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Máquinas diseñadas para coser, cortar y perfilar en un solo paso prendas de alta costura; programas de computadora que le permiten a un operario, con un mínimo de conocimientos en ingeniería, cortar en menos de 15 minutos la tela suficiente para fabricar 100 camisetas sport; estampados al calor con un secado especial que ofrecen mayor durabilidad de las pinturas en la ropa y una serie de aparatos con los que se puede bordar cualquier tipo de diseño sobre la tela, son sólo algunos de los recursos con que los empresarios colombianos le están apostando a la renovación tecnológica de la industria de la moda.
Se trata de la transformación o “reconversión” de maquinaria usada en la fabricación de textiles y confección de prendas de vestir, con la que Colombia está produciendo ropa de la más alta calidad de tipo exportación, logrando materializar diseños que antes se quedaban plasmados en el papel y con los que sólo en 2007 el país logró crecer como macrosector exportador en un 35,21% respecto a 2006. Una respuesta a la exigencia de mercados como el estadounidense y europeo, en los que además de calidad, se busca eficiencia en la producción y rapidez en las entregas de la mercancía.
En Bogotá y Medellín, por ejemplo, las empresas más grandes ya cuentan con máquinas que “permiten pegar los bolsillos traseros de los pantalones de forma automática, colocándole incluso una de las marquillas y rematando los bordes superiores de los bolsillos de una forma totalmente automatizada”, comenta Carlos Alberto Toro, consultor de la industria de la confección y profesor de la Universidad Eafit, de Medellín, cuando habla sobre las exigencias que multinacionales como Levi’s hacen a las compañías que confeccionan sus líneas de prendas de vestir en el país.
Para ellos, “lo que hace que una empresa marque la diferencia es el tiempo que se tardan en entregar lista una prenda. Un jean con máquinas básicas se puede hacer en 30 minutos, con tecnología mediana en 18 minutos y para un diseño clásico cinco bolsillos con una máquina de alta tecnología, se puede lograr en 12 minutos por ejemplo. En algunas de las plantas de Levi’s se han producido en 8 minutos y medio, logrando calidad homogénea y productividad muy alta de talla internacional”, comenta Toro, especialista además en tecnología aplicada a la confección.
Aunque no existe un estimado que revele cuánto dinero han invertido los empresarios locales en este tipo de avances tecnológicos, algunas cifras de los proveedores de maquinaria valoran el rango de las inversiones. Tan sólo una máquina básica necesaria para el armado de una prenda promedia los $120 millones y una cortadora automática usada para sacar grandes cantidades de moldes en una empresa de mediano tamaño, puede superar fácilmente los $1.000 millones.
Aunque los desarrollos se vienen trabajando desde el momento en que se producen las telas, por ejemplo las que se amoldan a la horma del cuerpo con protección UV y están diseñadas para que no se note la sudoración de las personas, la característica con la que está compitiendo el empresario nacional en mercados externos es el valor agregado. “El mercado de Asia produce grandes cantidades y compite con precios muy bajos. La única forma de que el mercado nuestro se mantenga vigente es ofreciendo calidades excepcionales, diseños únicos y además prendas que tengan valores añadidos, como los terminados en la ropa, los remates y la tecnología aplicada en las telas”, detalla Mario Martínez, propietario de la marca de ropa informal Manpower.
Aunque la reconversión tecnológica empezó hace menos de cinco años y al parecer ya ha entrado en todos los eslabones de la cadena de la moda, los textileros parecen mostrar con mayor frecuencia los resultados en el mercado. Este año en Colombiatex, por ejemplo, serán presentadas telas con apariencias plásticas, enceradas y de charol o plástico, otras tantas con efectos stretch para lograr acabados en las prendas finales más naturales y varios tipos de algodones esmerilados con efectos de rayas, tejidos livianos y finos para ropa íntima. También se presentarán tejidos con tecnología de microencapsulación, que trabaja distribuyendo en las prendas ingredientes naturales que brindan humectación y revitalización.
Sin embargo, algunos proveedores de tecnología aseguran que de está entrada de maquinaria nueva sólo se han beneficiado grandes compañías y una que otra mediana. Edwin Salazar, de la firma Procostura, comenta que, siendo generosos en las estadísticas, tan sólo un 10% de todas las empresas dedicadas a la confección en Colombia han optado por renovar su maquinaria. “La cifra es baja si se tiene en cuenta que sólo en Bogotá hay más de 6.000 compañías dedicadas a esta industria y se podrían calcular cerca de 15.000 en todo el país”, dice Salazar. “Algunos empresarios siguen con la tendencia de reemplazar los avances en maquinaria por mano de obra calificada, asumiendo costos en promedio de $1 millón mensuales por cada uno de los operarios”.
El mensaje para la industria colombiana es claro: para mantenerse vigentes, los empresarios deben pensar en aumentar su productividad. “Eso se logra con tecnología, porque se reducen los tiempos de proceso y los minutos en producción le permiten competir con los otros países donde se surten las grandes compañías de la moda, además de tener en cuenta que con un buen plan de trabajo, la inversión en la maquinaria se puede recuperar entre 18 y 24 meses”, concluye Toro, el especialista en tecnología para la confección.