De la misma manera que Juan Manuel Santos, hoy presidente de la República, es heredero de una dinastía que durante generaciones ha vivido en el centro de la política nacional, su gobierno tendrá en altos cargos del Estado a algunos de los hijos, nietos o familiares de importantes personalidades que desempeñaron funciones públicas en el pasado, cercano o lejano.
Una nueva generación que carga con las banderas políticas de sus familias y que ahora tendrá en sus manos las riendas de un gobierno en el que los apellidos pesan, pero que tendrán que demostrar que están allí no por su sangre, sino por sus capacidades.
Por El Espectador
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