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Jorge Sampaoli ya empieza a despedirse del Sevilla entre silbidos, muy a pesar de esa campaña que impulsa al equipo andaluz a la clasificación de la Champions League, hoy en el cuarto lugar. Las gradas se transformaron en un hervidero porque el técnico argentino negoció su salida entre las sombras. Y vivió en carne propia ese malhumor colectivo ante Granada, aún en la victoria. Hoy por hoy, el futuro técnico de la selección albiceleste está utilizando una suerte de doble comando. Mientras dirige al Nervión, organiza la logística del bicampeón mundial a partir del 22 de mayo, cuando será anunciada su contratación por la Asociación del Fútbol Argentino. Los planes del profesor que ganó la Copa América con Chile ya son un secreto a voces. Incluso, aunque el propio estratega nacido hace 57 años en Casilda, Santa Fe, haya desmentido la reunión que su abogado, Fernando Baredes, tuvo con Claudio Chiqui Tapia, titular de la AFA, en Barcelona. Ya se imagina el Pelado cómo hará para que la camiseta celeste y blanca no brille por su ausencia en el Mundial de Rusia.
Tan evidente y burdo fue el proceder de unos y otros que antes del duelo con Granada el propio Sampaoli terminó admitiendo que es “el elegido”, tal cual había adelantado El Espectador hace dos semanas. “Sé que hay un interés, pero tendrán que esperar los tiempos que correspondan para no lastimar a nadie. Hacerlo ahora sería dañar al Sevilla”, sostuvo el entrenador. Ya era tarde. Y desde el Sánchez Pizjuán, el público se manifestó. Todo trascendió, para bien o para mal.
¿Qué pasa por la rapada cabeza del técnico argentino, que tomará el fierro caliente en cuatro partidos determinantes para Argentina? Uno de los primeros interrogantes que se plantean alrededor de la selección de Argentina es cómo hará Sampaoli para desarticular el Club de Amigos. Parece difícil terminar con esa cofradía que lidera Lionel Messi y tiene como miembros selectos a Javier Mascherano, Gonzalo Higuaín, Angel Di María, Sergio Romero, Ezequiel Lavezzi y Sergio Agüero, fundamentalmente. El grupo siempre fue más importante que el potencial del equipo. Basta con repasar la última década, cargada de frustraciones en los partidos decisivos. Son notables futbolistas en sus clubes, pero con la camiseta de su país no logran dar ese plus en el momento de la consagración. Y ese condimento emocional pesa bastante y genera una grieta en la sociedad futbolera.
El entrenador dejó trascender que el Pocho no sería tenido en cuenta, ya que el nivel de la Superliga china es muy inferior. También, que el Kun —compadre de Leo, que es el padrino de su hijo Benjamín— estaría lejos de la consideración. Sin embargo, no habría una sangría profunda. Marcos Rojo —más allá de la rotura de ligamentos de la rodilla izquierda— perdería terreno. También aquellos jugadores que llegaron de la mano de Edgardo Bauza: Julio Buffarini y Lucas Pratto. Y aunque genera resistencia en la intimidad del plantel, al santafesino le gusta —y mucho— Mauro Icardi.
¿Será citado, finalmente, el ariete del Inter que tanto rechazo provoca por haberse casado con Wanda Nara, la exmujer de Maxi López? Hay una alternativa para que ponga un pie en la selección, después de su única convocatoria, en las eliminatorias clasificatorias al Mundial de Brasil 2014. Argentina tiene prevista una gira por Australia —jugará contra Brasil— y Singapur, entre el 9 y el 13 de junio. Y aunque la idea de Sampaoli es llamar a futbolistas del medio local y suramericano, bien podría darle una chance al capitán neroazzurro. Aquellos en los que puso sus ojos y juegan en la Liga argentina son Ricardo Centurión (Boca Juniors) e Ignacio Fernández (River Plate). Marcos Acuña (Racing Club) le dejó una buena impresión.
Sampaoli cuenta con una docena de colaboradores en Sevilla. Los españoles, entre ellos Juan Manuel Lillo, el más guardiolista de todos, se quedarían en España. Y su preparador físico, Jorge Desio, es un hombre clave. A tal punto que su hermano Hermes, exvolante de Independiente y actualmente coordinador general de las divisiones inferiores de Estudiantes, podría desempeñar ese rol en las selecciones juveniles. Llegará de la mano de Juan Sebastián Verón, presidente del club pincharrata, quien buscará volver a las fuentes, como en los tiempos en los que José Pekerman dirigía a los pibes argentinos con grandes éxitos.
El profe quiere, además, rescatar a tres colaboradores que trabajaron con él en la selección de Chile. Se trata de Cristian Leiva, quien en la actualidad trabaja en el sub-15 de la Roja y tiene trato directo con Juan Antonio Pizzi. Felipe Flores y Ricardo García son dos videoanalistas. Y está claro que el soporte tecnológico es muy importante para el técnico que logró el título más importante de la historia del país trasandino. Tanto como la táctica. En ese sentido, podría utilizar un 3-3-3-1, con un referente de área (Higuaín o Icardi) y Mascherano en la última línea. Hace tiempo que el subcapitán argentino se desempeña como marcador central en Barcelona. Pero todos los antecesores del santafesino lo ubicaron en el medio. El nuevo técnico romperá con esta ilógica. Gabriel Mercado, un jugador que conoce bien y que incluso llevó a Sevilla, será la bandera de la defensa. El arquero, por ahora, seguirá siendo Romero. Pero Gerónimo Rulli, portero de Real Sociedad, tiene grandes chances de competir. Bosquejos de la selección que imagina Sampaoli, que se juega todo ante Uruguay en Montevideo, Venezuela y Perú en Buenos Aires, y cierra con Ecuador en Quito. A esa altura, espera tener el pasaje asegurado, sin la necesidad del repechaje.