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“Los colombianos somos ganadores, gente berraca, echada para adelante y que siempre quiere más”, así define Mauricio Valencia, el medallista de oro en el lanzamiento de jabalina en los Juegos Paralímpicos de Río 2016, a los deportistas colombianos. Él, hoy en día hace parte de esa élite de atletas que han logrado bañarse de dorado en unas justas olímpicas o paralímpicas. Los oros conseguidos por Óscar Figueroa, Caterine Ibargüen y Mariana Pajón fueron una motivación y un impulso para los 39 atletas paralímpicos que llegaron a Río con la idea de emular a los convencionales. Y cumplieron, tuvieron una participación histórica, superaron todas las expectativas y llegarán al país como verdaderos héroes. (Vea también: Colombia sigue haciendo historia en los Paralímpicos: sumó tres medellas más).
Entre muchos logros, se destacaron la atleta Martha Hernández, quien se convirtió en la primera mujer en obtener medalla en unas justas paralímpicas para Colombia. Moisés Fuentes, por su parte, completó tres Paralímpicos seguidos ganando presea. Esta vez fue de bronce y la suma a una de plata obtenida en Londres y otra de bronce ganada en Pekín 2008. Nelson Crispín, el abanderado, obtuvo más de una medalla y cumplió su papel de favorito, y finalmente Carlos Daniel Serrano fue la gran figura, al sumar oro, plata y bronce en unos mismos Juegos, siendo el primer atleta colombiano en hacerlo.
Mauricio Valencia, tras triunfar, dialogó con El Espectador e hizo un balance de sus Paralímpicos y contó detalles de su vida deportiva, que comenzó hace apenas seis años y ya llegó al máximo nivel.
¿El quinto lugar en Londres fue un punto de partida para este oro?
El día que obtuve el quinto lugar en el lanzamiento de jabalina en los Paralímpicos de Londres entendí que tenía que entrenar más duro, prepararme mejor y ser mucho más profesional. Obvio que sentí felicidad, porque llevaba un proceso de apenas dos años y ya estaba compitiendo gente con dos y tres ciclos paralímpicos encima. Así que sabía que estaba dando buena pelea con muy poca experiencia, a eso me aferré, a entrenarme mejor, y hoy tengo el oro en mis manos.
¿Cómo vivió la competencia?
Me sentía tranquilo, me había preparado bien y si repetía los lanzamientos de los entrenamientos y las más recientes competencias, me alcanzaría para pelear por las medallas. Sabía que tenía un duro rival como el chino Wang Yanzhang, con quien llevaba cuatro años luchando y siempre él se llevaba el primer lugar. Luego todo fue alegría, por fin me subí más alto que él en el podio.
En sólo seis años de carrera deportiva llegó a su techo, ¿qué significa eso?
Es indescriptible, todos los días entrenas y sacrificas, pero no sabes qué está pasando. Tardas mucho en darte cuenta de que eres campeón olímpico y lo que implica. Todo el tiempo te estás diciendo “voy a llegar”, pero cuando lo haces, no lo crees. Y cuando llegas no sabes cómo reaccionar. Luego te das cuenta de que tu sueño se ha hecho realidad y no queda sino sonreír. Muchos atletas se expresan llorando, pero a mí en los momentos de alegría solo me dan ganas de reír. Luego uno respira profundo, entiende el momento y la magnitud de lo conseguido.
¿En quién pensó?
En mi familia. Cuando culminas un torneo así, quieres estar con ellos y devolverles el tiempo que sacrificaste en el entrenamiento y las concentraciones. Creo que cuando uno se encuentra con los suyos es cuando realmente celebra el logro obtenido.
¿Quiénes conforman su familia?
Máximo se llama mi hijo, de 10 meses. Literalmente es lo máximo para mí, es mi detonante, por él quiero ganarlo todo para que cuando crezca se sienta orgulloso de su padre. La mamá de mi hijo es Jenny Paola Caicedo y mi mamá es Myriam Barreiro, particularmente la primera que creyó en mí y que me dijo que estaba para grandes cosas.
