Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Rasgar, escudriñar, descubrir, rescatar, pegar, coser son acciones en el centro de la obra de Leyla Cárdenas.
Fueron las casitas del Cartucho mitad demolidas, en vía de extinción, que hoy en día se convirtieron en el Parque Tercer Milenio, las que le dieron las señales para seguir su camino artístico. “Ese fue el primer trabajo que resultó muy significativo. Puse los muebles sostenidos con hilos, pegaba una pata de una mesa, la cosía como para alargar su existencia un poco más. Era aprehender ese espacio negativo que deja la ausencia con los objetos con los que hacemos vínculos simbólicos”.
En esta muestra, Con posición descompuesta, las obsesiones de siempre están presentes: el espacio doméstico intervenido in situ, la arquitectura que se vincula con el significado del lugar y la exploración del pasado, así como la memoria a través de la escultura y de la fotografía.
En el fondo de la galería, la artista raspó y reveló las múltiples capas que el tiempo ha acumulado y comprimido en las paredes, con lo cual dejó el fantasma de un pedazo de casa. Se alcanza a reconocer la estructura que alguna vez existió ahí, se siente esa conexión pero también el vacío del lugar. Es casi como una intervención arqueológica donde con detallado cuidado se quitaron las piezas y se despejó lo oculto. “Es agarrar esa última imagen o imposibilidad de imagen de un pasado que está desapareciendo”, sostiene la artista.
Lo mismo pretende con la fotografía de las ruinas: crear un registro como un último instante antes de que se vaya.
Estas fotos fragmentadas se salen del plano bidimensional para componer el objeto en capas. Como si se estuviera en una sala de anatomía, Cárdenas utiliza cuchillas quirúrgicas de precisión milimétrica para cortar los espacios y sacarlos del plano para que respiren, para que floten y se sienta la vitalidad de las ruinas. Es justamente esta ambivalencia la que permea su trabajo, esa misma que juega con los sentidos entre la posición y la composición y el doble sentido de la palabra “descomposición”.
Esta artista bogotana de mirada atenta se regocija de vivir en el centro porque es ahí donde encuentra la mayor fuente de inspiración. Su visión sobre el mundo es escultórica porque sus inquietudes recaen en el espacio, el tiempo, la contención y la fragmentación de una arquitectura que se revela frágil y humana a través de su lente artístico.
Calle 70A N° 7-41. Tel.: 249 9194.