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El milagro de Óscar Tunjo

Por falta de recursos económicos, el piloto colombiano de 20 años estaba sin competir, pero el equipo Jenzer Motorsport le dio la oportunidad de probarse gratis y, tras descrestar, fue anunciado como piloto para esta temporada de GP3, categoría dos escalones abajo de la Fórmula Uno.

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Luis Guillermo Montenegro
19 de abril de 2016 - 03:17 p. m.
Óscar Andrés Tunjo. / Prensa de Óscar Tunjo
Óscar Andrés Tunjo. / Prensa de Óscar Tunjo
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Con 22 años, a pesar de las barreras económicas, Juan Pablo Montoya seguía con el sueño de llegar a la Fórmula Uno, la máxima categoría del automovilismo mundial. No importaba que no hubiera recursos ni que su padre, Pablo, no encontrara ayuda. Él lo creía y lo quería. Y de manera inesperada, cuando más oscuro se veía el panorama y parecía que su futuro no estaría en las pistas sino en las aulas de clase, Helmut Marko fue el salvador. En 1997, el austriaco, dueño del equipo RSM Marko de la Fórmula 3000, le abrió las puertas para correr a un costo mínimo y fiándole. En esa temporada, el bogotano fue subcampeón, y al año siguiente se quedó con el título con el equipo Super Nova, resultado que le permitió abrir las puertas para ser piloto de pruebas de la F1. Luego la historia se cuenta sola...

Pero lo curioso es que esa misma situación milagrosa, si se quiere ver de esa manera, se le presentó este año a Óscar Andrés Tunjo, el joven piloto caleño de 20 años que estuvo cerca de ocho meses sin poder competir por falta de recursos económicos, pero quien gracias a una llamada de Andreas Jenzer fue invitado a probarse con el equipo Jenzer Motorsport de la GP3, en Portugal. Sorprendió en la pista, y al más mínimo costo y fiándole, como en su momento le sucedió a Montoya, fue anunciado como piloto para toda la temporada 2016 de esta categoría, que es telonera, junto con la GP2 Series, de la Fórmula Uno, y cuyo campeonato empieza el próximo mes de mayo, con el Gran Premio de España.

En 2015, Óscar inició la temporada de GP3 con el equipo italiano Trident, pero uno de sus grandes patrocinadores no pudo desembolsar la plata para pagarle las obligaciones a la escudería y en medio del año fue bajado de la silla, teniendo que empacar maletas y regresar a Colombia. Aunque la idea era conseguir en ese mismo momento patrocinios y terminar de disputar la temporada, en la que estaba bien ubicado en la tabla de puntos gracias a su triunfo en Austria, no lo logró y se vio obligado a prepararse en un gimnasio de Cali y a hacer trabajos en simulador, mientras algo salía. La espera duró el resto del año.

Su mamá, Francisca, su papá, Óscar, su hermano mayor, Gonzalo —quien es su mánager—, además de su hermanita, Valentina, son parte fundamental de su equipo y juntos han hecho posible que el caleño de 20 años esté cumpliendo su sueño de ser piloto y siga con la firme intención de llegar algún día a competir en la Fórmula Uno. Por eso ellos fueron quienes en estos ocho meses lo motivaron en los días de tristeza. “Mi familia nunca me ha hecho sentir presión por haber arriesgado todo el patrimonio por mi sueño. Son los primeros en creer en mí y son una gran motivación”, asegura Óscar, quien, a pesar de no competir, siguió teniendo el apoyo de varios de sus patrocinadores, los cuales confiaron en que podría volver rápidamente.

Todo estaba dado para que Óscar fuera a competir este año en el International GT Open, en el equipo de un amigo que le dejaba una silla por un precio muy económico, pero justo cuando estaba a punto de partir hacia Europa recibió la llamada de Jenzer para invitarlo a hacer unas pruebas con el equipo Jenzer Motorsport de GP3, en Portugal. “Una prueba puede costar alrededor de $200 millones, así que no teníamos ese presupuesto. La sorpresa fue que Andreas no nos cobró nada y, como los resultados fueron positivos, me abrió las puertas para correr toda la temporada de GP3”, dice con alegría Óscar Andrés, quien le confesó a El Espectador que “nunca pensé en dejar de ser piloto”, a pesar de los meses en los que el panorama era oscuro y las puertas estaban cerradas.

Lo más destacado de todo es que, aunque los Tunjo no tienen toda la plata que se necesita para pagar la totalidad de la temporada, Jenzer se ha sorprendido por el talento del caleño, que en las pruebas ha hecho tiempos mucho mejores de los esperados, y por eso está dispuesto a fiar la silla y esperar a que ellos le paguen cuando consigan el dinero faltante. Por su parte, los ingenieros del equipo confían en que, con la información que les pueda transmitir Óscar, se facilite el desarrollo del carro y así se puedan acercar a los autos de punta. “Nos faltan 200.000 euros para pagar toda la temporada y justamente es por eso que antes del inicio de la temporada regresaré a Colombia para tocar puertas en la empresa privada y el Gobierno”, destaca Tunjo.

Además, su nuevo jefe, Andreas Jenzer, se ha comprometido con ellos a buscar patrocinadores en Europa. Esto que le ocurrió a Óscar se puede explicar sólo como un milagro, pues en el automovilismo, en la mayoría de los casos, prima la billetera sobre el talento, y justamente por eso es tan difícil llegar a la cima. Claro que, por complicado que sea, allá quiere llegar Óscar Andrés, y espera obtener buenos resultados este año para seguirse acercando a la Fórmula Uno.

Por Luis Guillermo Montenegro

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