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Tres segundos tarda la flecha desde que sale del arco de Alejandra Usquiano hasta que llega al blanco. Ese tiempo, considerado por la deportista nacida en Medellín como el instante más largo de la vida, es el momento de dejar la cabeza en blanco, de quedarse como suspendida y esperar a que el azar haga lo suyo. Su labor, mientras la flecha se aleja y pone distancia, ya está cumplida. Las horas de entrenamiento exhaustivo quedaron atrás, al igual que las técnicas para controlar los nervios. La situación ya no está en sus manos.
Por fortuna para ella, el destino siempre ha sido su coequipero y le ha ayudado, incluso, a restablecer el camino cuando sus ojos han mirado hacia otros rumbos. Por el azar, a grandes rasgos, es que hoy Alejandra Usquiano es una consolidada y galardonada deportista colombiana dedicada al tiro con arco. Su intención hace más de seis años era hacer parte del equipo de baloncesto de Antioquia pero cuando llegó a inscribirse no encontró cupos disponibles, así que siguió el consejo de una voz sabia que la motivó a no perder el viaje y matricularse en otra disciplina.
Dentro de las opciones podía escoger el nado sincronizado, que desechó aunque durante su infancia se la pasó sumergida en una piscina; el taekwondo, de contacto excesivo para su gusto; el tenis de campo, demasiado familiar y competido; y el tiro con arco, totalmente ajeno para ella. El misterio inclinó la balanza hacia una disciplina que Alejandra Usquiano jamás imaginó tan exigente.
Antes de inscribir su nombre en la materia desconocida, averiguó sobre las competencias y vio imágenes de su práctica para dejarse conquistar por la actividad. Al poco tiempo, el básquet quedó relegado a su anecdotario y desde entonces sólo lo juega esporádicamente cuando quiere divertirse con su mamá, fiel seguidora del baloncesto.
“Lo que más me gusta de este deporte es lo que siento al momento de tomar el arco en mis manos. Ahí pienso que es como si tuviera un arma en la mano pero con ella puedo hacer el bien personal y puedo representar de la mejor manera a mi país. Todo lo que experimento con mis implementos deportivos en competencia no se compara, ni siquiera, con la sensación de tener una pelota de baloncesto en mis manos”, asegura Alejandra Usquiano quien en este momento adelanta estudios en el programa de Fisioterapia en la Fundación Universitaria María Cano, en su ciudad natal.
Después de más de un lustro de estar dedicada a este deporte, sabe que son pocos los secretos que pueden existir en él. No hay nada oculto, solo el respaldo de los objetos adecuados para su ejercicio, un ojo calculador, dos brazos amigos y un corazón decidido a jugarse la existencia en tres segundos. En el tiro con arco el éxito depende de todo el trabajo que se hace con antelación. Hay que ir poco a poco y con mucha disciplina dejando atrás escalones. La exigencia es tener paciencia para saber en qué momento enviar la fecha en la dirección establecida.
“Mi preparación va de martes a domingo. Me toca hacer mucho cardio para afrontar las competencias, controlar los nervios y las frecuencias cardiacas. Ese trabajo es netamente matutino, ya en la tarde empiezo a disparar, a veces a manera de juego para distraerme, aunque otros disparos los hago muy en serio. La parte mental la fortalezco tratando de dejar la mente en blanco y así me sintonizo con el objetivo que debe llevar la flecha”, cuenta Usquiano quien se dedica al Arco Compuesto, disciplina que va a mundiales, mientras que el Arco Recurvo sí tiene participación en los Juegos Olímpicos.
Intervenciones más que aplaudidas en las copas mundiales de arquería, en Turquía; medallas obtenidas en París, Francia; y el respeto absoluto de su condición de local en las gestas desarrolladas en Medellín en julio pasado cuando superó a la número uno de este deporte, la norteamericana Erika Jones, hicieron que esta mujer fuera una de las galardonadas durante la ceremonia de entrega del Deportista del Año de El Espectador y Movistar, en 2013.
“Me gustaría decir que tengo cinco o seis arcos en mi poder. Desafortunadamente solo tengo uno. Fue hecho en 2013, así que está totalmente nuevo y con él he realizado mis mejores competencias. Casi todos los arqueros de otros países con los que me enfrenté tenían por los menos dos arcos, uno principal y otro suplente, pero ese no es mi caso. Sin embargo, siento que ahora hay mucho más apoyo para los deportistas dedicados al tiro con arco, y de ahí el buen desempeño de mis colegas Sara López, de Risaralda, y Aura María Bravo, del Valle del Cauca”, relata Alejandra Usquiano.
Los reconocimientos le sirven ahora para motivarse y para afrontar con ánimo las copas mundiales que se aproximan. Quiere mantenerse en los primeros lugares de su disciplina y por eso está dispuesta a entregarlo todo para que la flecha llegue a su destino. Lo seguro es que Alejandra Usquiano contará con el azar, ese aliado que la empujó a arriesgar la vida en cada tiro y apostar su prestigio en esos eternos tres segundos.