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“Pinto es un fuera de serie”

Desde Sao Paulo, el colombiano Fredy Rincón insiste en su inocencia. La justicia panameña lo acusa de lavado de dinero . El fútbol sigue siendo, sin embargo, su pasión. Elogios para el técnico de la selección de Colombia.

Tito Puccetti / Especial de Caracol Noticias para El Espectador
12 de mayo de 2008 - 09:23 p. m.
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El 10 de mayo de 2007 se partió en dos la vida, por cierto exitosa, del ex futbolista Freddy Eusebio Rincón Valencia. Ese día, mientras descansaba en su casa en Sao Paulo, fue arrestado, con fines de extradición, por petición de la justicia de Panamá por presunto lavado de dinero del narcotráfico.

Rincón es acusado de haber captado recursos ilegales procedentes de una organización de narcotraficantes comandada por Pablo Rayo Montaño, arrestado en Brasil en mayo de 2006 en desarrollo de la operación internacional ‘Océanos Gemelos’. Según la Fiscalía panameña, Rincón figura como supuesto testaferro de Rayo en la principal empresa de artículos de pesca de ese país.

El 14 de septiembre Rincón fue liberado, tras 123 días de prisión, tras ser beneficiado por un recurso de hábeas corpus concedido por el Supremo Tribunal Federal de Brasil, que revocó la orden de arresto preventivo.

Hace sólo un mes se escribió otro capítulo de esta historia, cuando el magistrado Ricardo Lewandowski, encargado del caso, argumentó que la documentación presentada era insuficiente para aceptar la petición de extradición de Brasil a Panamá.

A la espera de que le definan su situación, Freddy Rincón goza de su libertad, pero no puede salir de Brasil. No se cansa de pregonar su inocencia y dice que lo único que hizo fue invertir un dinero no sin antes investigar la empresa y las dueñas de la misma. “Todo salió perfecto y hasta la misma presidenta de Panamá de esa época me recomendó la compañía, pero ahora resulta que yo soy un bandido”, dijo desde Sao Paulo.

¿Qué ha pensado de todo esto que le ha ocurrido?

Estuve cuatro meses y medio preso, que me parecieron 450 años. Durante ese tiempo no me puse a llorar ni a pensar que la vida se había acabado. Los utilicé para planificar qué iba a hacer cuando saliera de la cárcel, porque tenía la certeza de que iba a salir, aunque mucha gente pensara que me iba a quedar allí de por vida. Yo sabía que no, porque no hice nada malo. Lo que pasó fue que me usaron, usaron mi nombre y mi fama. Hasta gente que me conocía de toda la vida, dudó de mí.

¿Qué es lo que más le ha dolido?

Ver cómo la justicia colombiana me ultrajó, porque siempre he pagado mis impuestos. La gente sabe que gané dinero para tener lo que tengo. La justicia sabe cuál es mi historial en Panamá y se prestó para una serie de irregularidades que machucaron a un ídolo que luchó para llevar el nombre del fútbol nacional a la cima.

¿Cree que va a recuperar su prestigio?

Yo sé que mi buen nombre ya lo mancharon y no me lo van a devolver intacto en su 100%, pero sí un 80%. No tengo la culpa de llegar a invertir un dinero a una empresa, hacer un contrato, recibir unas acciones como garantía y después aparecer todas las cochinadas que salieron y entonces me cojan como culpable. Cuando fui a hacer el negocio hice el levantamiento general de la empresa y de las personas que son dueñas de ella y todo resultó ser legal.

Sólo fútbol

En medio de su drama, Freddy Rincón, figura de la selección de Colombia a finales de los 80 y comienzos de los 90, no se olvida de su pasión, el fútbol.

¿Cómo ve el actual momento de la selección de Colombia?

Está pasando por una transición, con una serie de jugadores que están y otros que no están, porque nunca entendieron lo que realmente significa ponerse la camiseta de la selección y me extrañó mucho porque fueron jugadores que tuvieron la oportunidad de estar en un momento en el que el equipo logró cosas importantes y después no pudieron aportar más. En todo caso, yo creo que ahora no sería elegante hablar mal del profesor Pinto, porque él fue quien me dio la oportunidad de trabajar como profesional. Lo que yo sí digo es que con la forma como trabaja Pinto, su forma de plantear los partidos, su temperamento y la disciplina que impone, creo que de esa forma Colombia va a tomar otro rumbo.

