarles a los jueces, a la opinión pública, las pruebas. Hay videos y hay fotografías.
La verdad es que uno también piensa en el ser humano. El Rector está ileso, gracias a Dios. Pero por qué se crean esos riesgos. Y el delito lo que hace es crear más riesgos de delitos. El crimen engendra crimen. Por eso no se puede permitir esa cadena de un crimen y otro crimen. Por eso hay que enfrentarlo de raíz.
Siquiera el Rector está ileso. Ojalá la universidad siga su marcha académica, sus discusiones permanentes y los 40 mil estudiantes de la Universidad Nacional, sus padres, sus señoras madres, sus familiares, los profesores, los decanos, todos los días puedan seguir aquí cumpliendo con sus tareas, unos de enseñar y otros de estudiar, sin la alteración que se produce con la infiltración de los terroristas”.