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El hombre que más cree en Colombia

Pedro Medina era ejecutivo, lideraba una multinacional con más de 1.000 empleados y tenía un salario de sueño, pero dejó todo eso a un lado para cambiarle a la gente su percepción sobre este país.

Edwin Bohórquez Aya
01 de abril de 2014 - 12:33 a. m.
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Pedro Medina abandonó un salario que sólo puede ganar un presidente de una multinacional como McDonald’s, los dos carros que estaban a su servicio, el chofer, los escoltas, el prestigio de su cargo y, en resumidas cuentas, el poder que ostentaba un ejecutivo de esa talla. Lo suyo iba más allá. No estaba en la silla gerencial. Estaba enfrente de docenas, miles de personas, a quienes les tenía que contar a la luz de un auditorio por qué es el hombre que más cree en Colombia.

Miembro del Young Presidents Organization, YPO, un selecto club de presidentes jóvenes, y a la vez profesor de la Universidad de los Andes, vivió en 1999 dos escenas que le cambiaron definitivamente su historia. La última tuvo lugar en uno de esos encuentros de ejecutivos le preguntaron: ¿Qué lo pone verdaderamente contento? ¿Qué haría sí no le pagaran un centavo? ¿En qué tipo de situación se siente usted feliz? Todas las respuestas giraban en torno a lo mismo: enseñar, ser un mentor, un catalizador, crear ideas, unir cadenas.

Seis meses antes había experimentado la primera, siendo profesor de una clase con 39 estudiantes a los que les indagó: ¿Quién de ustedes se ve en Colombia en cinco años? Doce alzaron la mano. Los otros 27 le pidieron argumentos para quedarse. Más allá que decir café, esmeraldas y dos mares, no surgió mucho.
Entonces “me pregunté: qué rayos hago vendiendo hamburguesas”. Su trabajo era recordarles a los mismos colombianos que este es un país único, que no sólo está cargado de malas noticias, y por eso “armé un equipo de investigación por 18 meses en cinco universidades para indagar qué era lo que hacía especial a esta tierra, cuál era su magia, por qué era especial, cuáles eran los héroes, las hazañas, los paradigmas y también los problemas. Y después de investigar, montamos la conferencia: ‘Por qué creer en Colombia’. En ocho meses, la di 256 veces”.

Como lo describe en su página web, crearon una escuela de pensamiento sobre una Colombia y una Latinoamérica capaz, recursiva, inteligente, trabajadora, apasionada, feliz, curiosa, productiva y competitiva que existe pero que muchos no ven. Su sueño era demostrar que una nación que atravesaba por una difícil coyuntura económica, con la amargura de un conflicto interno de fondo, era más rica que cualquiera del primer mundo.

“Les hemos llegado a 688.000 personas de 161 ciudades en 31 países a través de 5.300 conferencias”. Una de las más recordadas fue la de la Junta del Milenio, a donde iban el presidente mundial de Mitsubishi, el de American Airlines y hasta magnates como Gustavo Cisneros. Pero, después de todo esto, ¿la gente hoy cree más en Colombia que hace 15 años? “No fue solamente el efecto nuestro, pasaron muchas cosas, pero nosotros ayudamos a cambiar el discurso, ese autoflagelante, poco estratégico, nada propositivo”.

Y la verdad es que la cara del país, como dice Pedro, sí que ha cambiado. “Ahora, Colombia pasó de un PIB per cápita de 1.600 dólares a 7.100 dólares en dos décadas; de recibir 5.000 visitantes norteamericanos en 1999, a 500.000 en 2009; bajó de 67 muertes violentas por cada 100.000 habitantes hace 10 años, a 32. Un país que pasó de tener un jugador de fútbol en las ligas internacionales en 1990 a contar con 178 ahora. Cuando se miran esas tendencias se ve que las cosas cambiaron. No es sólo el titular de la corruptela, del lío de turno”.

Pedro cumplió su sueño, el de hacerles ver a los colombianos por qué creer en su país. Ahora tiene dos sueños más sobre los que espera salir victorioso, al menos, poniendo la parte que le corresponde. “El primero es que se den las cuatro palabras mágicas: ‘Se acabó la guerra’. El segundo es un proyecto de ‘Yo creo en…’, que en cada uno de los 1.103 municipios de Colombia, los 32 departamentos, entiendan de qué se trata. Ya estamos trabajando los proyectos ‘Yo creo en Cartagena’, ‘Yo creo en Pereira’, ‘Yo creo en el Cesar’. Ya hemos hecho 15 proyectos de ‘Yo creo en...’. Esa es la visión de largo plazo. Que se vuelva una política de Estado, porque el rol que hemos adoptado es el rol que debería cumplir el Gobierno”.


ebohorquez@elespectador.com

Por Edwin Bohórquez Aya

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