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Desde la infancia María Fernanda Campo se propuso sobresalir. En el colegio siempre tuvo las mejores calificaciones, creció con el deseo de superarse y alcanzar la excelencia. Cuando terminó el bachillerato en el Liceo Los Andes de Buga —su tierra natal— no sorprendió a nadie al anunciar que estudiaría ingeniería. Ya eran conocidas sus habilidades matemáticas.
Julián Domínguez, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, quien conoció desde su niñez a la este lunes designada ministra de Educación del presidente electo, Juan Manuel Santos, cuenta que Campo es de esas personas capaz de lograr el equilibrio perfecto entre lo físico y su belleza interior.
En Bogotá, la vallecaucana estudió Ingeniera Industrial en la Universidad de los Andes y luego hizo una maestría en Finanzas en American University. En 1998 y 1999 fue viceministra de Relaciones Exteriores, otra temporada trabajó en el sector financiero y hasta este lunes fue por 10 años la presidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB).
“Le ha tocado sortear crisis y llegar a tener éxitos, como conseguir para la CCB el reconocimiento internacional como una empresa de calidad. No me cabe duda de que trabajará para el ajuste entre oferta y demanda educativa para el sector productivo. Tendrá que aportar lo que ha visto desde el lado del sector empresarial, donde los requerimientos de educación son muy exigentes y Colombia tiene que formar talento”, agrega Domínguez.
El paisano de la nueva ministra dice que por fuera de la oficina Campo disfruta de la vida familiar en su casa de recreo acompañada de su hijo Santiago, estudiante de Derecho. También aprovecha para darse gusticos como escuchar música bailable o comer dulces, eso sí, sin descuidar su cuerpo, porque es considerada una juiciosa deportista que trota en las mañanas.
Aunque para muchos se trata de un nombre poco sonado, personajes de la política nacional, como el ex asesor presidencial Fabio Echeverri, dan fe de las capacidades profesionales de esta bugueña.
“Es ante todo una mujer muy inteligente y muy bonita. Tiene una formación muy completa. Profesionalmente es competente. La conozco hace muchos años, cuando fue funcionaria de corporaciones financieras y de la banca antes de irse a la Cámara de Comercio, entonces yo era presidente de la Andi”, cuenta Echeverri.
Y si bien muchos creen que la saliente ministra, Cecilia María Vélez, dejó un punto alto de trabajo tras ocho años en la cartera de Educación, Echeverri consideró que Santos, otra vez, hizo una muy buena escogencia, porque asegura que Campo tiene gran capacidad laboral y es toda una gerente: “Siempre organizada, seria, honorable, puntual, estudiosa y firme en sus decisiones. Tiene tanto conexiones nacionales como internacionales. Creo que fue un acierto”.
En días pasados, Campo asistió juiciosamente al empalme entre el nuevo y el saliente gobierno. Allí Jaime Piñeros, consultor en educación, la conoció —sin saber de su nombramiento— mientras analizaban cuáles serán los retos en educación del gobierno entrante, que al parecer ya están definidos.
“El principal reto es el mejoramiento de las teorías de la educación, en el sentido de que las metas internas de cobertura prácticamente ya se alcanzaron y casi toda la población en edad escolar asiste al colegio”, dice Piñeros, quien percibió a la nueva ministra como una persona capacitada y enterada de la educación.
El profesor Luis Grubert Ibarra, secretario de Asuntos Pedagógicos y Científicos de Fecode, advierte que si para la nueva ministra la educación debe estar en correspondencia de las necesidades de la industria, para ellos debe estar en correspondencia con las necesidades del país: “La formación integral se aleja de la visión de los empresarios para educar, quienes piensan sólo en el tema de la competitividad”.
María Fernanda Campo, por su parte, se limita a decir que trabajará para que la educación mejore cada día más. “Hemos hecho esfuerzos para que haya mayor vinculación en la formación que reciben los alumnos con las necesidades del sector empresarial”, añade.
Desde Chile, Juan Manuel Santos también designó a Cristina Plazas como secretaria del Consejo de Ministros y Catalina Crane como alta consejera de la gestión pública.