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Un sueño en rojo y negro

A sus 10 años, el nariñense Déiber Caicedo fue invitado por el AC Milan para su campamento mundial de octubre.

Fabián Mauricio Rozo Castiblanco
25 de septiembre de 2010 - 09:37 p. m.
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“Cuando sale algo de trabajito podemos comer al menos una vez al día, porque no hay nada peor que distraer el hambre con el estómago vacío”. El desgarrador relato corresponde a un padre de familia que literalmente sobrevive junto con su esposa y cinco hijos en el municipio nariñense de Barbacoas.

Pobreza fue entonces la palabra que conoció y, sobre todo, padeció desde niño Johan Caicedo, pero al convertirse en extrema como cabeza de hogar y con varias bocas bajo su responsabilidad, no tuvo de otra que pedir ayuda divina y terrenal, aunque sus ruegos parecían refundirse entre la miseria de aquel rancho de madera y sin baño del barrio, cuyo nombre tiene de vecina a la ironía: Bello Horizonte.

Pero en esa invasión, donde el agua llega a cuenta gotas, apareció una luz de esperanza llamada ‘Juntos’, estrategia que conforman varias entidades del Gobierno Nacional lideradas por Acción Social, la cual brinda asesoría a los hogares más necesitados para que suplan sus necesidades básicas.

Jesús Rodríguez, cogestor del programa en Barbacoas, conoció a los Caicedo y entre tantas visitas para ayudarles a superar la crítica situación notó la destreza con el balón de Déiber, el único varón de los cinco menores de la unión libre entre Johan y Tania Mideros, que nació bajo un amor de estudiantes.

El talento del pequeño de 10 años lo cautivó tanto, que se dio a la tarea de poder mostrarlo y justo supo del Milan Junior Camp, el programa oficial de campamentos para niños y jóvenes del club italiano en todo el mundo, cuya cita en Nariño sería en Chachagüí del 12 al 17 de julio pasado.

Sobraban deseos de participar, pero faltaba el dinero para inscribir a los niños que representarán al municipio y, luego de golpear muchas puertas, la de la Alcaldía se abrió para asumir los gastos y fue así como las ilusiones de cinco barbacoanos viajaron durante 10 horas en carretera para cumplirles la cita a dos entrenadores oficiales del ‘rossonero’.

Y entre más de un centenar de chiquillos, Déiber a gambeta pura fue seleccionado para que junto con otros 20 niños del país participen en el programa especial “Milan Junior Camp Day”, que se llevará a cabo del 15 al 18 de octubre en la sede del club en Italia y que congregará a más de 700 pequeños de todo el mundo.

“No sé si le heredé algo de talento, porque yo fui volante mixto, pero desde pequeñito ha mostrado una habilidad única para eludir rivales”, confiesa Johan, el padre, quien hace 11 años probó sin mucha suerte en el fútbol, vistiendo las camisetas del Tolima, Cooperamos, Lanceros Boyacá, Girardot y River Plate de Buga.

Nunca pensó siquiera en tener pasaporte, como el que ahora estrenará Déiber, a quien nota “muy ansioso por el viaje, porque primero, nunca ha montado en avión y también por conocer a Ronaldinho y tomarse una foto con el que siempre ha sido su ídolo”.

No se quedará de una vez en Italia, pero les ha prometido a sus cuatro hermanas, en especial a Yuleisi, la mayor de 15 años y a quien sólo le permitirá novio después de los 18, y a Valerie de tres, que será profesional para que el papá no tenga que estar más en una bomba de gasolina ni su mamá siga lavando ropa.

Así se lo ha confesado muchas veces a Isabel Reinel, profesora de cuarto grado en la Normal Superior, quien ve en Déiber “a un niño activo, piloso, colaborador y con un perfil que le permite sobresalir sobre los demás”.

Al aula asiste de ocho de la mañana a una de la tarde, y cuando su madre puede vender artículos por catálogo, le da para el pasaje en moto-taxi, pero como no siempre la clientela aparece, son más los días en que debe levantarse temprano para caminar media hora.

Eso sí, cuando “no hace las tareas, lo corrijo y le castigo, pero nunca le pego”, advierte Tania, quien reconoce que su hijo, “al ser el único hombre es consentido y a veces cuando no se le da algo, llora como una nena y que día me amenazó por no darle mil pesos para las onces, que lo iba a extrañar cuando estuviera por allá en Italia”.

Mamitis más bien le dará a él en pleno Viejo Continente, a donde muchos sueñan llegar, pero pocos logran atravesar el Atlántico. Déiber lo hará porque su talento deslumbra y la ilusión de conocer al ídolo le impulsa, pero sobre todo es esa hambre de gloria la que también le permitirá encarar mejor la vida.

Por Fabián Mauricio Rozo Castiblanco

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