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Luz Marina Bustos, la generala

Con su ascenso, la coronela Luz Marina Bustos marca un hito en la historia de la Policía.

El Espectador
05 de junio de 2009 - 07:25 a. m.

No es la primera vez que la coronela de la Policía Luz Marina Bustos Castañeda es designada en un cargo que nunca antes había sido ocupado por una mujer. En agosto de 2004, por ejemplo, fue la primera de su género en alcanzar la dirección del Fondo Rotatorio, puesto en el que permaneció hasta el 11 de diciembre de 2005. Al día siguiente, también como primeriza, comenzó a ejercer como directora de Sanidad, en donde estuvo hasta el 6 de agosto de 2006. Desde septiembre de 2007, de igual manera, fue la primera en responsabilizarse por la dirección administrativa y financiera de su institución.

En octubre pasado, marcando un hito en la historia de la Fuerza Pública colombiana, fue ascendida de rango. “Es la primera vez que una mujer es llamada a curso para ascender a general”, dijo el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, en la ceremonia en la que se divulgaron los nombres de la decena de coroneles de la Policía que asistirán a la Escuela Superior de Guerra para que, a partir de junio del próximo año, un sol aparezca en la solapa de sus uniformes. En total, las trayectorias de 26 oficiales fueron evaluadas por 19 generales de esta entidad. “Estoy muy agradecida con el mando y el Gobierno”, dice ella.

La coronela Bustos ingresó a la Escuela General Santander como cadete en enero de 1980, con 20 años de edad. Formó parte de la primera generación de 14 mujeres que ingresaron con posibilidad de hacer una carrera completa en la Policía. De ese grupo, sólo la mitad terminó el curso. El acondicionamiento físico, recuerda, era igual que el de los hombres. “De hecho, cuando yo entré, estaba en muy buena forma porque en el colegio jugaba baloncesto y era atleta. A algunos de mis compañeros les daba rabia que yo les ganara y hasta veía que algunos superiores los regañaban por haberse dejado ganar de una mujer, ante lo cual protesté”, relata la oficial.

En la Policía, que cuenta con unos 146.000 integrantes, la proporción es de una mujer por cada 23 hombres. En el hogar de Bustos la única presencia femenina es la suya: un esposo y tres hijos de 22, 17 y 10 años viven con ella. “Bendita entre los hombres”, se autodefine. Su marido, incluso, también formó parte de la Policía, pero, a diferencia de ella, no fue llamado al ascenso y se retiró como coronel. “Él me ha apoyado en todo, nunca le he sentido celos o machismo. Es la muestra de su amor infinito. Hay quienes sacrifican sus aspiraciones profesionales por su pareja, pero en mi caso ni siquiera fue una opción”, asegura la oficial.

Minutos antes de que comenzara la ceremonia de ascensos, los coroneles elegidos fueron reunidos en una sala de juntas y allí recibieron la noticia. “Cuando yo era cadete, no faltaba el compañero que consideraba que no íbamos a poder. Nos miraban con extrañeza, al fin y al cabo era una institución hecha para hombres”, dice esta abogada de la Universidad Católica de Colombia. El próximo mes de junio los demás oficiales se referirán a ella como general o tal vez generala, no tienen muy claro cuál será el término que utilicen. Y aunque defiende el aporte de las mujeres en la Policía, no promoverá políticas internas a su favor. “No es necesario. Nuestro mando es moderno y, además, las mujeres llegamos para quedarnos”, concluye.

A pesar de la alegría que le produjo su nombramiento, la oficial no quiso ignorar que hoy, 1° de noviembre, es una fecha que representa para la institución un día negro: hace 10 años, cerca de 1.200 guerrilleros del frente oriental de las Farc se tomaron Mitú (Vaupés), dejando un saldo de 37 muertos y 61 policías privados de la libertad. “No quiero que dejemos de lado al coronel Luis Herlindo Mendieta, al mayor Enrique Murillo y al sargento César Augusto Lasso. Los recordamos siempre con mucho respeto y amor”, expresa esta próxima generala de la República.

La trayectoria de la coronela

La oficial Luz Marina Bustos, bachiller del Colegio Integrado Pío XII (Pacho, Cundinamarca), ingresó como cadete a la Escuela General Santander en enero de 1980. En noviembre de 1981 se graduó del curso de vigilancia y, siete años más tarde, recibió su diploma de abogada de la Universidad Católica de Colombia.

Se especializó en Derecho Administrativo y en Derecho Penal y Ciencias Forenses. Fue comandante del Centro de Instrucción Femenino, asesora jurídica, jefa de asuntos disciplinarios, coordinadora de la Justicia Penal Militar y, en 2006, antes de ocupar su cargo actual, fue nombrada agregada en la Embajada de Panamá.

Por El Espectador

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