El mayor desempleo en siete años: muchas preguntas y pocas respuestas

No es culpa de los venezolanos, pero probablemente sí de la tecnología. En las ciudades, las mujeres son las más afectadas por el aumento en el desempleo. Y, en medio de todo, la economía sigue creciendo. ¿Qué está pasando?

María Alejandra Medina C. / @Alejandra_mdn
31 de agosto de 2019 - 09:28 p. m.
El desempleo femenino pasó de 11,9 a 12,5 % entre julio de 2018 y de 2019, mientras que la tasa masculina pasó de 8,6 % a 8,4 %, es decir, bajó. / Bloomberg.
El desempleo femenino pasó de 11,9 a 12,5 % entre julio de 2018 y de 2019, mientras que la tasa masculina pasó de 8,6 % a 8,4 %, es decir, bajó. / Bloomberg.

Este viernes, el Dane reveló que el desempleo en Colombia en julio de 2019 aumentó un punto porcentual en comparación con el mismo mes del año anterior: pasó de 9,7 a 10,7 %. Se trata de la cifra más alta para el mes de julio desde 2012.

Ahora, mientras en julio de 2018, según el Dane, había 22’331.000 personas ocupadas, en esta ocasión fueron 22’140.000, lo que significa 191.0000 empleos menos. Las reacciones a este comportamiento no se hicieron esperar.

Para el exministro de Hacienda Juan Camilo Restrepo, la destrucción de puestos de trabajo es “el problema más grave del país”, mientras que, para Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), “es urgente un programa de gobierno para enfrentar la destrucción de empleo y la subida del desempleo”.

Lo que es inusual, según Jaime Tenjo, director del Departamento de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, es que la economía venga creciendo –al 3 %, según el último dato–, pero que los puestos de trabajo se estén destruyendo.

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Asimismo, señala la caída en la tasa de participación (de 63,6 % a 63 %), es decir, la cantidad de personas que tienen o están buscando trabajo. Eso, dice, es muestra de que la hipótesis de que los migrantes desde Venezuela son el motivo de las cifras negativas no es la adecuada. “Lo que puede estar pasando es que las personas, sabiendo que no hay trabajo, dejan de buscarlo”, anota.

Por otro lado, señaló el aumento del desempleo, por lo menos urbano, en el género femenino: pasó de 11,9 a 12,5 % entre julio de 2018 y de 2019, mientras que la tasa masculina pasó de 8,6 % a 8,4 %, es decir, bajó. Algo que, sin duda, requiere de una investigación profunda.

Tanto Tenjo como Diego Guevara, profesor de Economía de la Universidad Nacional, coinciden precisamente en eso: en este punto nadie entiende lo que está sucediendo –el propio ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, lo reconoció hace unas semanas–. Por tanto, las posibles explicaciones son precisamente eso: hipótesis sobre las que toca avanzar.

Una de ellas es que estas tasas sean consecuencia de un efecto tardío de la desaceleración económica que se vio hace unos meses. “Los mercados laborales reaccionan con rezago respecto a la economía porque hay contratos que toma tiempo liquidar y los procesos de contratación no son inmediatos”, dice Tenjo, quien añade que otra de las posibilidades es que el “generoso” aumento del salario mínimo en diciembre pasado esté teniendo consecuencias negativas (un aumento en los costos para los empleadores).

Pero también puede haber razones estructurales. Tenjo señala la posibilidad de que la transformación tecnológica esté teniendo un efecto: que los humanos estén siendo remplazados por máquinas puede ser una explicación de que la economía (la producción) siga creciendo, pero con menos puestos de trabajo.

Guevara prefiere hablar de posibles problemas estructurales de la economía colombiana, de lo cual el desempleo es solo una de las consecuencias. La alta dependencia externa –de inversión extranjera, la alta dependencia de exportaciones como las de petróleo, una canasta familiar cada vez con más elementos importados, entre otros– es uno de esos problemas por resolver, dice.   

Son, según él, problemas estructurales que se agravan en el escenario global actual de incertidumbre causada por factores como la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Aunque la economía esté creciendo, y así a los empresarios les hayan bajado cargas tributarias con la Ley de Financiamiento, la incertidumbre entre los empleadores puede estar teniendo efectos adversos en el mercado laboral.

La mano de obra “no es como cualquier otra mercancía”, dice Guevara, en referencia a que así haya menos costos para los empresarios eso no se traduce en que vayan a contratar más. “Hay que investigar más, es un asunto complejo”, concluye.

Por María Alejandra Medina C. / @Alejandra_mdn

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