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El ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, quien lleva más de siete años al frente de esta cartera y ha estado en el ojo del huracán por escándalos que han salpicado a sus fichas clave, se mantendrá inamovible en su cargo hasta que el presidente Uribe decida lo contrario.
El último chaparrón del ministro Gallego tuvo que ver con el Registro Único Nacional de Tránsito, herramienta que se implementó a partir del 1° de noviembre, pero que por fallas en el sistema obligaron al Gobierno a aplazar el proyecto un tiempo más.
Ministro, ¿por qué le han dado tan duro?
La percepción sobre la infraestructura viene de una gran frustración nacional acumulada y esas angustias se han manifestado durante mi administración. Además, el manejo con bajo perfil ha perjudicado la difusión de mi gestión y de mis compañeros.
¿Hay alguien orquestando su salida?
No. No los veo empeñados en sacarme, al menos frontalmente. Ni personas ni sectores políticos.
¿Por qué tanto escándalo en el Ministerio de Transporte?
El número de contratos es gigantesco, cada proceso se volvió feroz y de controversia. En lo que llevamos de Gobierno van más de 10 mil contratos, y que causen problema, no digo de escándalo, son muy pocos. Los contratos se están ejecutando, fueron hechos de manera pulcra. Contratos torcidos nunca se ejecutan.
Hay corrupción en el Ministerio, ya han salido varios funcionarios.
Esa definición les corresponde a los organismos pertinentes que tiene el Estado. Yo de los funcionarios con los que he trabajado tengo el mejor concepto. Ante las dudas, ante las denuncias que se han hecho, hemos procedido siempre rápido y públicamente tomando las medidas del caso.
Se dice que los contratos se están entregando a los amigos del Presidente.
No, yo no expreso una opinión, sino una evidencia. Ustedes han estado en audiencias públicas, vigilantes. Jamás, en ningún proceso, ha habido beneficio para una u otra persona. Siempre he tomado las medidas que conduzcan a que los pliegos y las calificaciones se hagan con transparencia. Todos los procesos que nosotros tenemos los hacemos por licitación y audiencia pública. No hemos adjudicado un solo contrato a dedo.
No es en la adjudicación, sino en el proceso que permite habilitar y descalificar a algunos.
Jamás sucede eso. Los grupos evaluadores exponen públicamente su trabajo y queda a consideración de todos los aspirantes. Normalmente los proponentes tienen abogados de la mayor trayectoria para hacer las observaciones. En muchas licitaciones los perdedores han calificado como transparentes los procesos. En procesos como los de la Zona Metropolitana de Bucaramanga, en la que hubo controversia pública por el proceso, los que habían hecho la controversia señalaron en la audiencia que quedaban satisfechos del proceso en cuanto a transparencia; en el túnel de La Línea escuchamos a muchos expresarlo.
Usted ha hecho promesas y muchas no se han cumplido.
Dígame una. Yo no hago promesas, porque no estoy en campaña. He hecho compromisos que es diferente y sólo me falta honrar uno o dos. Pavimentar una carretera en Oporapa, que por fortuna ya se está ejecutando.
¿Qué tanto pesa Juan Martín Caicedo en el sector?
Mucho. La Cámara de la Infraestructura, diciéndolo con honradez, es un gremio absolutamente consolidado, con poder, convocatoria y poder mediático.
¿Poder político?
No lo sé, eso debe preguntárselo a él, sus nexos y círculos políticos. Bien relacionado sí lo es y el doctor Juan Martín es una persona con quien he tenido diferencias y las tendré, de distinta índole, pero uno tiene que reconocerle a la gente lo que hace.
¿Cómo es su relación con el gremio?
Con las empresas tengo que tener toda la independencia, y por ella no manifiesto odio. Soy severo y he sido siempre espontáneo en todas las expresiones, siempre he dicho lo que pienso, a veces, incluso con falta de prudencia, y las he requerido cuando ha sido necesario para que cumplan los compromisos contractuales a todas las empresas, y ellas en mí han visto dureza y a muchos empresarios sé que no les gusta y que posiblemente no soy de su agrado.
¿El Plan 2.500 no funcionó?
Muchos hasta lo elogian. El Gobierno ha tenido oposición sólida, beligerante. Yo oí a varios aspirantes a la Presidencia con expresiones gratas sobre la pavimentación regional y usted va a las regiones y se siente satisfechos. Ahí les estamos montando con las Gobernaciones el Plan Vial Regional. Es que Colombia no tiene vías pavimentadas en las regiones.
¿A qué se debió eso?
Porque hubo un error mío. Quise que todo tipo de empresa pudiera tener trabajo y entraron algunas que no tenían capital de trabajo, porque venían de una crisis y el programa era muy severo, se pagaba por hitos terminados. Muchos fracasaron. Son sólo 20 corredores los que tuvieron problemas, de más de 290. Por esas falencias se ha calificado todo el programa.
¿Hoy cómo está?
Se llevan ejecutados más de 2.500 kilómetros y se va a llegar a 2.600, aunque queda faltando mucho. Pero los gobernadores están haciendo un esfuerzo gigantesco, ya hay 11 departamentos que tienen un plan de pavimentación.
¿Por qué abandonan a la región?
