El triunvirato de Guateque

En un asunto problemático y verdadero acertijo se ha convertido evidenciar quiénes son los dueños del Independiente Santa Fe. Por los pasillos del club albirrojo circulan rumores en cascada; en los corrillos deportivos especializados nadie tiene pistas concretas sobre los propietarios y las especulaciones van y vienen dejando a su paso un cenagoso misterio indescifrable que preocupa. Hasta el nuevo presidente del equipo, Tulio César Bernal, reconoció hace pocos días que le gustaría resolver el alcance de esa incógnita mayúscula.

No es asunto de poca monta. El reciente paso de Eduardo Méndez como presidente del club capitalino dejó una esquela de dudas que ensombrecieron al equipo y aumentaron las incertidumbres sobre los accionistas. El 5 de febrero último, argumentando motivos personales, renunció a su cargo en medio de rumores que lo relacionaban con el narcotráfico. Tres semanas después, ante el estupor del mundo deportivo, se entregó a la justicia de Estados Unidos y una Corte Federal de Miami lo condenó por el delito de obstrucción a la justicia (ver recuadro).

Nueve meses después de la salida de Méndez, el limbo sobre los verdaderos dueños del Santa Fe sigue más vigente que nunca. De hecho, fuentes de entera credibilidad cercanas al equipo le revelaron a El Espectador que la renuncia que presentaron el pasado 29 de octubre Héctor Fabio Báez y Henry Cruz Vega —presidente y vocal de la junta directiva, respectivamente— tendría relación con este asunto. Según relataron las mismas fuentes, personas ajenas al club, al parecer cercanas a Eduardo Méndez, estarían manejando a la sombra los hilos del poder de la institución.

Los autodenominados patronos del prestigioso club albirrojo, sin embargo, no aparecen como socios registrados del Santa Fe. Ni un solo peso del dinero que han dicho que entregaron durante la administración de Eduardo Méndez (cerca de US$8 millones) aparece en los asientos contables del equipo. Aún así, desde hace mes y medio llegaron pisando fuerte y les notificaron a algunos dirigentes cardenales su intención de tomar las riendas del Expreso Rojo. Y hasta se tomaron la molestia, contaron las mismas fuentes consultadas por este semanario, de revisar el estado financiero del club.

Pero, ¿quiénes son estos personajes y por qué están imponiéndose como ‘genuinos dueños’ del equipo bajo el anonimato? Un testigo le contó a El Espectador que se trata de tres empresarios boyacenses muy allegados a Eduardo Méndez que, una vez enterados de los líos judiciales del ex presidente del Santa Fe, decidieron revisar su participación accionaria en la institución deportiva. “Se oye decir que estos tipos sostienen que le inyectaron una fuerte suma de dinero al equipo y que Méndez los estafó”, aseguró.

No obstante, este episodio no sería el único ni el más delicado. Otra fuente le detalló a este semanario que ya empieza a comentarse el espinoso asunto entre los aficionados más enterados de las minucias administrativas del Expreso Rojo. Y que un rumor hasta ahora no desmentido hace carrera en las filas albirrojas: la molestia de este triunvirato a la sombra contra Méndez los habría llevado a contratar un abogado que viajó a una cárcel en Estados Unidos para encararlo y asegurarle que recuperarían su dinero o se tomarían el control del equipo. “El abogado se llama Ricardo Villarraga”, agregó la misma fuente.

Tan palmaria es la sensación que ronda de unos ‘dueños invisibles’ en Santa Fe, que en la carta de renuncia como miembro de la junta directiva Henry Cruz dejó constancia sobre ese interrogante. Según él, los incesantes rumores al interior del club sobre la existencia de accionistas mayoritarios desconocidos que ‘sugieren’ decisiones o que imponen su mandato lo llevaron a apartarse del manejo del equipo. El Espectador intentó comunicarse con Cruz para ahondar en el asunto, pero se negó a hacer cualquier comentario al respecto.

La reciente llegada de Germán Basílico González como mánager del equipo acrecentó las suspicacias. “A él lo impusieron estos empresarios a quienes Méndez estafó”. Precisamente quien impulsó el nombre de Basílico fue Tulio César Bernal, actual presidente del club. Bernal, oriundo de Guateque (Boyacá), es un hombre más cercano a la política que al mundo deportivo. Ha sido juez, alcalde encargado de Tunja, congresista y diplomático. Curiosamente el triunvirato boyacense que, dicen, se tomó el poder en el club, también es de Guateque.

Y aunque el hermetismo y el misterio sobre las identidades de estos tres empresarios sigue latente, lo cierto es que su notoriedad ya empieza a comentarse en voz baja, algunos jugadores los identifican ya con nombres y apellidos, e incluso varios analistas de fútbol tratan de indagar la verosimilitud de tantas especulaciones. “Mire, los que se dicen dueños del Santa Fe se llaman Javier Silva, Luis Caicedo y Julio Lozano. Este último, al parecer, es el verdadero mandamás”, relató la fuente. Este trío de exitosos comerciantes ha ganado fama en Boyacá por una consigna común: “Lo que compran lo compran de contado, con billete en mano”, contó un empresario que pidió el anonimato.