¿Le molestó la actitud de Iván R. Córdoba y Mario Yepes, que renunciaron a la selección?

A mí me molestó, porque creo que nosotros dejamos una buena imagen de la selección. Me molestó porque Córdoba estuvo en nuestro proceso y aunque Yepes llegó después, también supo cómo fue nuestra etapa y fue una situación en la que para ellos primó lo personal antes que Colombia. Infelizmente ellos no rodearon a la selección sino que le dieron prioridad a otra serie de cosas.


Entonces, ¿cree que la selección está por encima de todo?

Sí, claro. Por lo menos para mí sí, siempre fue así, desde el primer momento cuando fui llamado me sentí muy orgulloso, hasta el último, cuando llegó El Chiqui y no me volvieron a llamar, por una vez que nos robaron un partido contra Millos, en Bogotá. Yo siempre sentí amor por la selección, amo la camiseta, nunca di problemas, aunque El Chiqui siempre quiso dar a entender que sí. Cuando uno viste la camiseta de su país tiene que ser un ejemplo nacional, tiene que sentir el mismo orgullo que sienten los brasileños o argentinos. Pero los históricos como Yepes y Córdoba desviaron ese sentimiento.

¿Si usted fuera el técnico de la selección, quién sería hoy su 10?

Yo hoy no jugaría con un 10, lo haría con dos jugadores con una actitud más de salida, pero con dos volantes que sepan jugar al fútbol. Porque hoy en día los que están jugando son los volantes, hoy el 10 está desapareciendo. Jugar con un futbolista en actitud de ataque, como lo era yo, que marcaba y atacaba, y que ellos puedan hacer esa doble función y no desgastarse sólo pensando en un jugador 10, porque es darle la responsabilidad sólo a una persona.

Entonces, ¿cree que hoy un Valderrama tendría que aportarle marca al equipo?

Es un caso diferente. Jugadores como Valderrama todavía tienen espacio en el fútbol de hoy, porque el caso específico de El Pibe era diferente por la clase de jugadores que tenía a su alrededor, como Leonel Álvarez, Hárold Lozano, Carepa Gaviria y yo, que corría mucho. Jugamos tanto tiempo, que ya nos conocíamos demasiado. Yo tenía el suficiente aire para hacerlo y al mismo tiempo auxiliar en el ataque. Valderrama tenía una cosa importante, que era la habilidad de él, el espacio corto y la mente rápida. No conocí un jugador que pensara tan rápido para definir una jugada.

¿Cómo armaría el medio campo de la selección de Colombia?

Mal haría en armar una selección, porque sería irrespetar a quien me lanzó al fútbol, como el profesor Pinto. Lo único que me queda por hacer es fuerza por Colombia como ex jugador de la selección y como colombiano. Yo sé que Pinto es una persona que trabaja mucho y recuerdo que en 1987 me dijo un par de cosas que hoy estoy viendo en el fútbol. Para mí, esas personas que ven el futuro de este juego son unos fuera de serie, él es un fuera de serie.

¿Ve a la selección en Suráfrica?

Por ahora no, porque todavía hay trabajo por hacer y el profesor Pinto lo sabe y él con lo inteligente que es está detectando una serie de cosas que están faltando. Esta eliminatoria es muy larga y Colombia se ha recuperado. Los partidos apenas se reanudan en junio y así es difícil mantener una táctica y un trabajo homogéneo.

¿Qué pasó en ese histórico clásico entre Millos y Santa Fe?

Lo que yo digo es que cada uno tiene su conciencia, cada uno sabe lo que hizo. Hubo una serie de irregularidades. Después de todo eso ofrecieron dinero para nosotros ganarle a Nacional. Yo fui el primero que dije que no quería nada, que mi orgullo era ganar y terminar el año bien.

¿Que quedó de eso?

Fue una situación incómoda, que a mí me dio mucha rabia, porque quería ser campeón y darle una alegría a los hinchas. Era mi segundo año como profesional y deseaba ser campeón, tenía aspiraciones de ir a la selección de la Copa América, porque Maturana había dicho que me sacó del equipo por tímido y eso me dolió, no haber ganado el título en 1988.


¿Cómo ve a Santa Fe?