La pavimentación regional es un elemento que no se puede abandonar. Antes tenemos que hacer programas más ambiciosos, como los que estamos ejecutando con las autopistas. Debemos hacer esfuerzos para que las vías secundarias también sean pavimentadas. Muchos no entienden eso y creen que una carreterita que va hacia el Guaviare es una pérdida de tiempo.
¿Cómo está subsanando los errores del Plan 2.500?
Tristemente, tuve que ponerme a demostrar solvencia económica a todo contratista que se fuera a meter en cualquier programa y en algunos una solvencia económica muy alta. Me ha dolido, porque de alguna manera concentra la contratación en los que tienen más músculo financiero y entonces los que tienen menos músculo financiero van a las etapas de subcontratación. El Plan 2.500 fue una oportunidad para que crecieran.
Pero hay inversiones invisibles.
Desde 2005 hemos estado ayudando a la región por iniciativa del Congreso con respaldo del Gobierno Nacional para que cada municipio tenga un poquito de plata para darles un mantenimiento, aunque sea precario, a las vías campesinas. En este programa ya se han invertido casi $1,5 billones en los últimos cuatro años.
¿El plan anticíclico sí funcionó?
Cambió la pendiente de la inversión y declinó el gasto de funcionamiento. En el período que llevamos el funcionamiento es en promedio el 14% y antes era del 31%; este año bajó al 10 y el año entrante bajará del 10%. La plata del sector no va para funcionamiento, sino para inversión.
¿Cuál es su responsabilidad en el Runt?
Es toda. Yo definí el grupo técnico ministerial y los asesores para que montaran todos los procesos contractuales del Registro Único Nacional de Tránsito. El Runt es indispensable para Colombia y le va a servir mucho. Cambiar esta cultura de la ilegalidad de un momento para otro creo que no es fácil, y así sea yo el responsable del Runt, yo solo no lo saco adelante. Si no es toda la sociedad la que dice que vamos a impedir esa cultura de la ilegalidad, el Runt puede fracasar.
¿Para qué sirve el Runt?
Servirá para estar en línea y que el Soat sea legal. En este campo había una evasión de casi $300 mil millones que lesiona la atención de los 45 mil heridos en accidentes de tránsito. Conducirá a la gente a legalidad, a que exista conducción segura y a que se reduzca la accidentalidad. Que no se pueda sacar el pase en cualquier esquina, que no se pueda comprar falsificado el certificado de revisión técnico-mecánica, ni el examen de idoneidad se lo manden a su casa, eso es crear la cultura de la legalidad.
¿Ha recibido amenazas por el Runt?
Puede que me cueste hasta más que la cabeza, pero no importa, porque si ese Runt salvara sólo dos vidas, porque va a salvar miles, si sólo dos vidas salvara, ya se justificará la propia.
¿Cuánto puede costar lo que se mueve en la ilegalidad?
Billones de pesos anualmente.
¿Quién responde por el Runt?
Contractualmente responde el concesionario, y política y administrativamente respondo yo.
¿Cómo ve que se haya vendido una parte del Runt a uno de los perdedores de la licitación?
Aquí se arman controversias con falta de profundidad. Las transacciones particulares están regidas por el Código del Comercio y la enajenación de acciones entre particulares nadie la puede prohibir. Nosotros en el Invías en algún momento sacamos una disposición en una licitación impidiendo que se modificaran las relaciones y las composiciones de ese consorcio, y fue declarada nula esa disposición, en pleno derecho por la Corte Constitucional. El público ve mal que el perdedor le compre al ganador.
Eso ya es otra cosa. Si es una condición ética. El asunto es que todo el que aspire a manejar un tema tiene el derecho a hacerlo ganándoselo o participando como asociado del que se lo ganó. Tendría que examinarse si esto es ético o no, pero legal es absolutamente claro que lo es.
A usted lo han querido tumbar, ¿por qué no se ha caído el Ministro de Transporte?
(Un largo silencio). Qué voy a saber yo. No, es que a mí me dice cuándo me voy es el presidente Uribe, a mí el que me nombró fue el presidente Uribe.
¿Usted es muy cercano al presidente Uribe?
Gozo de su aprecio y de su confianza, y espero nunca defraudarlo. Eso me afana mucho, no defraudar la confianza y el aprecio que él me ha demostrado. Es que yo llevo con él 15 años.
¿En algún momento ha pensado renunciar?
Tirar la toalla dice usted. Le respondo de otra manera, en muchas ocasiones sí lo he pensado. Si vale la pena sufrir tanto. Sí, muchas veces lo he pensado.
¿No se va a caer el Ministro?
Muchas veces cojeo, doy traspiés. Zancadillas sí me ponen muchas.
¿Quién le hace zancadilla?
Huy mucha gente. Yo no me fijo en eso, yo me fijo en los raticos que disfruto, los raticos de gozo.Pasado un tiempito, creo que el país va a decir que valió la pena que ese tipo estuviera allá.
¿Usted es transparente?
No tengo hijos, no tengo ambiciones, tengo vida modesta a pesar de que tengo bienes de fortuna que Dios hizo poder conmigo. Pero yo no pienso en mí, pienso es en las otras personas, que es como lo que soy yo, que pueda tener oportunidades y que puedan servirle al país. Yo ni me dejo ver, yo en los escenarios no aparezco.