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Tostacos, empanadas, arepas, chocolatinas, gomitas, minutos a celular, películas, ropa y hasta chicha y masato se pueden comprar en las chazas (puestos ambulantes) de la Universidad Nacional. Se trata de varias telas puestas en el piso sobre las cuales los vendedores, en su mayoría estudiantes, ponen sus diversas mercancías.
Esta es una opción por la que muchos se inclinan para ayudarse económicamente, bien sea para mantenerse en la capital o para pagar su matrícula.
Al parecer, esas ganancias, que también sirven para las fotocopias y los buses, ya no podrán ser más una realidad. Hace dos semanas, la Vicerrectoría de la sede de Bogotá comenzó a difundir un comunicado en el que advierte sobre el incremento de las ventas ambulantes dentro de las instalaciones de la Nacional y menciona un supuesto daño que éstas le estarían haciendo al mobiliario y a la convivencia universitaria.
Con el apoyo de la Vicerrectoría, así como con la resolución de rectoría N° 299 de 1985 y el acuerdo del Consejo Superior Universitario N° 94 de 1996, que prohíbe el desarrollo e impulso de esta actividad, los miembros de la VISE (empresa de seguridad privada) tienen el permiso de requisar a los estudiantes y prohibir la entrada de productos, además de hacer llamados a los universitarios para que se abstengan de comprar a los vendedores internos y externos.
La resolución en la que se basa la decisión, sin embargo, no es legítima, según David Flórez, ex representante estudiantil en el Consejo Superior Universitario: “Yo estuve en las discusiones del estatuto estudiantil el año pasado y sí, en el inicial estaba contemplado eso, pero con las discusiones logramos que se quitara la prohibición de las ventas”.
Frente a esto, los estudiantes vendedores han emprendido una discusión interna entre ellos y mañana realizarán a las 11:00 a.m. una asamblea, en donde tratarán de perfilar una propuesta.
La Vicerrectoría de la Nacional defendió su posición asegurando que para los vendedores internos se desarrollarán actividades de apoyo, promovidas por el Programa de Seguridad y Convivencia del alma máter, entre ellas trabajos en la biblioteca y alianzas con empresas para obtener nuevos empleos. Para Lucy Barrera, directora del Bienestar Universitario sede Bogotá, la idea es evitar la venta de productos ilegales y de drogas, que desde 1966 han estado prohibidos.