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La pollera colorá, la cumbia colombiana que ha representado al país en festivales y eventos internacionales; la canción que ha acompañado por muchos años los triunfos de los deportistas nacionales en competencias de carácter internacional —quién puede olvidar que en el famoso 5-0 ante Argentina en el Monumental cada gol era amenizado por la melodía— y que hasta bailó y cantó el popular Bart Simpson en la barra del bar de Moe, terminó envuelta en un lío judicial que llevó a que el famoso creador de esta magistral pieza, Wilson Choperena, fuera condenado por el Tribunal Superior de Bogotá a 24 meses de prisión por el delito de defraudación a los derechos patrimoniales de autor.
La investigación se remonta a junio del año 2000, cuando Juan Bautista Madera denunció que aunque Choperena era el autor de la letra de la canción, él había compuesto la música. Su inconformidad residía en que como coautor le fueron desconocidos sus derechos materiales, morales y económicos sobre La pollera colorá. Por ejemplo, citó varios contratos que firmó Choperena con casas disqueras en Colombia y en el exterior, como Sonolux, en octubre de 1971, y Sono Inter en junio de 1996, en los que cedió y transfirió, total e ilimitadamente, todos los derechos de índole patrimonial sobre la canción, aunque quedaron establecidos los porcentajes a los que tendría derecho en el futuro por futuras comercializaciones.
La emblemática melodía de La pollera colorá fue registrada ante el notario primero del Circuito de Barrancabermeja, Santander, el 24 de octubre de 1962, por Wilson Choperena en calidad de autor de la letra, y Juan Bautista Madera como autor de la música. Las firmas fueron autenticadas y el registro de la obra ante la jefatura de Propiedad intelectual y Prensa del entonces Ministerio de Gobierno se protocolizó el 7 de noviembre de 1962, por intermedio del representante legal de la Sociedad de Autores y Compositores (Sayco). Sin embargo, 48 años después, Choperena y Madera no se pueden ni ver, protagonizan un pleito inédito con consecuencias penales. La música que ayer los unió, hoy los enfrenta.
Una de las pruebas aportadas a la investigación es un certificación del gerente general de Sayco, expedida el 18 de noviembre de 1999, en la que se informa en relación con La pollera colorá, que Juan Bautista Madera aparece con el 50% de los derechos sobre la obra como compositor; Wilson Choperena con el 25% como autor y Sono Inter con el 25% como editor de la pieza musical. El mismo gerente declaró que tanto Madera como Choperena aparecen como coautores de la obra.
En enero de este año, el Juzgado 24 Penal del Circuito condenó al maestro Choperena a 24 meses de prisión y le impuso una multa de más de $10 millones. Su defensor apeló y el proceso fue a parar al Tribunal Superior de Bogotá. El conocido compositor, hoy en día en una situación económica muy precaria, se valió de tecnicismos para evitar la mano de la justicia al decir que no se estableció que la versión de La pollera colorá fuera la misma cuyos derechos fueron cedidos a Sonolux Internacional.
Sin embargo, el Tribunal fue contundente al afirmar que la canción fue compuesta en conjunto por los maestros Wilson Choperena y Juan Bautista Madera y que ambos eran dueños de los derechos patrimoniales de la obra. Sostuvo el Tribunal que aunque Choperena hubiera efectuado arreglos a la obra original para cambiarle su tonalidad, ello no alteraba en lo sustancial la que, se diría, es la canción más colombiana de los colombianos. La misma melodía que lleva cinco décadas animando parrandas o diciembres —y, claro, levantando guayabos—, hoy es objeto de una agria disputa con carcelazo de por medio.