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La timidez lo llevó a esconderse detrás de los dos elementos que ahora lo caracterizan: la melena y la guitarra. Con el pelo sobre la cara, Slash ocultó sus constantes gestos de inseguridad y evitó cualquier contacto visual que delatara el pánico que siempre les ha tenido a las reuniones que rebasan los diez integrantes. Con el instrumento disimuló sus complejos y puso al público a ver que en esa figura había talento, entrega y mucho rock. Intentó pasar desapercibido y lo que hizo fue potencializar su imagen y convertirla en ícono musical.
En el sonoro espectro conformado por guitarras, bajos, baterías y teclados hay más contradicciones que listados con números uno, hay más estrellas con actitudes polémicas que discos de oro y de platino. Slash hace parte de esa estirpe de figuras que no hacen parte del común y que de un tiempo para acá se denominan como no políticamente correctas. Mientras sus compañeros de estudios pensaban sobre la ternura de los mamíferos y la belleza colorida de las aves, el inocente Saul Hudson (el verdadero nombre del guitarrista) creía en el encanto de las víboras. Incluso las perseguía en los bosques de los alrededores de Londres para confirmar que no estaba equivocado y que, realmente, eran magníficas.
“Fui propietario de un par de serpientes venenosas. Recuerdo que una de ellas un día se escapó y asustó a toda la familia. Otra vez, Izzy Pop y yo atrapamos una cascabel de tres metros y medio. Fue una experiencia brutal. Quería que fuera a vivir a mi casa, pero en ese tiempo vivíamos con Axl Roses, y con dos anacondas, no podía estar yo en el mismo lugar. Así que la dejé ir”, comentó entre risas Slash cuando le preguntaron por algunas de sus extravagancias.
Pero además de sus actitudes y comentarios inusuales y de ufanarse de que jamás pensó que el rock le fuera tan útil para conquistar mujeres y degustar cualquier tipo de sustancias químicas, este guitarrista es emblemático porque sabe consentir su instrumento. En las bandas Road Crew, Guns N' Roses, Slash's Snakepit, Velvet Revolver; en los proyectos Slash & Friends y Slash´s Blues Ball, así como en sus colaboraciones con Brian May, Bob Dylan, Lenny Kravitz, Queen, Steven Tyler, Joe Perry, Ozzy Osbourne, Carole King, Rolling Stones, Paulina Rubio y Black Eyed Peas, entre muchos otros, Slash siempre deja huella y no es sólo por su melena y su sombrero de copa, accesorio que ha tratado de registrar como propio en el rock pesado, sino porque tiene estilo, se arriesga a ser él mismo y tanto en la vida privada como sobre el escenario y en los estudios de grabación, lo consigue.
“Comencé a tocar la guitarra en completa ignorancia, porque quería hacer sonar un instrumento orientado hacia el rock. No sabía qué diferencia existía entre un bajo y una guitarra. Yo elegiría la viola porque tiene más cuerdas”, dice detrás de su melena y su instrumento.
Sábado 2 de abril, 7 p.m. Palacio de los Deportes. Tel. 593 6300 y www.tuboleta.com.