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'Hay censura, impunidad y desfachatez'

Este experto en redes sociales dice que Venezuela atraviesa por una crisis de libertad de expresión. Estará en el séptimo Encuentro sobre Periodismo de Investigación, organizado por Consejo de Redacción los días 21 y 22 de marzo en la Universidad Javeriana.

El Espectador
11 de marzo de 2014 - 02:06 a. m.
Luis Carlos Díaz asegura que Twitter es su red social favorita, porque se adapta a la coyuntura venezolana y sirve para el monitoreo de la opinión pública. / Cortesía
Luis Carlos Díaz asegura que Twitter es su red social favorita, porque se adapta a la coyuntura venezolana y sirve para el monitoreo de la opinión pública. / Cortesía

¿Qué es el Centro Gumilla?

Es el equivalente a lo que en Colombia conocen como Cinep. Somos el centro de investigación y acción social de los jesuitas en Venezuela. Tenemos más de 40 años dedicados a la investigación, el acompañamiento a comunidades, la formación de distintos actores y la publicación de libros y revistas.

Usted es un experto en redes sociales. ¿Cuál es el verdadero impacto de estas en el mundo?

Las redes han empezado a cambiar a los individuos. Así como cada herramienta es una extensión de una facultad humana (la palanca te proporciona más fuerza, un libro extiende tu memoria), internet extiende las relaciones sociales, les da otra velocidad y ocupa cada vez más tiempo y espacio en la cotidianidad.

¿Qué nuevas redes sociales vienen en camino?

Lo que hemos vivido hasta ahora es apenas la prehistoria.

Las redes sociales tienen la capacidad de unir gente, pero también de desunirla. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?

Es completamente absurda y responde más a los miedos de quienes han visto que algunas dinámicas interpersonales, sobre todo las familiares, se desintegran. No significa que desuna, sino que reta a nuevas formas de interacción más atractivas.

¿Cómo se diferencia la información verdadera de la falsa?

La verdadera ha sido validada. Lo que diferencia a un periodista de un ciudadano, es que se supone que el primero tiene un método de trabajo para verificar y procesar datos. El segundo podría seguir los pasos, pero no es obligatorio ni es su función.

¿Cómo decantar la cantidad de información que tiene internet? ¿A qué creerle y a qué no?

La gestión de ruido será una de las dimensiones más importantes con la que deban lidiar los infociudadanos. No hay métodos exactos, pero sí se mantienen los mismos principios: hay que tener redes de confianza.

¿Considera que en Venezuela hay censura y, lo que es peor, autocensura?

No sólo hay eso, sino que hay algo peor que la censura: hay impunidad y desfachatez. Para reforzar la idea de la censura, no se trata de la libertad de publicar cosas, sino que esa dimensión también se construye de las posibilidades de acceder a datos públicos, y eso en Venezuela ha empeorado con el paso de los años.

¿Qué dice el gobierno frente a la libertad informativa?

Los militantes del Gobierno aducen que hay una libertad absoluta para publicar o transmitir casi cualquier cosa, pero eso en realidad ha venido mutando a un estado de cosas en el cual el partido de Gobierno controla al menos seis canales públicos, sin espacio alguno para que se manifieste la oposición, y el resto de los medios privados ha optado por el entretenimiento o se ha vendido a capitales de empresarios progobierno que han domesticado las líneas editoriales. Eso es más perverso que tener a un censor.

¿A qué le temen los periodistas venezolanos?

A los ataques contra la integridad personal y la estabilidad laboral.

¿Cualquiera que tenga un blog puede ser periodista hoy en día?

Cualquiera que aplique los métodos periodísticos puede ser periodista, sí. Un periodista tiene cada día una página en blanco y una realidad compleja que requiere su escrutinio. Un periodista se debe entender a sí mismo como una institución al servicio del público.

¿Cuál red social prefiere y por qué?

Mi lista de teléfonos. También Twitter es la reina de las comunicaciones en estos momentos. Se adapta muy bien a la coyuntura venezolana y es además una herramienta fundamental para monitoreo de opinión pública y construcción de comunidades.

¿Qué retos tiene desde su trabajo para hacer periodismo en Venezuela?

El mismo desde que en 2004 empecé a investigar sobre el periodismo de paz: ver cómo desde los medios se puede desescalar el conflicto político.

¿Cuál es la situación actual de Venezuela en términos de libertad de expresión?

En devaluación, como nuestra moneda. El aparato de medios del Estado ha crecido de manera monstruosa y casi construye una hegemonía comunicacional en la que no hay ningún reconocimiento a la diversidad del país. Los medios pagados con dinero de todos los venezolanos sólo sirven a los intereses del sector que gobierna, y eso además de injusto y violento, es un acto de corrupción administrativa. Sin embargo, es el período en el que más piezas han producido las unidades de investigación de los principales diarios del país, y eso sí es una muestra de resistencia.

¿Qué rol juegan las redes en esta situación?

Aglutinan a la gente, la conectan para satisfacer el hambre informativa y acelera procesos de organización. Las redes no favorecerán el conflicto venezolano, porque más bien funcionan como espacio de reafirmación de identidades políticas, lo que endurece aún más a los radicales. Sin embargo, dejan un pequeño respiro para quienes también quieren dejar registro de su desacuerdo.

¿Qué deben tener las buenas investigaciones periodísticas?

Mucho trabajo y mucha traducción de la complejidad a cosas concretas y cotidianas.

¿Cómo se define usted?

Periodista y ciberactivista.

Por El Espectador

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