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¿Cómo es Amaia sin Van Gogh?
Amaia Montero.
Una decisión difícil de tomar.
Ésta, la de ser solista, una decisión muy meditada y pensada. Profesionalmente es un riesgo grandísimo.
Lo bueno de ser solista.
Es diferente. Cuando uno está en un grupo las cosas se comparten, las decisiones tanto buenas como malas son entre cinco y, bueno, cuando está uno solo todo pasa por uno.
¿El disco ‘Amaia Montero’ de dónde sale?
Del corazón.
Un lugar para componer.
En este caso ha sido la casa de mis padres.
¿Y es fácil componer?
No te creas. He tardado nueve meses en hacer estas canciones y, bueno, hay momentos de inspiración y momentos que no lo son, hay de todo. Fácil no es, pero es muy enriquecedor y terapéutico para mí.
¿Qué quiere ser Amaia?
Una palabra serena y clara, un alma libre de madrugada (risas).
Algo que inició y que le gustaría terminar.
Mis clases de guitarra, con eso puedo seguir toda la vida. Aunque en realidad en la vida hay que ser un poco constante con todo.
¿Desde cuándo tanta afinidad con el mar?
Desde siempre, desde pequeña.
¿Tuvo que ver algo la enfermedad de su padre?
No, pero a mi padre sí porque él adoraba el mar.
¿Qué ha pasado con sus dos labradores?
Ahora son tres y están en casa muy bien.
¿Cómo se llaman?
Mafalda, Pop y Bongo.
A parte de su voz, ¿qué es lo más sensual que tiene?
Mmm, no sé si soy la más apropiada para responderlo (risas).
¿Con qué artista colombiano le gustaría hacer dueto?
Con Juanes.
Un logro.
Mi primer disco: Amaia Montero.
Un sueño por cumplir.
Seguir en la música.
Su comida preferida.
El chocolate.
¿Con qué se dejaría tentar?
Con unas vacaciones a Hawaii.
¿Qué le saca el mal genio?
Las injusticias y la mentira.
¿Cómo cuida su voz?
Trato de descansar bastante y dormir.
¿Qué la hace llorar?
La muerte.
El artista español más grande de la historia.
Más internacional... Julio Iglesias.
La mejor voz femenina del momento.
¡Uff, madre mía! A mí siempre me ha gustado mucho Whitney Houston, la voz bella.
La canción más linda que ha hecho.
No sé. Todas me parecen lindas, o si no no las haría.
La que más satisfacción le dio.
No voy por canciones, voy por discos.
¿Quién fue su mentor?
Me gusta la música, porque creo que es algo innato en mí; pero si alguien me inculcó la música, ese fue mi padre.
¿Cuándo tocó por primera vez la guitarra?
Hace ya unos años.
¿A quién le pediría un autógrafo?
A Bono.
El país donde le gustaría dar un concierto.
En Italia.
¿Habrá posibilidades de volver a La Oreja de Van Gogh algún día?
Nunca se sabe (risas).
¿Pronto la tendremos en Colombia?
Sí. El 19 de junio en Bogotá en el Coliseo El Campín y el 20 en Cali, en la plaza de toros.
¿Cómo anda su vida sentimental?
Tranquila.
¿Cómo le gusta divertirse?
La verdad con el poco tiempo libre que me queda, me gusta estar con mis amigos, estar en la playa con mis perros y con mi familia. Cosas sencillas.
¿En sus nuevas letras habrá cambios o sonará como antes?
Habría que escuchar mi disco, ahí se nota.
Un aroma.
Muchos, me encantan los perfumes.
Ha llorado por amor.
Si.
¿Qué no perdonaría?
La traición.
Un defecto.
La impaciencia.
Vendió seis millones de discos con el grupo, ¿cuántos venderá en solitario?
Bueno si vamos ahora en proporción con lo que se vende, la verdad que el doble disco de platino aparezca vendido en América, que son como casi 300 mil discos, tal y como están los picos en proporción, más lo que se vendía antes, creo que todo va bien.
¿Cuántas veces ha venido a Colombia?
Una.
¿Qué es lo que más le gusta del país?
Tengo un preciso recuerdo del concierto. Que fue en la Plaza de Toros de Bogotá.