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Alan Furmanski fue diagnosticado con cáncer cuando tenía apenas 27 años. Empeñado en ganarle la batalla a la muerte puso todas sus fuerzas en un tratamiento tradicional, pero no dio resultado. Desesperado empezó a investigar sobre otras alternativas para combatir la enfermedad y encontró que en Estados Unidos y México se había vuelto popular un novedoso procedimiento que en dos años promete curar el cáncer sin métodos invasivos ni perjudiciales para el organismo, simplemente tomando jugos de frutas y de verduras.
Sin dudarlo dos veces viajó a uno de estos centros médicos para aprender cómo preparar estas bebidas y comprobar que se trataba de un tratamiento serio. Allí se enteró de que entre los años 30 y 50 el médico alemán Max Gerson había descubierto los beneficios de la comida vegetariana y no procesada para curar ciertas enfermedades como la tuberculosis. Durante varios meses aprendió a mezclar lechugas, zanahorias, escarolas, acelgas, berros, repollos y manzanas, entre otros ingredientes, en una máquina especial en la que se baten sin perder ninguna de sus propiedades.
Todos los días, por dos años, tuvo que tomarse 12 vasos de estos jugos, realizarse varias veces al día un enema de café y sacar de su dieta la carne, las grasas, el alcohol y la comida chatarra para que el tratamiento diera resultado. “Se necesita mucha disciplina, hay que ser muy estricto”, cuenta Alan. “A veces tu familia te dice que no exageres, que por un día no pasa nada. Pero no es así”, recuerda.
Después de 24 meses el cáncer abandonó su organismo. Fue un milagro, dijeron algunos. Sin embargo, este joven bogotano estaba convencido del poder curativo de estos jugos y decidió dedicarse a ayudar a quienes quisieran realizar este tratamiento en Colombia. Además de suministrarles las frutas y las verduras con las que deben preparar las bebidas, Alan se ha convertido en un testimonio de su eficacia, en un símbolo para no perder la esperanza.
Al igual que le sucedió a Alan, se han registrado varios casos de pacientes en diferentes países del mundo que logran curarse con estos jugos. Aunque el tratamiento es cuestionado por los médicos tradicionales, quienes defienden la necesidad de utilizar la quimioterapia o la radioterapia para combatir el cáncer, cada vez es mayor el número de personas que se anima a probarlo.
Este jueves a las 10 de la mañana en los cines del centro comercial Andino, en Bogotá, se proyectará un documental de 92 minutos sobre el tratamiento y las clínicas en donde se practica. En la cinta se hace una fuerte crítica a la industria farmacéutica y se habla del cáncer, especialmente de cómo puede prevenirse si las personas adquieren hábitos de vida saludables. Alan confía en que esta película pueda dar respuestas a quienes sufren la enfermedad o se convierta en una esperanza para los pacientes que quieren a toda costa recuperar su salud.