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La lucha contra la corrupción en Colombia se ha estancado. Esa es la principal conclusión que se desprende del informe presentado por Transparencia por Colombia, en el que se le otorga al país una calificación de 3,8 en materia de riesgo de corrupción, la cual nos ubica en el puesto número 68 entre 183 países del mundo. Sin embargo, según dicho informe, a pesar de que el 72,2% de los colombianos acepta que hay corrupción, el problema sólo es prioritario para el 2,9%.
Los resultados del estudio fueron dados a conocer durante la celebración de los diez años de Transparencia por Colombia, evento que contó con la participación del vicepresidente Francisco Santos y de Huguette Labelle, presidenta de Transparencia Internacional. El informe establece que si bien se han dado avances importantes en temas como el de mayor acceso a la información, mayor rendición de cuentas por parte de las entidades públicas y más ejercicios de control ciudadano, al mismo tiempo se han presentado nuevas y sofisticadas formas de corrupción, especialmente en temas como el de la captura y la reconfiguración cooptada del Estado.
En este sentido, la presidenta de Transparencia Internacional, Huguette Labelle, llamó la atención sobre la necesidad de revertir en el país la tendencia de concentración de poder en el Ejecutivo y buscar un mayor equilibrio e independencia entre los poderes, como condición indispensable para el adecuado funcionamiento de un sistema de integridad basado en equilibrios donde cada actor vigila y es vigilado. “La lucha contra la corrupción en Colombia requiere que estos controles operen de forma efectiva y que la interacción entre los actores se ciña a reglas democráticas y transparentes”, agregó.
Según indicó, la Oficina Anticorrupción debe ser un organismo independiente del Gobierno Nacional y si por algún motivo ello no es posible, se deben hacer todos los esfuerzos para otorgarle plena autonomía. “El 3,8 que sacó Colombia no es una buena calificación, aunque hay que reconocer que se ha tenido una leve mejoría, ya que hace algunos años esa calificación estaba en 2,2”, puntualizó Labelle.
Por su parte, el vicepresidente Francisco Santos destacó la importancia del informe de Transparencia por Colombia, porque permite conocer “dónde están realmente los problemas en los que el país debe mejorar”. Sin embargo, advirtió que por ahora no se pretende realizar ningún cambio sustancial en la Oficina Anticorrupción, si bien el Gobierno está dispuesto a escuchar ideas para transformarla en un organismo más eficaz. “La verdad es que no me disgusta la idea de que la Oficia de Anticorrupción sea independiente del Gobierno”, afirmó.
Óscar Ortiz, director del Programa Presidencial de la Lucha Contra la Corrupción, reconoció que todavía falta mucho por hacer, pero enfatizó que el problema colombiano hay que mirarlo integralmente. “Quizá lo ideal es que seamos independientes, pero eso se les debe preguntar a los expertos. Por cierto, entre los invitados a la conmemoración de los 10 años de Transparencia por Colombia estuvo el ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus, quien mostró su preocupación por la baja calificación obtenida por el país y subrayó que a la Oficina Anticorrupción le hacen falta dientes, ya que sólo está capacitada para hacer prevención y depende mucho de la diligencia de la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia.
Por último, la presidenta de Transparencia Internacional reconoció los esfuerzos hechos en el país para enfrentar los problemas de corrupción y llamó la atención para seguir en la lucha, teniendo en cuenta que “las prácticas de corrupción son cada vez más sofisticadas y complejas, y provienen de actores más diversos, organizados y con frecuencia vinculados a redes delincuenciales que buscan afectar aspectos neurálgicos del Estado en sus distintos niveles y poderes”.