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“Soy como el vino: entre más añeja, mejor”, asegura Caterine Ibargüen. Tiene 32 años, pero acaba de terminar la temporada más exitosa de su carrera, con el cuarto título consecutivo de la Liga de Diamante y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016 en el salto triple. Claro que su rendimiento no la sorprende, sabe que es producto de las horas de entrenamiento: cada día, sin importar el lugar del mundo en el que esté, madruga a correr, hacer trabajos de gimnasio o simplemente a estirar. Y es consciente de que su éxito puede perdurar por más tiempo si sigue con este compromiso. Por eso, luego de ganarlo todo, quiere más y la edad no será una limitante. “Considero que todavía hay Caterine para rato, amo lo que hago, disfruto del atletismo, algo importante. Mi mente está clara en lo que quiero, me prepararé para el Mundial del próximo año en Londres, no hay limitación porque estoy en el mejor momento de mi vida, cada día trabajaré con más disciplina y amor”, confiesa la atleta, que fue presentada este martes como nueva embajadora del banco BBVA y quien no ve como algo imposible el prolongar su carrera hasta los 36 años, para despedirse con una nueva presea olímpica en Tokio 2020.
Otro de sus propósitos para lo que resta de su carrera es el récord mundial de salto triple femenino, que posee la ucraniana Inessa Kravets, quien en el Mundial de Atletismo de Gotemburgo en 1995 hizo un salto de 15,50 metros. “El récord es una de mis grandes ilusiones, es mi sueño. Está tan lejos como tan cerca, pienso que ha faltado el día ideal, he trabajado y pienso que el tiempo de Dios es perfecto. Si se da, bien, y si no, no será mi frustración, pero está como uno de mis sueños”, destaca la antioqueña, que tiene como mejor registro 15,31 metros, es decir, 19 centímetros menos que la marca mundial.
Para Caterine, la soberbia no existe. Esa dosis que tienen muchos de los grandes campeones, para ella es un lenguaje desconocido. La humildad es primordial y por eso, a pesar de haber ganado todo en esta temporada, el premio al mejor deportista del año en Colombia según ella debería ser en conjunto. “Ese reconocimiento es más al esfuerzo, trabajo y disciplina, porque hacer deporte de alto rendimiento es difícil y estoy de acuerdo en que se haga múltiple, porque Colombia pasa por el mejor momento del deporte y es lindo que a todos nos toque un poquito de eso. Este año ha sido maravilloso y sería muy bueno tener una ceremonia de Deportista del Año para varios”.
Claro que si se le pregunta más específicamente por un candidato a la dos veces ganadora del premio Deportista del Año que entrega desde hace 56 años El Espectador —incluyéndola a ella como opcionada—, su respuesta es certera. “Me deberían elegir a mí otra vez”, dice antes de reírse y aclarar: “No, mentiras, hay un sinnúmero de nombres que podría mencionar, porque estamos pasando por un gran momento: Mariana Pajón, Nairo Quintana, Yuri Alvear… cualquiera de los que han ganado que fuera nombrado como Deportista del Año, no sería una equivocación”.
La antioqueña, como referente del deporte, se arriesgó a opinar que su papel en la construcción de paz en Colombia lo está haciendo desde hace mucho tiempo, “porque en cada pista intento mostrar lo bonito de mi país, con esperanza y alegría. Cada deportista que compite hace un trabajo lindo por Colombia y ese es el valor nuestro, que el mundo entero se entere de que somos un país de grandes oportunidades”, destacó, sin mencionar claramente su posición frente a los acuerdos de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las Farc. “Soy colombiana y sueño con la paz. Lo único que digo es que el trabajo que me toca lo estoy haciendo con mucho esfuerzo”.