¿En algún momento usted dudó que estaba para grandes cosas?
Puede sonar arrogante, pero independientemente de mi discapacidad, nunca me sentí diferente ni menos que los demás. Estudié en el colegio, fui a la universidad y siempre tuve las ganas de llegar lejos en la vida. Al principio, cuando estaba en el colegio, muchos niños se reían por la forma como caminaba, pero ahora esos que se reían me admiran por los logros deportivos que he tenido.
¿Cómo comenzó su carrera deportiva?
Estudié sistemas en la universidad. Cuando me gradué, comencé a buscar trabajo, pero fue difícil porque en Colombia las empresas no contratan a personas con discapacidad. Se dice que hay beneficios por contratarnos, pero nada de eso. Así que como siempre me había gustado estar bien físicamente y fuerte, en Villavicencio se me acercó un entrenador y me invitó a entrenar levantamiento de pesas.
¿Y por qué pasó del levantamiento de pesas al lanzamiento de jabalina?
Recuerdo que a los cinco meses de estar entrenando, ya alzaba 105 kilos. A la primera competencia que fui terminé de quinto, habiendo entrenado muy poco. Como al mes siguiente fui a un torneo en Bogotá y se me acercó un cubano y me dijo que tenía biotipo para ser lanzador. Le paré bolas y me cambié de disciplina.
¿Y el cambio fue fácil?
Sí, rápidamente llegaron los resultados. En ese mismo mes que me convenció el entrenador cubano, me dio por ir a un evento de bochas y ahí conocí a Marcela Ramón, quien me dijo que me clasificara para hacer parte del sistema paralímpico en Colombia, que por mi parálisis cerebral podría participar. Recuerdo que yo le decía que yo no era bobo, que no podría competir. Pero me explicaron bien lo de las categoría y ahí inicié en forma. En el Meta no me apoyaron mucho, así que en 2010 me fui al Valle, en donde me han dado todo. A los seis meses estaba ganando tres oros en lanzamiento de jabalina, bala y disco. Ahí confirmaron que era un buen lanzador. En el segundo torneo gané tres oros, en el tercero hice récord nacional. Al año siguiente salí del país, hice dos platas y récord americano. En Panamericanos gané, en Paralímpicos estuve cerca y ya volví a ganar en Río 2016 bronce en disco y oro en jabalina. Me motiva que cada vez los resultados son mejores.
¿Entre jabalina, bala y disco qué prefiere?
El que más me gusta es el disco, pero lamentablemente en estos Paralímpicos no hubo esa prueba. Afortunadamente en bala gané medalla y en jabalina, que es en lo que mejor me ha ido, me colgué el oro.
¿El resultado de los convencionales en Río fue una motivación para ustedes?
Todos los atletas que llevamos la bandera de Colombia queremos competir y figurar de la mejor manera. Que los convencionales hicieran esa actuación tan buena, de ocho medallas, fue un detonante para nosotros, sentíamos que debíamos mantener el listón alto. Es siempre un motivo de orgullo saber que producimos atletas tan buenos y tan dedicados. Tuve la fortuna de compartir con Óscar Figueroa antes de venir a los Paralímpicos y él me dijo que yo seguiría su camino y ganaría oro, le cumplí a él y al país.
¿Quiénes son sus referentes?
Admiro mucho a Óscar Figueroa y a todos los vallecaucanos que son oro puro. También me emociona la manera de competir de Caterine Ibargüen, quien es tremenda y siempre llega como ganadora a todo. Eso mismo me pasa con Mariana Pajón. Ellas dos tienen un ADN de campeonas, sólo se esperan buenas cosas de ellas. También me llama la atención Usain Bolt, un espectáculo dentro y fuera de la pista.
Va a cambiar mucho su vida con esta actuación en Río?
En nada, espero seguir siendo el mismo tipo humilde. No voy a cambiar de casa, ni de forma de vida en Cali. Estos resultados solo sirven para motivarme y entrenar cada vez mejor, porque a los que vencí ya saben cómo soy y van a querer superarme. No me puedo conformar.