Santa Fe es un equipo particular, porque tiene una hinchada fervorosa, a la que le gusta su equipo, pero siempre tuvo problemas con la dirección. Es un trabajo que se debe profesionalizar en general en el fútbol colombiano. Santa Fe es un club que ha peleado grandes cosas y ahora está de nuevo en la punta.

¿Por qué Maturana lo echó de la selección?

Eso fue en el 88, en la Copa Gonzalo Jiménez de Quesada. Ahí yo fui llamado a la selección, solamente que el equipo ya tenía su grupo y para entrar en él era muy duro porque era muy cerrado. Y yo fui llamado por fuerza mayor, porque se decía que yo era el mejor jugador de Colombia y hacía muchos goles. Fue duro acoplarme, porque los jugadores eran muy cerrados. Después Maturana dijo que yo no servía por tímido. Luego me llamó para el Mundial del 90, porque creía que ya había perdido la timidez.

¿Cuándo va a ser el técnico de la selección de Colombia?

Eso no lo sé, porque necesito incorporarme de nuevo a Colombia, porque me abrí un poco del fútbol colombiano, tras una serie de escándalos que se protagonizaron allí, que de eso sí me doy cuenta. Lo más claro es que alguien que jugó fútbol esté dentro de la selección, porque sabe cómo se manejan las cosas. Es una persona que sudó. Por qué no se tiene un gran ídolo como lo fue Valderrama, por qué no se utilizan los conocimientos de él dentro de la Federación. El fútbol colombiano tiene que tener transparencia.

¿Qué consejo le daría al profesor Pinto?

Darle consejos sería irrespetuoso de mi parte, pero una cosa sí podría decirle: “Calma, un poco más de calma”.

¿Cuál fue el consejo que Pinto le dio a usted y que tiene presente?

La presentación que él me hizo, que iba a ser uno de los mejores futbolistas del mundo. En aquella época con Santa Fe nos puso un día una diapositiva y allí decía que el fútbol del futuro iba a ser reducido y hoy el fútbol es así. Por eso, el profesor Pinto es el mejor técnico que tuve, es lo máximo, porque me dijo cosas que hoy yo estoy viendo que son verdad.

Reclamo a la justicia colombiana

Freddy Rincón le pide a la justicia de nuestro país que actúe. “Brasil está haciendo una cosa que Colombia no hace; por qué mi patria no le pide a Panamá que mande las pruebas por las cuales me están culpando para que se den cuenta de que Panamá está cometiendo arbitrariedades conmigo”.

El ex futbolista insiste que lo que más le duele es que luego de una carrera brillante, lo acusen de narcotraficante. “Desde el primer partido que jugué con Santa Fe en 1987, la gente sabe quién soy. Crecí económicamente, hice inversiones en Colombia y nunca tuve un reclamo por pago de impuestos, entonces por qué ahora que se presenta una irregularidad, Colombia primero no pregunta por Freddy sino que secuestra mis bienes. Repito, por qué no le pide a Panamá pruebas; yo soy hijo de Colombia, no de Panamá”.

“Yo no soy ningún delincuente”

La prueba que Panamá muestra contra Freddy Rincón para inculparlo en el supuesto lavado de dólares es su amistad con el narcotraficante Pablo Rayo. Pero el ex futbolista colombiano dice que lo conoció en otras circunstancias: “Yo no lo conocí por mí, lo hice a través de mis hermanos, ellos jugaban fútbol en un equipo de él.

La época en la que yo hice una amistad con él fue por pura coincidencia, por el gusto por el fútbol. Para mí era un empresario que tenía droguerías y estaciones de gasolina. Yo sólo fui a jugar fútbol, que es lo que el mundo sabe que yo hago. Jugué en Brasil, en Europa y me consagré por donde pasé, entonces cuál era la necesidad que yo tenía de traficar, para qué, si dinero yo tengo para vivir, para mantener a mis hijos. Ahora yo tengo que aguantarme que secuestren mis bienes, Panamá me trata como un delincuente y Colombia acepta una cosa de esas, sabiendo que todo lo que yo conseguí fue por el fútbol”.

Lo peor de este lío en el que está involucrado ha sido el maltrato contra su familia: “No hay peor humillación. Mi familia me conoce bien y sabe lo que yo hago, entonces escuchar que yo soy un traficante, no hay peor humillación para mi mamá, que tiene una edad avanzada”.

Por Tito Puccetti / Especial de Caracol Noticias para El Espectador

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