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El hoy gobernador de Santander recuerda el supuesto complot de Juan Manuel Santos para tumbar al entonces presidente de la República Ernesto Samper Pizano (1994-1998) y dice que fue un proyecto ingenuo.
Si hay alguien en Colombia que se muerde los labios para no expresar sus opiniones políticas, ése es Horacio Serpa Uribe. Sólo le gana el presidente Álvaro Uribe Vélez, quien como se sabe ha intervenido abiertamente en esta campaña, unas veces en defensa del candidato Juan Manuel Santos y otras contra Antanas Mockus. Y lo hace olímpicamente, porque sabe que al primer mandatario no lo puede sancionar la Procuraduría General, mientras que a Serpa sí.
Con base en el argumento anterior quisimos ‘picarle la lengua’ al Gobernador de Santander, y le presentamos un extenso cuestionario, invitándolo a que contestara sólo aquellas preguntas que se creyera en condición de hacerlo. Pues bien, ni corto ni perezoso, las respondió todas:
Por qué ha estado tan callado sobre el actual momento político. ¿Le tiene miedo a la Procuraduría?
A la Procuraduría no le tengo miedo, sino respeto. Yo opino sobre política pero no sobre el proceso electoral, pues no me está permitido como funcionario público.
¿Cómo se siente al ver que ya no sólo Édgar ‘El Pote’ Gómez (a quien usted ayudó a incorporarse a las filas del liberalismo), sino toda la bancada serpista de Santander se le colinchó al bus de la victoria de Juan Manuel Santos?
Los congresistas liberales dijeron que habían obrado en ejercicio de la libertad que autorizó el Jefe del Partido.
¿Y cómo se siente al comprobar que tendremos otros cuatro años (por no decir ocho) de lo mismo?
Cada gobierno es una oportunidad diferente. Sea quien fuere el nuevo Presidente, habrá cambios. Especialmente porque “el palo no está para cucharas”.
¿A grandes rasgos, qué fue lo más destacado de los resultados de la primera vuelta electoral?
No se requiere ser buen observador para darse cuenta de que la gran falla de las encuestas fue no haber detectado el enorme apoyo a Uribe. Lo otro a destacar es la división del país: la U el 50 por ciento, y entre Verdes, Polo, Cambio, Conservatismo y Liberales –los que no apoyaron la reelección- el otro 50 por ciento. Tenaz.
¿A qué cree que obedeció la flagrante derrota del candidato del Partido Liberal?
Hace rato que el Partido está mal. Turbay casi no le gana a Betancur. López perdió 4 años después. Hubo un repunte de Virgilio Barco y luego la esperanza de Luis Carlos Galán, asumida por César Gaviria. La crisis del gobierno en el que estuve con Samper, hizo mella, a pesar de lo cual casi le ganamos al Toconser (Todos contra Serpa). El transfuguismo de los Congresistas en 1998 perjudicó al Partido, lo mismo que el retiro de Uribe en el 2001 y la cola que se llevó, que fue larga. A mí me derrotaron tres veces. Doce años recibiendo palo es mucho tiempo. Y a pesar de todo, hace tres meses el liberalismo eligió a 55 Congresistas. Esperemos, porque en política no hay derrotas eternas.
Un columnista de Semana opinó que “a Rafael Pardo le faltó lo que le sobra a Horacio Serpa: carisma”. ¿Qué opina de esa apreciación?
Pardo es una persona respetable y seria. Está de todo corazón en el Partido Liberal. Algunos le cobraron en exceso las que hizo, y otros las que no hizo. Siempre hay pretextos para apoyar o no apoyar. Además, le tocó ser candidato en el peor momento, pero obró con dedicación y dignidad. Me sentí muy bien votando por él.
¿Y a qué cree que obedeció la altísima votación por Juan Manuel Santos, casi al punto de no requerir segunda vuelta?
Los que de esto saben más que yo, han dicho que se hizo presente el uribismo.
Daba la impresión de que el Partido Liberal había mandado a Horacio Serpa a la trastienda, después de su segunda derrota con Álvaro Uribe. ¿No cree que ahora, con la derrota de Pardo por un lado, y por otro el triunfo del liberalismo en Santander en las elecciones parlamentarias, esto le devolvería a usted un lugar de preeminencia en el Partido?
Vine a Santander a ser útil y a cumplir con mi teoría de incidir en lo local y lo regional, para que el Partido pueda volver a lo nacional. Estoy contento. Me considero dando buen ejemplo. Hay gente que me quiere, y eso nos alegra a Rosita y a mí. Hasta hay quienes me consultan. Desde mi departamento sigo Haciendo País.
A José Obdulio Gaviria le preguntaron qué pensaba del futuro de Serpa, y respondió: “la crisis del Partido Liberal se debe mucho a la separación de Horacio Serpa. Porque Serpa en esta coyuntura le hubiese dado mayor fortaleza, mayor contenido. Me parece que les está haciendo mucha falta, y no veo por qué no recuperar la amistad personal y la alianza política que tuvieron Serpa y Uribe”. ¿Qué opina de esta apreciación?
