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La obra, la segunda de una trilogía en la que la primera es Ursúa y la tercera será La Serpiente sin Ojos, cuenta a lo largo de 368 páginas la sorprendente historia del descubrimiento del río Amazonas, ese que por lo grande, parece un mar.
Ospina explicó que el título del libro siempre le gustó y que emergió ante sus ojos leyendo las crónicas de la conquista del Perú, en el siglo XVI. "Hasta ahora la literatura no había aprovechado la resonancia sensorial y la magia de ese nombre".
Además, explicó que en el libro se refleja la historia de los conquistadores españoles en América, a la que llegaron empujados por la codicia, la avaricia y también impulsados por las leyendas que les aseguraban que aquí, en América, podían encontrar sirenas, centauros, gigantes, enanos y amazonas.
Recordó que la canela y, en general las especias olorosas, eran apreciadas y tenían gran valor en Europa y que, incluso la historia cuenta que cuando murió la emperatriz Popea, el emperador Nerón hizo quemar en las calles de Roma toda la cosecha de canela producida en Arabia.
Ospina, quien estudió derecho y ciencias políticas y más tarde se dedicó al periodismo, precisó que a raíz del alto valor comercial que tenían las especias, como la canela, no es extraño que los españoles también la buscaran, pues al fin y al cabo llegaron a América pensando que estaban en las Indias, en donde abunda la planta.
Al explicar las razones que lo llevaron a escribir El País de la Canela y Ursúa dijo que estuvo leyendo y estudiando a lo largo de 18 años la historia y "cuando me sentí con fuerza necesaria y la irresponsabilidad suficiente" se lanzó a "atrapar la historia de aquellos hombres".
Explicó que según sus indagaciones, para lograr la empresa que finalmente terminó con el descubrimiento del río Amazonas se preparó una expedición que incluía 240 españoles, 4.000 indios, 2.000 llamas, perros de presa y cerdos, estos últimos para servir de alimento a todos.
Críticos locales dan a Ospina el faro de un grupo de escritores colombianos que se abren camino en el difícil y competido mundo de las letras. Señalan que además de ser una pluma ágil, de prosa elegante, es también un consumado poeta y traductor.
Entre los títulos más destacados están Aurelio Arturo, Es Tarde para el Hombre, Esos Extraños Prófugos de Occidente y ¿Dónde Está la Franja Amarilla? , entre otros.