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La última vez que el cantautor argentino pisó el suelo del Parque Simón Bolívar fue hace una década. Su cierre pasará a la historia como uno de los más emblemáticos. Frente al piano se sentó a dar una clase magistral de música, en ese instrumento que empezó a explorar desde los siete años, cuando intentó un poco en broma musicalizar una película de terror en su casa. El de 2009 fue un espectáculo que dista de ser el de un artista acabado; todo lo contrario: su fuerza interpretativa enloqueció a varias generaciones que corearon sus letras.
En su más reciente presentación Fito Páez confesó ser seguidor de los escritores colombianos Andrés Caicedo y Fernando Vallejo y mostró un aprecio innegable por la cultura colombiana. Tras su presentación, el cantante aseguró: “Es de mis mejores espectáculos. Todavía tengo pegada la energía de la gente, los mejores conciertos los hacemos entre todos”. El recuerdo es el de las banderas de Colombia moviéndose con el aire. Los asistentes entre lágrimas vitoreando “oé, oé, oé, Fito, Fito”, como si se tratara de un partido de fútbol ganado. Aplausos interminables para el compositor que nos ha hecho enamorar tantas veces y llorar, también eso.
El reciente ganador a Mejor canción de rock Grammy Latino por Tu vida, mi vida, llega a celebrar con orgullo estridente un festival que hace parte de su ADN. Páez le recordará al público capitalino de dónde venimos. La sangre latinoamericana, baluarte de Rock al Parque, correrá por las venas de los amantes de la buena música.
Un caótico sin rumbo que logró éxito
Fito Páez ha escrito desde el amor, pero también desde lo visceral. A su primera gran musa Fabiana Cantilo en los días en que ambos tocaban en la agrupación de Charly García Fue amor, y al encontrar El amor después del amor —Cecilia Roth— le entregó al mundo una de sus piezas más exquisitas. Desde el dolor por el asesinato de su abuela, en donde incluso fue inculpado, escribió “matan a pobres corazones. En esta puta ciudad”, Ciudad de pobres corazones se convirtió en un grito de ira. También tuvo esperanza cuando, después de días duros y convulsionados para Argentina, compuso Yo vengo a entregar mi corazón, canción que interpretaron autores como Pablo Milanés y Mercedes Sosa, y que posicionó al artista como una voz de esperanza en medio de la dictadura.
De chico, Fito fue una especie de clon de Charly. “Yo sentía que estaba viendo pintar a Picasso”, dice con orgullo Páez cuando insisten en sus parecidos. Pero ni el mismo Charly García tiene el honor de tener el disco más vendido de rock en la historia de Argentina. Con Al lado del camino ganó su primer premio Grammy Latino, ha colaborado con Joaquín Sabina y ya son 35 años de carrera; ya no es solo la revelación del rock de su país, es una leyenda del rock latinoamericano.
La historia del intérprete es la del antigalán, la del músico que ha probado en sus tradiciones su propia búsqueda; el tango, la chacarera, la baguala y el folclor son prueba de ello. También es la del cineasta que ha trabajado de la mano de Almodóvar, de su ópera prima Vidas privadas y de sus mediometrajes, que son excusas para seguir contando historias.
De sus días de euforia, excesos y envidias al parecer queda poco. Sin embargo, algunos críticos del festival piden recuperar el alma y el tributo a las bandas locales. Pero justamente Rock al Parque es la casa del rock del mundo. “Siempre es un honor ser convocado. En expansión en cada edición. Esta vez el público, variado, va a poder escuchar a artistas de dos continentes (América y Europa) y especialmente a parte del rock colombiano actual. Gran reserva estética de un género que no deja de ser declarado por muerto. Pues bien, Colombia sabe que tiene muchas ideas al respecto y que sus detractores deberán esperar más tiempo para consagrar ese tan ansiado pero imposible asesinato. “El rock es una cultura, decía David Bowie”, así enfrenta Páez los comentarios.
La periodista Paula Acosta dice que “exigirle a Fito, como público, que tenga éxito después de los años 90 es exigirle quizás que vuelva al caos por el que atravesó o, mejor dicho, ¿cómo exigirle a Rodolfo que vuelva a ser el de antes, cuando fue su peor momento de la vida?”.
El curador y programador de Rock al Parque, Chucky García, tiene claro por qué en estos 25 años de celebración el rosarino hace parte del cartel: “Fito Páez está vigente por su música y por el nivel interpretativo que aún conserva, por tener un show con mucho detalle, por tener una banda con grandes músicos, porque su equipo de trabajo cuida mucho el show. Yo lo vi hace dos años en México en el Festival Quimera, estaba cerrando el evento y realmente da gusto ver a un artista de tantos años que todavía se preocupa a ese nivel por su espectáculo. Y lo digo porque a veces algunos artistas con el paso de los años dejan su show simplemente en manos del hecho de que la gente conoce todas sus canciones, pero este es un artista que no deja su show solo en manos de eso, sino que es realmente impecable”.
A las 8:20 p.m. del próximo lunes 1° de julio, en el Escenario Plaza del Parque Simón Bolívar, se subirá a la tarima el esperado artista; el oscuro, el caótico, el enamorado, el de letras extensas y sonidos que evocan libertad, al compositor de Margarita, la canción que le compuso a su hija, en la que se deja atrapar por la seducción del amor filial y se aleja de los prejuicios; se subirá el sensible, también el de su último álbum, amante de la simpleza.
Fito Páez se muestra ansioso por llegar, con emoción dice: “Bogotá, una de mis ciudades amadas. Quiero dar un gran concierto y sumarme a esta fiesta orgiástica del rock. Aquí se recibe a todos y se quiere a la vida en todas sus formas y expresiones. Se trata de lenguaje y de libertad de estéticas. Solo hace falta mirar un poco hacia atrás y revisar algo de la historia de este género. De romper prejuicios y no crearlos. De saber que en la música no están los enemigos, que querer saber cada día más del otro para comprenderlo, de compartir y abrazarse a través de la música, las palabras, el baile y el canto. No es un espacio apto para mentes conservadoras. Eso se vivirá, una vez más, en Rock al Parque, bastión del rock universal. ¡Viva Rock al Parque!”.
Fito Páez no vive del pasado. Se reinventa y se la juega por disfrutar nuevos sonidos. Ha tenido suerte. Hay gente seria, con método, que tiene planes; ese no es el caso de Fito. Es caótico y disfruta estar en escenarios como el de este festival. Sobre su espectáculo, como de su vida, asegura: “Está bien no saber todo, si sabes todo no tienes sorpresa”.
*Periodista cultural de Idartes.