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Lo primero que hacen los colombianos ante un siniestro —como un accidente de tránsito— es reducir al máximo sus gastos. En segundo lugar, optan por pedir préstamos a familiares o amigos y en tercer lugar prefieren gastar los ahorros que tenían destinados para otros propósitos. Usar un seguro nunca es su primera opción, en la mayoría de los casos porque no poseen uno. Así lo indicó el primer estudio de demanda de seguros presentado por la Superfinanciera, la Banca de las Oportunidades y Fasecolda.
Según el reporte, que se realizó mediante 6.520 encuestas a escala nacional, apenas tres de cada diez hogares colombianos tienen alguna póliza voluntaria (como seguros de vida, de desempleo o de automóvil) y suelen ser las familias de mayores ingresos. Si bien la cifra es baja, para algunos expertos no es sorprendente: “La falta de cultura de seguros es histórica en Colombia y en países de Latinoamérica, porque no es un tema visto como necesario para el común de la gente”, indica Manuel Rueda, director de la especialización en Derecho de Seguros de la Universidad del Rosario. Freddy Castro, docente del CESA y experto en seguros agrega: “Por esa misma razón los seguros que más se venden en el país son los obligatorios y deben serlo”.
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El reporte indicó que, si se incluye a las pólizas de carácter obligatorio, el 90,3 % de los hogares tiene algún tipo de esquema de protección o aseguramiento frente a riesgos. Aunque es un indicador de que el grueso de la población ya dio el primer paso en la materia (por ejemplo al tener seguridad social o pagar el SOAT), según los expertos se debe a que el sector laboral es cada vez más formal y no necesariamente a un aumento considerable en la penetración de los seguros.
Según cifras de Fasecolda, a corte de junio de 2018, la industria aseguradora representaba 3,06 % del PIB, pero venía creciendo a 2 %, por debajo de la economía colombiana como un todo.
¿Por qué los colombianos no se aseguran?
De acuerdo con el reporte, las principales razones por las que los hogares nunca han adquirido un seguro son los costos y la falta de confianza en las aseguradoras.
En cuanto a costos, el estudio indicó que los niveles de vulnerabilidad de estas familias son excesivamente altos y muy pocas tienen capacidades de inclusión financiera. El 81,5 % de los encuestados no tiene ahorros o los tiene de forma incipiente, mientras que el 72,9 % cuenta con uno o más créditos informales.
“Cuando un colombiano gana plata, lo primero que piensa no es en comprar un seguro, pues no es un bien de primera necesidad”, indica Castro. “Su uso aumenta en los países en los que el ingreso per cápita es mayor”.
En cuanto a la desconfianza en las aseguradoras, esta suele provenir de una tendencia a creer que estas empresas buscarán la manera de no pagar. Si bien esta creencia puede estar fundamentada en el actuar irregular de algunas aseguradoras, también tiene que ver con el desconocimiento del lenguaje contenido en los contratos de seguros, como lo indica el estudio.
Esta es una de las razones por las que los colombianos prefieren informarse con personas no calificadas, pero confiables (como familiares y amigos) antes que hacerlo de la mano de expertos. “Esto genera desconfianza en la ciudadanía y es el punto de partida de los problemas de reputación de la industria”, según el documento.
La Superintendencia Financiera, que se encarga de velar porque las aseguradoras suministren información clara y evitar que incurran en prácticas abusivas, indicó que entre el 1° de enero y el 24 diciembre de 2018 se presentaron un total de 9.133 quejas contra las aseguradoras y de estas 3.797 (el 42 %) fueron a favor del consumidor. Además aseguró que el tiempo promedio de respuesta fue de 96 días, cuando el promedio general de respuesta es de 180 días.
También informó que de acuerdo con una nueva normativa, las compañías de seguros deberán proveer información relativa a los motivos de insatisfacción de sus consumidores, con el fin de que la Superfinanciera pueda alimentar el formato de “Experiencia del consumidor con el sector asegurador”, un nuevo mecanismo para recopilar información sobre la experiencia de los usuarios.
A pesar de que hay más garantías para los consumidores y esfuerzos gubernamentales y de las aseguradoras por aumentar la penetración de los seguros en el país, el hecho de que solo el 30 % de los encuestados haya afirmado tener un seguro voluntario muestra la fragilidad del sector, el mismo que asegura ahora será golpeado por una sobretasa del 4 % en el impuesto de renta a las entidades del sistema financiero, estipulada en la ley de financiamiento.
La sobretasa
Esta iniciativa, del senador conservador David Barguil, estipula que durante los dos años siguientes la sobretasa será del 3 %. Según Barguil, la medida va dirigida a la utilidad del sector, por lo tanto no sería trasladada directamente a los consumidores.
Fasecolda, el gremio de aseguradores de Colombia, se manifestó en contra de la medida argumentando que las utilidades de la industria aseguradora no son extraordinarias en comparación con otras actividades productivas y que este gravamen afectará directamente la rentabilidad.
“El gravamen resulta muy oneroso para esta industria, que en el último año presenta índices de desaceleración, al registrar un crecimiento de primas emitidas del 0,7 % anual, mientras que el crecimiento del PIB fue del 2,5 %”, afirmó el gremio en un comunicado.
Las proyecciones de Fasecolda indican que las utilidades del sector registrarán en el 2018 una variación negativa del 2,4 % con respecto al año anterior. Además, con el panorama anterior, argumentan que una sobretasa del 4 % de renta podría deteriorar el clima de inversión y “da mensajes de inestabilidad de las reglas de juego a los inversionistas y a las calificadoras”.