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Una ejemplar sanción disciplinaria para un juez de Cúcuta acaba de pedir Mónica Roa, la abogada que logró la despenalización del aborto. El motivo de la promotora de los derechos sexuales y reproductivos, es que el jurista se amparó en la figura de la objeción de conciencia para no fallar una tutela a favor de una mujer que pedía la interrupción voluntaria de su embarazo porque le habían diagnosticado malformaciones genéticas de su bebé.
Lo que pretende la abogada es sentar un precedente judicial, porque le resulta inaudito que los jueces no tengan claro que en este país no se puede hacer una objeción de conciencia que viole los derechos fundamentales de una persona. “Es el primer caso que conocemos oficialmente y además es la primera vez que ocurre en Colombia y en todo el mundo. Creo que para cualquier jurista es absolutamente claro que los jueces están obligados a fallar con base en la Constitución y la ley, y no pueden permitir que sus creencias personales estén por encima de sus funciones judiciales”, sostuvo Mónica Roa.
El caso en concreto tiene que ver con el juez décimo civil municipal de Cúcuta, José Yáñez Moncada, quien el 4 de octubre de 2006 se declaró impedido para fallar una acción de tutela instaurada por Yolanda Pérez Ascanio, una mujer con cinco meses de embarazo, quien interpuso el recurso de amparo en contra de la EPS Saludvida, porque la entidad le vulneró su derecho a la “libertad del aborto quirúrgico”, luego de que los médicos le dijeran que su bebé padecía múltiples malformaciones genéticas.
El juez Yáñez remitió la acción de tutela al Juzgado Primero Civil Municipal, con el argumento de que su conciencia se encontraba gravemente afectada y su vida se había convertido en un tormento que le impedía ser imparcial porque lo conducía a tomar una decisión no jurídica. “Y esto se debe a que soy un defensor acérrimo de la vida, donde me crié defendiéndola y respetándola, además que soy un ferviente practicante de la Fe Católica y Cristiana, la cual no me ha
coadyuvado, sino que ha sido la base para alimentar mi convicción, de ser incapaz de tomar una decisión en pro de la naturaleza que se pretende”.
Han pasado más de dos años desde que el juez recurrió a la objeción de conciencia. Su decisión le causó severos traumas emocionales, físicos y sociales a Yolanda Pérez Ascanio, una madre de tres niños de 11, ocho y seis años, quien al enterarse de que se encontraba embarazada se emocionó porque creyó que por fin vendría la niña que tanto anhelaba. En efecto fue así, pero una ecografía obstétrica que se practicó el 3 de septiembre de 2006 arrojó que su hija presentaba una malformación denominada anencefalia.
Los niños que presentan esa condición carecen de la mayor parte del cerebro, el cráneo y el cuero cabelludo, con lo cual los tejidos del cerebro se encuentran expuestos. Estos menores son ciegos, sordos, inconscientes e insensibles al dolor y sin posibilidades de sobrevivencia al nacer. Con el dolor del alma, Yolanda y su esposo optaron por suspender el embarazo. Ahí comenzó su periplo por los centros de salud y hospitales de Norte de Santander, los cuales se negaron.
Al igual que la negativa de los médicos, el Juzgado Primero Civil Municipal de Cúcuta también le negó el amparo. En criterio del juez, si bien la historia clínica evidenciaba una malformación del feto, no había una orden de médico alguno para que se le hiciera el aborto. Allegado el caso a la Corte Constitucional, el 6 de diciembre se ordenó se conformara una junta médica para evaluar el estado de salud de la paciente y cinco días después, en decisión unánime, los galenos acordaron que dejaran llegar a Yolanda a que cumpliera su tiempo normal de parto, pero la Corte dijo que no.
Sin embargo, el 13 de diciembre le fue practicada una cesárea de emergencia y le extrajeron un feto con múltiples malformaciones que le causaron la muerte al bebé cinco minutos después de haber venido al mundo. Por toda la situación dolorosa, física y emocional que le causaron a Yolanda Pérez Ascanio, cuando médicos y jueces sabían que la niña no sobreviviría, Mónica Roa demandó Ante la Sala Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Norte de Santander al juez José Yáñez Moncada, por negarse a fallar y por las declaraciones que ha dado en algunos medios locales, en las que ha indicado que volvería a apelar a la objeción de conciencia para evitar una nuevo aborto quirúrgico.