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De Medellín al espacio

El astronauta de origen colombiano comandará desde el domingo la última misión tripulada de la Nasa. El objetivo: ensamblar a la Estación Espacial Internacional el módulo Tranquilidad y llevar suministros.

Pablo Correa
06 de febrero de 2010 - 10:00 p. m.
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El acento delata su doble origen. Habla un español bastante nítido, pero lo pronuncia como un extranjero. George Zamka, comandante de la última misión tripulada de la Nasa que tenía previsto  partir esta madrugada rumbo a la Estación Espacial Internacional, nació en Nueva Jersey en 1962 pero creció bajo la influencia de las raíces latinas de su madre de nacionalidad colombiana.

Cuando cumplió 14 años, Zamka vino a Colombia y vivió durante un año en Medellín. Además de aprender a hablar español, dice que recuerda con especial placer las fresas con crema que vendían en el restaurante de sus tíos.

Regresó a Estados Unidos para graduarse de la escuela secundaria en Michigan y fue entonces cuando tomó la decisión de estudiar matemáticas como un paso indispensable para sus sueños espaciales. En la Academia Naval de Estados Unidos, donde cursó la licenciatura, selló su vinculo con la aviación. Como parte del Escuadrón de Ataque de la Marina participó en operaciones en Japón, Corea y Filipinas.

En la década de los noventa fue aceptado como piloto de pruebas para el avión de combate F-18. En 1998, su buen desempeño y habilidades le abrieron las puertas de la Nasa. Hace dos años fue elegido como piloto del transbordador Discovery que tenía la misión de llevar uno de los módulos que hacen parte de la Estación Espacial Internacional, un proyecto de cinco agencias espaciales. Ese año, por primera vez una bandera colombiana llegó al espacio.

La misión que comandará Zamka será la última de los transbordadores espaciales norteamericanos hasta nuevo aviso. El viaje coincidió con el anuncio del presidente Barack Obama en el que descartó un viaje de regreso a la Luna antes de 2020 pero aprobó un incremento en el presupuesto de la Nasa.

La agencia espacial tendrá que abortar su nuevo programa de cohetes para concentrarse en las tareas que exige la Estación Internacional, así como a la investigación más allá de los límites de la Tierra. Obama invitó esta semana a los inversionistas privados para que se hagan cargo de los viajes tripulados a la órbita terrestre.

Zamka abrió un espacio en su exigente cronograma de entrenamiento para explicar detalles de su papel a bordo del Endeavour.

¿Cuál es su tarea en esta misión?

Es distinto ser comandante de una misión. La última vez que viajé al espacio, lo hice como piloto, es decir, que estuve a cargo de los motores principales y de reacción. Ahora, como comandante, manejo los computadores y los sistemas de ambiente; también tendré el control de la nave cuando nos acerquemos a la Estación Espacial Internacional y el aterrizaje correrá por mi cuenta.

¿En qué consistió el entrenamiento?

Entrenamos muchos aspectos. Los principales consisten en resolver emergencias que se presenten con el transbordador y todo lo que tenemos que hacer al llegar a la estación. Entrenamos los pasos para trasladar unos dispositivos como el sistema para el agua, para el oxígeno y otros, desde el laboratorio hasta el nodo que llevamos en el transbordador y que se llama Tranquilidad.

¿Y en el aspecto físico qué tan exigente fue la preparación?

Lo que es más difícil físicamente son las caminatas espaciales. Yo no voy a hacerlo, lo van a hacer Patrick y Behnken. Ellos van a ponerse los trajes espaciales. Es una tarea muy dura. Tienen que poner líneas de electricidad por fuera de la estación para conectar el nodo al laboratorio.

¿Cuál es la misión principal?

El nodo Tranquilidad se va a conectar con la estación. Utilizando un brazo robótico vamos a mover la cúpula de un lado a otro. Se trata de una cúpula que tiene siete ventanas muy grandes, nos permitirá tener vistas hemisféricas de la Tierra y de la estación. Va a ser muy lindo.

¿Cuál es el mayor temor para un astronauta veterano como usted?

Los temores son más para las familias y nuestros amigos, porque ellos no pueden hacer nada. Para nosotros, que conocemos lo que hacemos, que sabemos cuáles son las cosas peligrosas y también cómo evitarlas, en realidad no hay mucho temor. Tenemos tantas cosas en qué pensar que no tenemos miedo.


¿Pero cuál puede ser el mayor riesgo de estas misiones?

El mayor riesgo está en la etapa de lanzamiento, porque debajo de nosotros hay 7 millones de libras de poder combustible, que es el que empuja el transbordador a 8 kilómetros por segundo. Ahí hay un gran riesgo. También el momento en que la nave frena para aterrizar, porque se concentra mucho calor en la parte frontal. Cuando estamos en el espacio el riesgo corre por cuenta de los micrometeoritos, piedras muy chiquitas, de un centímetro más o menos, que tienen la posibilidad de hacer daño. Pero en todas esas situaciones hay muchas cosas que hacemos para minimizar el riesgo.

¿Qué tan distinto es pilotar un transbordador a un avión?

Un transbordador se maneja más como un barco que como un avión. Hay que pensar en variables extras, como la gravedad, y calcular la órbita y también anticipar más el futuro. Es más difícil manejar un transbordador, pero también hay mucha belleza.

¿Cuál es su próxima meta?

Creo que estoy realizando mis sueños ahora. Después, no sé. No he tenido tiempo para pensar en el después. Tengo que volar en esta misión y luego pensar en el futuro para mí. Pero me gusta hacer trabajo en el espacio, tal vez sea posible que vuelva a la estación como miembro de alguna tripulación internacional.

¿Qué tan colombiano se siente?

Mi madre es colombiana. Para mí es una cosa de familia. Tengo primos que son colombianos. Yo viví en Colombia un año. Es una parte de mi vida. Es una parte de lo que soy. Y tengo mucho orgullo de esa parte, de ser medio colombiano.

¿Qué costumbre o comida extraña o recuerda de su paso por Colombia?

Las fresas con crema. Las recuerdo mucho. Mi familia tenía un restaurante de pasteles en Medellín y comía muchas fresas.

¿Qué va a pasar con el futuro de la carrera espacial?

En la Nasa vamos a acabar con los vuelos del transbordador. Por un tiempo vamos a mandar tripulación en un cohete ruso. Tal vez para 2016 ya podamos volver con cohetes americanos.

Suministros para la Estación

Además del módulo Tranquilidad y la cúpula de siete ventanas, el transbordador Endeavour lleva una tonelada de equipo con destino a la Estación Espacial Internacional.

Entre los implementos se encuentran destiladores de orina que permitirán extraer el agua para reutilizarla, filtros de agua, computadores, provisiones, así como implementos médicos.

Por medio de un brazo robótico que mide unos 50 pies de largo podrán trasladar toda la carga desde el transbordador hasta los módulos de la estación. El módulo Tranquilidad tiene sistemas para producción de oxígeno.

Por Pablo Correa

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