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Maturana: una despedida… ¿y un regreso?

Asegura que una cosa es ser mánager y otra director técnico en desarrollo.

Fabián M. Rozo Castiblanco
23 de enero de 2010 - 01:53 a. m.
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La invitación fue más que un simple protocolo porque no necesitaba alguna para estar al lado del amigo. De hecho intentó hacerlo en los buenos, regulares y malos momentos. Entonces cómo ausentarse en uno que sin duda marcará un antes y un después.

René Higuita, a apenas horas de despedirse del arco, ha encontrado en Francisco Maturana el apoyo suficiente para asumir semejante momento, en el que Pacho a su vez vuelve a convertirse en alternativa de solución del fútbol nacional, cuando la Federación empieza a trazar la ruta que devuelva a la selección al protagonismo perdido hace más de una década.

El Loco justamente fue parte de esa generación que izó el tricolor en el mundo, y con su despedida de la actividad deja, según el odontólogo, “muchas cosas y a los que estuvimos cerca de él, la satisfacción de haber compartido con un ser humano maravilloso. Detrás de ese número uno ha estado siempre esa persona bien cuerda, desprendido de prejuicio alguno, que conjuga muy bien los conceptos de amistad, respeto y generosidad”.

Pero el legado de Higuita para Maturana va más allá porque “en la historia antigua del fútbol que vivimos los mayores, al devolverle el balón al arquero, éste con tanto odio acumulado hacia él, lo tiraba a la tribuna y lo aplaudían, y entre más lejos lo lanzara la ovación era mayor. Luego apareció un Amadeo Carrizo que ya lo paraba y después un (Hugo) Gatti que se decidió a salir del arco, pero con René se dio todo junto porque creaba y pensaba en el arco rival; mejor dicho, antes se hablaba de 10 futbolistas y un portero, y con él ya fueron 11 jugadores de campo, al punto que hoy el meta que mande la pelota afuera es silbado”.

Anécdotas con un personaje mundial abundan, pero Maturana quiso retratar la personalidad del mito del arco al recordar “los momentos posteriores a la derrota con Camerún, en los que andaba recogiendo mi visión del juego para la rueda de prensa y no podía concebir lo que había pasado, volteé a mirar y René estaba cabizbajo, entonces le dije: ‘Ayúdame a explicar esta cagada’, de inmediato se paró y ambos le pusimos la cara al mundo, lo cual demuestra la responsabilidad que siempre tuvo y de paso patentó el concepto de equipo que siempre manejamos porque ganábamos, empatábamos y perdíamos todos”.

Y ahora que el país futbolístico espera volver a ser uno solo para sacar a la tricolor del pozo en el cual cayó después de Francia 98, Maturana confiesa estar confundido ante la posibilidad de vincularse al nuevo proyecto federativo porque nota “que no hay una sensibilidad precisa por parte de la prensa y el país en general sobre el verdadero plan de acción a ejecutarse, ya que ser director técnico en desarrollo implica toda una estructura, mientras la figura de mánager es más para tratar de hacerle la vida feliz al entrenador”.

Como integrante del Grupo de Estudios Técnicos de la Fifa que es, el chocoano acepta que “todo proyecto debe ampararse en un mismo pensamiento que permita crecimiento”, por lo que la opción de aportar le “atrae bastante porque es un tema que se maneja en los intríngulis del fútbol mundial, encaminado a fomentarlo”.

También tiene claro que esa nueva labor en lugar de alejarlo del banquillo “lo acerca más porque es responder a una filosofía a todo nivel” y a la espera de que coincidan los tiempos, y sobre todo las ideas, el presente es en cierta forma irónico porque mientras René se va del arco, Pacho podría volver a la selección.

Por Fabián M. Rozo Castiblanco

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