El experto en contabilidad forense de la Fiscalía General de la Nación, Luis Fernando García Caicedo, fue galardonado esta semana con el premio al Afrocolombiano del año en la categoría de justicia y derecho, un galardón que entrega desde 2010 El Espectador y la Fundación Color de Colombia.
A propósito de su reconocimiento, García dialogó con este diario y reveló pormenores de su trabajo en el ente investigador, desde donde ha contribuido a destapar grandes escándalos financieros desde el desfalco de los Nule a Bogotá, pasando por Interbolsa y la Universidad San Martín.
Según admite, su profesión como contador público y magister en contabilidad de la Universidad Libre lo hacen una de las pocas autoridades en materia de contaduría forense en el país, y con sus libros, le ha facilitado a la Fiscalía un protocolo para rastrear flujos de dineros ilícitos.
¿Quién es Luis Fernando García y cuál ha sido la labor que ha emprendido desde la Fiscalía para rastrear flujos de dineros ilícitos, una de sus especialidades?
Tengo 35 años, nací en Quibdó (Chocó) y estudié mi bachillerato en el colegio Carrasquilla Industrial en esa misma ciudad. Inicialmente, estudié ingeniería civil pero por cosas del destino empecé a estudiar contabilidad y terminé apasionándome por la contaduría pública.
Terminé mi carrera y me vinculé en la parte forense de la Fiscalía General de la Nación. Allí empecé a gestionar todo un tema de contabilidad forense de investigaciones financieras que tienen que ver con contratación estatal, hechos de corrupción en la administración pública, investigaciones financieras.
Fruto de sus estudios y de la labor que emprendió en la Fiscalía como contador forense, escribió varios libros ¿de qué tratan y cómo ayudan a su rama profesional?
En algún momento de mi vida pensé en escribir algo de mi profesión, ya que en el mundo era difícil conseguir información sobre el tema de contaduría o contabilidad forense. Y eso me animo a escribir inicialmente un libro y hoy en día tengo tres textos.
El primer libro que publiqué se llama ‘Contaduría forense: un arma efectiva para combatir las finanzas de las organizaciones criminales’. Ese texto me valió un reconocimiento por la dirección nacional del CTI y saqué otro que denominé ‘Contaduría Forense. Cuando las cifras ocultan el delito’.
Mis textos proponen herramienta y pautas prácticas en materia de investigación contable para ayudar a establecer y determinar cómo se mezclan actividades ilícitas y licitas, facilitando la toma de decisiones por parte de fiscales y jueces.
Considerando todos los escenarios en los que debe estar un contador forense, se me presenta la oportunidad de ir a la ONU como experto forense a dictar una conferencia en los juicios simulados que la ONU tiene de financiación de terrorismo y lavado de activos. Una vez allí me nace la idea de poder hacer un libro en inglés, hago la traducción del texto y el libro sale en inglés.
Desde la unidad a la que usted pertenece en la Fiscalía ha contribuido a destapar muchos hechos de corrupción, ¿en qué consiste puntualmente su labor y cuáles son los casos mas sonados que recuerda haber contribuido a destapar?
Los contadores forenses están detrás de todas las investigaciones macrofinancieras y macrocriminales por llamarlas de alguna manera en el tema de corrupción estatal. Uno muy sonado el de los primos Nule, el Hospital de Meissen, Interbolsa o la Universidad San Martín. Pero también en la investigación de lavado de activos, financiación de terrorismo y peculados en todas sus modalidades.
Desde nuestra perspectiva, apoyamos la justicia transicional desde el punto de vista del tema de la paz. Inclusive, fui invitado a la Universidad UPTC de Chiquinquirá en Boyacá ante 400 personas para dar una conferencia sobre el rol del contador forense en esta transición del proceso de paz.
¿Por qué cree que fue elegido el Afrocolombiano del año en la categoría de justicia y derecho?
La mera nominación de este premio me hizo infinitamente bendecido y ganador. Considero que este es un reconocimiento también a todos los contadores públicos y a toda la parte judicial del país. En esa línea, creo que El Espectador ha podido hacer visible la labor de un contador forense afrocolombiano que está todos los días combatiendo el crimen y la delincuencia desde el ámbito contable.
Nosotros estamos detrás de la huella del crimen económico, los fraudes a escalas, los delitos financieros, económicos, lavado de activo multinacional, transnacional, de EE.UU., Panamá o Costa Rica. Toda esa trazabilidad de los recursos la hacemos nosotros para poder contribuir a la justicia y a la paz que queremos, además para que no estemos estigmatizados en el exterior.
¿Por qué considera que este tipo de reconocimientos son importantes para la población afro del país?
Es un ejemplo y me parece que puede contribuir a nuestra población en el sentido de que, por ejemplo, el Chocó –de donde yo vengo– siempre ha estado estigmatizado por la corrupción estatal y para nadie es un secreto eso.
Este tipo de reconocimiento puede trascender a toda esa zona del pacifico, donde estamos ubicados los afrocolombianos, los raizales y los palenqueros. De cierta manera, previniendo el delito y erradicando esa costumbre de robar los dineros del erario público.
Es un mensaje claro a la comunidad afro y un mensaje para que nuestra población no deje salir el recurso humano, no deje migrar a nuestra gente porque hay personas muy valiosas en el Chocó o en el Valle del Cauca.
Me parece que en mi caso, tener que venir a Bogotá y ser reconocido por este premio, es decir que se reconozca esta situación desde acá, pues les manda un mensaje a ellos allá, no hay necesidad de dejarlos salir.