Fuentes cercanas a la institución cardenal advirtieron que las supuestas ‘presiones’ de estos anónimos dueños tuvieron un giro radical el pasado 21 de octubre, luego de la derrota 4-1 del equipo frente al Cúcuta Deportivo. Al día siguiente, “las razones de los que se dicen propietarios a los directivos se convirtieron en reuniones para exigir explicaciones de lo divino y lo humano que acontece en el club”. De acuerdo con estas versiones, este triunvirato de Guateque ha sostenido estos encuentros en reconocidos lugares ubicados en las afueras de Bogotá.

El Espectador se comunicó con Héctor Fabio Báez, saliente presidente de la institución albirroja. Sin embargo, no quiso dar ninguna declaración. Este semanario conoció que luego de la entrega de Eduardo Méndez a la justicia norteamericana, la nueva junta directiva ordenó una auditoría en la que se detectaron serias falencias administrativas e irregularidades en el manejo de contratos. Pero lo que más llamó la atención de la auditoría es que durante la administración de Eduardo Méndez, fuera de las taquillas y publicidad, sólo ingresaron al club $600 millones.

El hecho de que el hoy presidente del Santa Fe, Tulio César Bernal, sea oriundo de Guateque, ha redundado en que circulen comentarios relacionándolo como ‘la ficha’ del trío de empresarios -también de Guateque- en Santa Fe. Él, sin embargo, ha desmentido con vehemencia estos comentarios y ha dicho que es el más interesado en despejar las dudas que rondan la institución sobre los verdaderos dueños del club. Según ha trascendido, la institución está conformada por dos mil  socios, pero sólo el 40% de éstos están plenamente identificados.

El 60% restante tiene una curiosa particularidad en los registros del club: la dirección del domicilio que inscribieron cuando ingresaron como socios del equipo es la misma de la sede deportiva del Santa Fe. “No hay cómo ubicarlos”, aseguró un testigo de toda credibilidad. En consecuencia, la identificación de casi 1.200 afiliados del equipo cardenal sigue en un limbo preocupante que nadie sabe cómo sortear. Por ahora, ese vago listado de nombres llena un formalismo jurídico, pero continúa la incertidumbre sobre los propietarios.

La situación es caótica. Los rumores permanecen latentes. Las murmuraciones sobre el triunvirato de Guateque aumentan a diario y lo cierto es que nada puede probarse hasta ahora. De Javier Silva se comenta que es un exitoso comerciante de papa con un impresionante monopolio del negocio en Corabastos. De Julio Lozano, que vive en México y que tiene su propio equipo en Boyacá, el Esmeraldas Fútbol Club.

El mismo Tulio César Bernal reconoció recientemente en una entrevista publicada en El Tiempo que es amigo del polémico esmeraldero Víctor Carranza, acusado una y otra vez, y siempre absuelto por la justicia, por sus presuntos vínculos con grupos paramilitares. De hecho, confesó Bernal, varias veces lo ha invitado a hacer parte del club. El panorama sigue repleto de nubarrones para el equipo. Y no es su único inconveniente. El Espectador conoció que las directivas albirrojas están haciéndole frente a varias demandas que los inquietan. La del jugador Leandro Armani, por ejemplo, que exige una indemnización de $70 millones por incumplimiento de contrato.

O la del ex jugador Luis Alberto García, el hijo del Chiqui, quien se lesionó en su paso por el club y ahora reclama una millonaria indemnización por perjuicios morales que ronda los $2.000 millones. Y no es todo. El equipo ocupa el último  lugar de la tabla, hay problemas internos con el manejo de jugadores, el descenso amenaza su permanencia en la A y, lo que es peor, nadie sabe quiénes son los dueños del equipo. ¿Dónde están?

¿Quién es Luis Eduardo Méndez?

El abogado penalista Luis Eduardo Méndez Bustos, quien hoy cumple una condena de cinco años de prisión en Estados Unidos, asumió la presidencia de Independiente Santa Fe en 2004.

Antes había sido notificador en un juzgado de Bogotá, pasó fugazmente por la Policía, estuvo en prisión pero fue absuelto y fue el cerebro en la defensa judicial del asesinado dirigente deportivo César Villegas. También fue escribiente, sustanciador, secretario y juez encargado. Pasó 10 años en la justicia y luego fue abogado litigante. Se dedicó a defender policías, agentes del DAS y funcionarios judiciales.

Al frente del club cardenal estuvo hasta enero de 2007, cuando renunció para presentarse voluntariamente ante la justicia norteamericana, que lo solicitaba por el delito de obstrucción a la justicia. Luego de un arreglo, el dirigente fue condenado a 70 meses de cárcel.

Su mayor logro como directivo rojo fue el subtítulo de la Copa Mustang I en 2005, que perdió con Atlético Nacional, y la participación de la Copa Libertadores de América 2006.

En su cargo lo relevó Héctor Fabio Báez, quien apenas duró en la presidencia nueve meses. La semana pasada fue nombrado entonces el señor Tulio César Bernal.