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Jhoan Sebastián Ferro Toro tuvo que celebrar su cumpleaños 18 sentado en una silla de ruedas. Un automóvil que evadió una señal de “pare” lo arrolló cuando se movilizaba en motocicleta, por lo que se fracturó el fémur y no pudo caminar por casi dos meses. Era 2007 y estudiaba ingeniería electrónica de la Universidad Tecnológica de Pereira.
La imposibilidad de movilizarse con facilidad y la falta de independencia para llevar a cabo sus actividades diarias lo llevaron, cinco años después, a idear una alternativa para aquellas personas que usan silla de ruedas. Así nació el prototipo de un dispositivo que le permite a un individuo desplazarse valiéndose del movimiento de sus ojos para darle órdenes a la silla.
Se trata de una propuesta de visión artificial. A través de un dispositivo, que se ubica en la cabeza del paciente, se instala una pequeña cámara de vídeo que capta las imágenes del ojo y las envía a un computador, que a su vez interpreta las coordenadas y las traduce en comandos para enviárselos, vía serial, a la silla de ruedas eléctrica y que ésta se desplace. Mover la máquina hacia adelante, hacia atrás, girar a la izquierda y girar hacia la derecha se logra, respectivamente, mirando arriba, abajo, a la izquierda y a la derecha. Para frenar se debe fijar la mirada en un punto central. En últimas, es un mecanismo similar al que usan personas como el científico Stephen Hawking, pero a la colombiana. No es para dar órdenes o comunicarse, sino para facilitar su movilidad.
“Nosotros somos producto de todo lo que hemos vivido. Tuve que padecer en carne propia esa experiencia y tiempo después quise ayudar a las personas que tienen limitaciones de movilidad”, dice Ferro. Su iniciativa cuenta con el aval médico del fisiatra José Fernando López Herrera, quien enfatiza que esta propuesta, además de ser un avance para los pacientes con cuadriplejía (que no pueden mover ninguna de sus cuatro extremidades), puede ser determinante para la autoestima y para aumentar la vida social, la capacidad de aprendizaje y el potencial de rehabilitación tanto en niños como en adultos, ya que, explica, “movilizarse de manera independiente es, junto con el control de esfínteres, la variable que más afecta la calidad de vida de estas personas”.
La investigación, que se presentó al público en 2012, tiene el apoyo de la Universidad Tecnológica de Pereira, el Grupo de Investigación Robótica Aplicada (GIRA) y el TecnoParque Sena. Ortobras, firma brasileña de productos ortopédicos, planea hacer la inversión que permita comercializar este dispositivo en 2016, idea que está en el 80% para su masificación. Se le harían algunas modificaciones, como sustituir el computador por una tarjeta electrónica de menor costo.