Le tengo aprecio y respeto al doctor Álvaro Uribe. Dice la canción que “un amor viejo no se olvida”. Como gobernantes hemos tenido buenas relaciones. Claro, él no cree en muchas de las cosas por las que yo me hago moler, ni yo he estado de acuerdo con muchas de las que él ha hecho. Como santandereano, reconozco que durante su gobierno nuestro departamento regresó a la convivencia y a la tranquilidad.
El ex presidente Ernesto Samper le dijo a Caracol Radio que Juan Manuel Santos sí estuvo metido en un plan para derrocarlo. Usted, que fue el ministro del Interior de Samper, ¿qué información tiene al respecto?
Yo fui el que denunció públicamente las actividades de Santos, cuando anduvo hablando con tirios y troyanos para armar una coalición y llegar al poder en nombre de la paz, reemplazando a Samper. Para mí la acción de Santos fue un proyecto bastante ingenuo, que nunca puso en peligro la estabilidad del gobierno.
¿Cree que con Juan Manuel Santos en la Presidencia, pudieran verse nuevamente torpedeados procesos judiciales tan delicados como los falsos positivos, las ‘chuzadas’ del DAS, la parapolítica, la Yidispolítica, o el proceso que al parecer se va a reabrir contra el hermano del presidente Uribe?
No puedo opinar sobre candidatos en relación con el actual proceso electoral. Pero a cualquiera que llegue se le puede aplicar el dicho: “escoba nueva barre bien”.
Complemento de la pregunta anterior: suponiendo que ya como ex presidente Álvaro Uribe fuera acusado de algún crimen por parte de la justicia (nacional o internacional), cuál papel cree que desempeñaría Santos como Presidente: ¿apoyo incondicional a Uribe, o apoyo a la justicia?
No contesto preguntas sobre supuestos. Una vez lo hice en un debate presidencial y me tiraron duro las orejas.
¿No cree usted que una eventual presidencia de Juan Manuel Santos aumentaría la crispación entre Colombia y Venezuela?
No me meta en camisa de once varas. Puedo decir, eso sí, que para Colombia es prelación tener las mejores relaciones con el mundo, especialmente con los países vecinos.
¿Será que en la derrota de Antanas Mockus pudo influir en algo la poderosa campaña de propaganda negra que se desplegó desde diferentes frentes contra ese candidato?
Las propagandas negativas se han utilizado en Colombia desde hace años. En el 98 me derrotaron en la segunda vuelta con cargo a una gran campaña negativa implementada en diferentes espacios. Sobre lo actual no opino.
Sea como fuere, ¿qué culpa le cabe al propio Mockus –o al Partido Verde- en su derrota?
Usted me quiere hacer botar de la Gobernación, cuando todavía no he terminado mi programa social.
Ya que no pudo votar “por Pardo y por Pardo”, ¿por quién votará en la segunda vuelta?
Claro que voy a votar. Es un deber. Pero no digo por quién, porque en esta vuelta no es obvio, como en la primera, cuando mi obligación era respaldar al candidato del Partido Liberal.
Ante un eventual fracaso del gobierno Santos ¿alimentaría la esperanza de que para 2014 el país volteara de nuevo los ojos sobre usted?
No se puede basar una aspiración política en el fracaso de un gobierno, pues sería desearle males al país. Estoy tranquilo en Santander. Que yo sepa, los únicos que están esperando mi regreso son los nietos.
Díganos lo bueno, lo malo y lo feo de Álvaro Uribe.
El doctor Uribe pasará a la historia por la Seguridad Democrática, porque a pesar de los inconvenientes produjo unos resultados apreciables y apreciados. Pongo de ejemplo a Santander y le hago un reconocimiento. Malo, bien malo, los falsos positivos y las ‘chuzadas’ del DAS. Feos los procesos que se dieron para la reelección, en los dos eventos.
A usted, que figura entre los ‘chuzados’, ¿qué sabor le dejó el asunto?
Fue una acción reprochable y delincuencial. Recuerdo la calumnia del 2006, cuando informaron sobre relaciones mías con el ELN. Ahora se viene a saber que fue una patraña del DAS. Como dicen los españoles, ¡joder!
Ya para terminar, concretemos: ¿está de acuerdo o en desacuerdo con que funcionarios como usted o como el Presidente de Colombia puedan expresar libremente sus propias opiniones políticas?
Es un anacronismo. Los cargos de Gobierno son políticos, a los que se llega de mano de la política. En el Gobierno se representan ideas, colectividades, propuestas, intereses. En la reelección el Presidente hace campaña para sí mismo. Debe continuar prohibido utilizar el poder gubernamental para perseguir o para apoyar. Pero el derecho de opinión es constitucional. Esas prohibiciones tienen mucho de farsa. En la Constituyente del 1991 pretendimos reformarlo, pero sólo lo logramos a medias.