A. Latina menos desigual: ¿tuvo la izquierda algo que ver?

En el siglo XXI, la mayoría de países en la región ha reducido las brechas. Políticas sociales y mercado laboral han jugado a favor, pero no ha habido cambios económicos estructurales.

Maria Alejandra Medina
27 de febrero de 2017 - 04:13 a. m.
A. Latina menos desigual: ¿tuvo la izquierda algo que ver?
Foto: GUSTAVO TORRIJOS/EL ESPECTADOR - GUSTAVO TORRIJOS

Al buscar “izquierda latinoamericana” en internet, lo más probable es que encuentre en los titulares palabras como crisis, fracaso o muerte. Los cambios recientes en el mapa político de la región, como los que han ocurrido en Cuba o Argentina, y los aprietos por los que están pasando naciones como la venezolana y la brasileña, han puesto a los analistas a hablar de una debacle, algo que, en palabras del periodista y escritor argentino Martín Caparrós, ya se volvió un cliché.

Pero, a pesar de que instituciones como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Foro Económico Mundial hablan de esta en términos de “la región más desigual del mundo”, un reciente estudio publicado por la Universidad Nacional se dio a la tarea de preguntarse, entre otras cosas, si la llamada “nueva izquierda” ha tenido algún papel en la reducción de las brechas de ingreso y riqueza en estos países.

En este panorama, Colombia, que no ha tenido un gobierno de izquierda, “se caracteriza por un nivel de desigualdad elevado (…) Este país ha logrado una reducción en la primera década de este siglo, pero inferior a la mediana de la región. Sin embargo, en los años de crisis mundial (después del 2008), ha incrementado la reducción del Gini (un índice que da cuenta de la desigualdad), logrando un decremento de más de dos puntos”. En 2015, el Gobierno celebró que finalmente los colombianos en la clase media fueron más que los colombianos considerados pobres.

De acuerdo con la información del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el porcentaje de personas en situación de pobreza disminuyó 0,7 puntos porcentuales, al pasar de 28,5 % en 2014 a 27,8 % en 2015. De otro lado, el porcentaje de personas en situación de pobreza extrema fue 7,9 % en 2015, frente a 8,1 % en 2014. Pero en cuanto a desigualdad, el índice de Gini se ubicó en 0,522 en 2015, mientras que en 2014 la cifra fue 0,538 (cuanto más cerca de 1 está el índice, mayor desigualdad).

Con base en datos de la Cepal, los investigadores Francesco Bogliacino y Daniel Rojas Lozano exponen que en la década 2000-2010 los únicos países en los que la desigualdad creció fueron Costa Rica, República Dominicana y Guatemala. En el período 2010-2015, que vino después de la crisis económica mundial que se desató en 2008 y la desaceleración del llamado boom de las commodities, la “tendencia igualitaria” se suavizó, con excepciones como Uruguay y Ecuador, que siguieron reduciendo las brechas, dice el estudio titulado La evolución de la desigualdad en Latinoamérica en el siglo XXI: patrones, determinantes y causas.

Uno de los datos que saltan a la vista en el documento es que el nivel promedio de años de escolaridad en la población económicamente activa crece en la región, lo que “puede ser un factor que ha jugado un rol en la reducción de la desigualdad”. Por otro lado, “el mercado del trabajo ha mejorado la distribución de ingreso”, y en cuanto a uno de los elementos asociados a ese mejoramiento, el salario mínimo, los investigadores indican que en el único caso en el que ha habido una reducción es Venezuela, por la dinámica inflacionaria que ha vivido. “La informalidad se ha reducido en todos los países menos en República Dominicana, El Salvador y Honduras”, resume el estudio.

Además expone que el gasto social se ha incrementado: “Es evidente que el esfuerzo en política social ha sido imponente en todos los países, incluyendo por ejemplo Colombia, México o Perú, que no habían elegido gobiernos de izquierda (en el período estudiado)”. Según los datos que tiene en Colombia el Departamento para la Prosperidad Social (DPS), en el quintil más bajo, las ayudas institucionales —como Más Familias en Acción— entre 2010 y 2014 contribuyeron con cerca de 10 puntos porcentuales al aumento de más de 40 % en los ingresos de los hogares.

En su trabajo, los investigadores de la Nacional retoman la existencia de diferentes tipos de izquierda: una con partidos institucionalizados y organizados, como ocurre en Chile o Uruguay, y otra con sistemas desarticulados, en donde ubican la petroizquierda (países productores de petróleo y gas), como Venezuela y Bolivia. Además tienen en cuenta las particularidades de la nueva izquierda latinoamericana, en la que “se ha aceptado al mercado como el mejor mecanismo para establecer precios y se ha reconocido la ineficiencia en ciertas intervenciones estatales”. En ese sentido, la izquierda en la región no es una sola ni mucho menos uniforme.

Los hallazgos de los investigadores dan cuenta de que, a pesar de la existencia de los gobiernos de izquierda, los patrones de desigualdad y las reacciones a la crisis económica mundial, no se pueden “encasillar fácilmente en términos de orientación política”, pues el comportamiento de la desigualdad en determinado momento puede ser similar al comparar países como Perú y México con Venezuela.

Lo que sin duda estas naciones tienen en común son “niveles de desigualdad de ingreso que son estadísticamente más elevados que los países ‘desarrollados’”, según el trabajo de Rojas y Bogliacino. Pero, a pesar de la heterogeneidad de los resultados, en general, la reducción de la desigualdad se podría pensar como consecuencia de una “nueva dirección en la política social y los cambios ocurridos en el mercado del trabajo”, como el aumento en el salario mínimo y la reducción de la informalidad en la región.

Por Maria Alejandra Medina

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