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El Papa dijo que el embargo económico de EE.UU. sigue pesando sobre Cuba, "aunque se ven algunos signos de distensión" y abogó por una mayor apertura religiosa en la isla y un marco jurídico que regule las relaciones "nunca interrumpidas" entre la Santa Sede y Cuba.
Benedicto XVI así lo manifestó en el discurso que dirigió al nuevo embajador de Cuba ante la Santa Sede, Eduardo Delgado Bermúdez, quien este jueves le presentó en el Vaticano las cartas credenciales.
Tras agradecer el saludó que le envió el presidente cubano, Raúl Castro, el Papa dijo que "entre ilusiones y dificultades", Cuba ha logrado un "protagonismo en el contexto económico y político" del Caribe y América Latina y que se ven "algunos signos de distensión" con EEUU que dejarían presagiar nuevas oportunidades para un acercamiento mutuamente beneficioso, "en el pleno respeto de la soberanía".
"Como otros muchos países, Cuba sufre también las consecuencias de la grave crisis mundial que, añadida a los devastadores efectos de los desastres naturales y al embargo económico, golpea de manera especial a las personas y familias más pobres", señaló el Papa.
El Obispo de Roma agregó que en esa compleja situación general, es cada vez más la urgente necesidad de una economía que, "edificada sobre sólidas bases éticas, ponga a la persona y sus derechos en el centro de sus intereses, ya que el primer capital que se ha de salvaguardar es el hombre, la persona en su integridad".
Benedicto XVI agregó que los Gobiernos deben esforzarse por remediar los graves efectos de la crisis financiera, sin desatender las necesidades básicas de los ciudadanos y mostró la disponibilidad de la Iglesia cubana a prestar su ayuda.
Benedicto XVI hizo votos para que "se sigan multiplicando los signos concretos de apertura al ejercicio de la libertad religiosa, tal como se ha venido haciendo en los últimos años, como por ejemplo la oportunidad de celebrar la Santa Misa en algunas cárceles y la realización de procesiones religiosas.
También abogó por la reparación y devolución de algunos templos y la construcción de algunas casas religiosas, así como la posibilidad de contar con seguridad social para los sacerdotes y religiosos, "ya que así la comunidad católica ejercerá con más soltura su específica tarea pastoral".
"Con vistas a avanzar en este camino, sobre todo en beneficio de los ciudadanos, sería también deseable que se pudiera continuar dialogando para fijar conjuntamente el marco jurídico que defina convenientemente las relaciones existentes y nunca interrumpidas entre la Santa Sede y Cuba, que garantice el desarrollo adecuado de la vida y la acción pastoral de la Iglesia", agregó.
Benedicto XVI dijo también en su discurso que todas las personas, especialmente los jóvenes, necesitan hoy redescubrir valores morales, humanos y espirituales, como el respeto a la vida desde su concepción hasta su ocaso natural, "que hacen la existencia del hombre más digna".
Asimismo destacó las iniciativas de la Iglesia en proyectos sociales y de ayudas a enfermos y ancianos y el clima de colaboración con las autoridades en números e hizo votos para que ese clima "favorezca también" su participación en los medios de comunicación social.
También resaltó que la colaboración de la Iglesia con las autoridades cubanas ha permitido realizar importantes proyectos de asistencia y reconstrucción, sobre todo con motivo de las catástrofes naturales.
Benedicto XVI calificó al pueblo cubano de "siempre noble, luchador, sufrido y trabajador pueblo" y le expresó "de corazón" su cercanía y afecto.
El Papa Ratzinger destacó que la Iglesia se prepara para las celebraciones en 2012 del cuarto centenario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba.
Benedicto XVI recordó la ya histórica frase pronunciada por Juan Pablo II a su llegada a La Habana en 1998: "Que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba".