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Dos nuevos testigos en caso ‘Job’

Historia del abogado y el diplomático que se reunieron en la Casa de Nariño con delegados de ‘Don Berna’.

Norbey Quevedo H. / Luisa Pulido R.
13 de septiembre de 2008 - 02:16 a. m.
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Esta semana comienzan formalmente las averiguaciones que pretenden determinar si los secretarios de Palacio, César Mauricio Velásquez, de prensa, y Edmundo del Castillo, jurídico, pudieron incurrir en falta disciplinaria. Un asunto que se derivó de la reunión que celebraron el pasado 23 de abril en la Casa de Nariño con dos emisarios del jefe paramilitar Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna: su abogado, Diego Álvarez, y el desmovilizado Antonio López, alias Job, asesinado el 28 de julio en Medellín.

Han pasado casi tres semanas de la publicitada reunión y es evidente que el asunto ha generado tensiones en Palacio entre algunos de sus protagonistas. La razón es que no existe una explicación uniforme sobre lo qué realmente pasó. Al punto que tanto Del Castillo como Velásquez decidieron revelar los detalles del encuentro sólo ante los investigadores de la Procuraduría y en presencia de sus abogados.

Un asunto que no resulta fácil, si se tiene en cuenta que de por medio está la imagen de un gobierno y de dos de los hombres que llegaron el año pasado a ocupar posiciones claves en la Casa de Nariño. Velásquez, con amplia trayectoria en medios de comunicación y la academia, y Del Castillo, experto abogado que se juega su futura aspiración para ser incluido en la terna para fiscal que se decidirá en pocos meses.

Pero más que aclararse el asunto, esta semana pareció enredarse más, porque si bien en su momento hasta el propio presidente Álvaro Uribe, sus dos secretarios y el abogado de Don Berna dieron sus explicaciones, nuevos hechos mostraron que no se contó todo lo que pasó.

El lunes, Radiosucesos RCN reveló que a la referida reunión, además de Velásquez y Del Castillo, el abogado Álvarez, alias Job y una funcionaria del DAS, asistieron otras dos personas. Se trata del abogado Óscar Iván Palacio Tamayo y el actual embajador de Colombia en República Dominicana, Juan José Cháux Mosquera. Ambos con nuevos testimonios que pueden complicar las versiones que sobre el tema han entregado al país los asistentes a la reunión.

¿‘Lobby’ en Palacio?


El caso del abogado Óscar Iván Palacio es bien particular. Aunque afirma que estuvo en la reunión por una coincidencia, El Espectador conoció que fueron otros los motivos que lo llevaron a participar de la polémica cita.

Un antecedente trágico marcó su destino. El 24 de febrero de 2006 le cambió la vida al jurista. En el helicóptero en el que se transportaba el empresario Pedro Juan Moreno Villa, que se accidentó en el Urabá antioqueño, también falleció su hija de 21 años, Ana María Palacio Cardona. Un asunto que en concepto de las autoridades obedeció a fallas humanas, pero que casi dos años y medio después, considera Palacio no ha sido investigado suficientemente. Al punto que, según conoció El Espectador, solicitará que se reabra la investigación.

Palacio Tamayo es un hombre cercano al uribismo. Perteneció a las huestes de la ultraderecha encabezadas por su amigo Pedro Juan Moreno Villa. Una relación que se afianzó desde 1995, cuando Palacio se desempeñó como secretario de Recursos Humanos y Moreno Villa ocupó la Secretaría de Gobierno, en el mandato de Álvaro Uribe.

Después de su paso por la Gobernación, Palacio asumió como subdirector administrativo de la Comisión Nacional de Televisión, en donde las cosas no funcionaron. Por eso a los ocho meses ya estaba de vuelta en el Urabá, en donde retomó su actividad como abogado litigante en seguridad social. Allí en 2002, cuando germinaba el uribismo por todo el país, también sembró su semilla en la región.

De regreso en Bogotá y cuando esperaba que su gestión rindiera frutos burocráticos, apareció el agente turístico Aníbal Pérez, quien le ofreció la gerencia de Intercontinental de Aviación. Ya era 2004. Palacio aceptó, pero a los seis meses renunció al cargo argumentando la inviabilidad de la compañía. No obstante, a los pocos meses el gobierno de los Estados Unidos incluyó a Intercontinental en la temida Lista Clinton, acusada de tener vínculos con un hombre cercano a los jefes de las autodefensas, el narcotraficante extraditado Gabriel Puerta Parra, quién a la postre se conoció que era su mayor accionista.

Palacio no se dio por vencido y se vinculó al Fondo Nacional del Ahorro (FNA), como abogado externo, y paralelamente empezó a visitar la Casa de Nariño. Allí se reunía con frecuencia con su amigo desde hace 20 años, el secretario de prensa, César Mauricio Velásquez.

Y como experto en seguridad social encontró otra fuente de ingresos: asesorar a los municipios y a los hospitales en las reclamaciones de recursos por salud y pensiones. En privado, dicen que es lobbista, que busca a Alfazar González, quien maneja asuntos regionales en Palacio, a donde acude una o dos veces por semana.

A mediados del año, Palacio conoció a Antonio López, alias Job, con quien se reunió varias veces. Y en una ocasión, Palacio le contó la tragedia de su hija. Job le aseguró que tenía información sobre lo que supuestamente había pasado en el accidente. Posteriormente, le presentó al apoderado de Don Berna, Diego Álvarez. Motivado por resolver las dudas sobre el accidente, Palacio estrechó sus lazos con los emisarios de Don Berna.

El día de la reunión en la Casa de Nariño, ya sabía de la cita porque justamente ellos le informaron que había sido concertada con el secretario jurídico, Edmundo del Castillo. Incluso, al abogado Palacio le contaron sobre las grabaciones que iban a llevar. Por eso asistió al encuentro y aunque dice que “fue de pato”, no se sorprendió al ver a los asistentes y el escándalo que produjo la divulgación de la reunión en la revista Semana. Luego del asesinato de Job en julio, el tema de su hija quedó en el olvido.


El caso Cháux

Pero además de Palacio Tamayo, también se conoció de la asistencia del actual embajador Juan José Cháux Mosquera. Aunque se negó a dar nuevas explicaciones a El Espectador sobre el encuentro, también causó extrañeza su presencia. Sin embargo, el diplomático aseguró a los medios que fue el secretario jurídico quien lo invitó al encuentro y señaló que fue a la reunión para aclararles a los abogados de Don Berna que no sería el embajador en Países Bajos.

Sin embargo, una fuente de la Casa de Nariño le señaló a El Espectador que, dos horas antes de la cita, sorpresivamente Cháux fue quien le informó a Del Castillo que asistiría al encuentro, a lo cual este último no le puso objeción, en razón a que sería nombrado embajador en República Dominicana.

No es la primera vez que el diplomático, ex representante a la Cámara, ex senador y ex gobernador del Cauca se ve envuelto en situaciones apremiantes. Mientras se desempeñó como gobernador fue víctima de varios atentados por parte de las Farc, de los cuales milagrosamente salió ileso.

Pero en declaraciones ante fiscales de Justicia y Paz en mayo y noviembre de 2007, el ex jefe paramilitar del bloque Calima de las autodefensas Hebert Veloza, alias H.H., declaró que Cháux recibió apoyo de los paramilitares en su campaña a la gobernación. Un asunto que Cháux precisó argumentando que no recibió apoyo pero sí se reunió para indagar por la suerte de un familiar que estaba secuestrado. De igual manera, en declaraciones a El Espectador el pasado 3 de agosto alias H.H. cambió su versión y aseguró que no benefició políticamente al ex mandatario.

Dos testigos nuevos de una polémica reunión en Palacio con emisarios de alias Don Berna que nublan el panorama en momentos en que se inician las averiguaciones formales de la Fiscalía y de la Procuraduría, que en últimas determinarán si la reunión tuvo como propósito la entrega de unas grabaciones o si hay algo más.

Por Norbey Quevedo H. / Luisa Pulido R.

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