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Diez años de enfrentamientos con las Farc.

El 7 de agosto de 1998, se posesionó Andrés Pastrana con el mandato de lograr las paz con las Farc, ese día anunció al país, que esa era su prioridad y lideraría de manera personal la construcción de un acuerdo de paz con una guerrilla que venia de su mejor campaña militar, con un conjunto de acciones militares contra la fuerza pública en el periodo del presidente Samper.

Luis Eduardo Celis*
07 de agosto de 2008 - 11:25 p. m.

Era tal la decisión de Pastrana en el tema de las conversaciones con las Farc, que se entrevisto con Manuel Marulanda Vélez, ya como presidente electo y accedió al despeje de cuarenta mil kilómetros cuadrados, sin mayor detalle de cómo hacer que fuera una zona para la construcción de un acuerdo de paz y no para utilizarla en apuestas militares y de acciones ilegales, como fué lo que ocurrió durante cuatro años.

El proceso del Caguan, como se conoce este ejercicio de diálogos y ninguna negociación concreta, fue el gran intento de poner punto final al alzamiento armado y lograr la integración a la vida civil de las Farc, pero ninguna de la partes estaba madura para emprender esta colosal tarea, nuevamente las lógicas y los comportamientos tanto de las Farc, como de los grupos de poder que intento liderar el presidente Pastrana, echaron al traste con este ejercicio, que de haber sido exitoso, le hubiera ahorrado a la sociedad colombiana, mucha sangre, billones de pesos y la profundización de unos odios que tardaran generaciones en superarse y lo peor, la postergación de muchos conflictos,  que en lugar de resolverse se han agravado, en medio del fragor de las balas, que nada han solucionado y en mucho han empeorado la vida económica, social y política de Colombia.

Las dificultades se anunciaron rápidamente, el primer impasse fue la salida de los soldados del batallón Cazadores en San Vicente del Caguán, la fuerza publica deseaba permanecer en este emblemático cuartel, que tanto había combatido a las Farc en el Caquetá y por supuesto la guerrilla se empeño en su salida total, el pulso fue ganado por la Farc, la segunda dificultad se dio en la instalación del proceso, el 7 de enero del 99, allí, en solitario el Presidente Pastrana sitio y sufrió la soberbia  y prepotencia de las Farc, Manuel Marulanda Vélez, no asistió a la cita con el Presidente de la Republica, aduciendo problemas de seguridad, razón vana en medio del control de la policía y fuerzas elites de las Farc, que tenían el control centímetro a centímetro de todo el casco de San Vicente y por supuesto de sus áreas rurales en el caso de las Farc.

Las Farc llegaron a la mesa del Caguan, con las cuentas de la lechera, sobrevaloraron su capacidad militar y sus posibilidades de crecer como ejercito y desarrollar una acción militar de mayor envergadura, la realidad es que esa sucesiva escalada de acciones militares: Patascoy, las delicias, puerres, el billar, la carpa, Cerro Tokio, Mitu, Miraflores, la Uribe, siendo acciones importantes, no representaban un gran salto cualitativo en la confrontación militar como para pensar en que iban ganando la guerra, en terminos estrictamente militares, lo que logro las Farc, con estas acciones fue una capacidad de concentrar y desconcentrar contingentes guerrilleros numerosos, trescientos cuatrocientos efectivos, para estas acciones puntuales y siendo esto significativo, visto a la distancia, no significo un extraordinario salto ni cualificación en su capacidad militar, como para inclinar estratégicamente la balanza de la confrontación.

Por supuesto que las Farc, lograron transmitir la sensación de una fuerza con iniciativa militar y fue tanto que terminaron auto-creyéndose, que iban camino a su soñado triunfo militar, para lo cual desplegarian su ofensiva final, sobre Bogotá, vana ilusión que lo harían mantenerse en una estrategia de acumulación de fuerza militar, mientras desarrollaban la mesa del Caguna. La gran tragedia de las Farc, y que quedo evidenciada en el Caguan es mantener su estrategia de “dos carriles”; un primer carril de acumulación de fuerza militar para su proyecto de triunfo total sobre el estado colombiano y un segundo carril, de negociación de parte del poder, en donde las Farc, no aspirar a nada inferior del 50 %; la mitad de una constituyente, la mitad de un gobierno de transición, la mitad de todo, deliraban las Farc, soñaban despiertos.

Pero si por el lado de las Farc, los cálculos rayaban con la irresponsabilidad, por los lados del presidente Pastrana, la improvisación, la falta de estrategia y de propuestas no era menor, se volvieron los doctores, no. Las Farc propuso la erradicación manual de toda la coca del municipio de Cartagena de Chaira, con un involucramiento directo de las Farc, como proyecto piloto, eran tres mil hectáreas de coca y mil familias involucradas, los costos ascendían  a veinti cinco millones de


dólares y la respuesta fue no; que no era fácil, que era una apuesta arriesgada, que habían muchos temas técnicos y de sostenibilidad por resolver, todo esto es cierto, pero era un camino concreto, para comprometer a las Farc, en la lucha antidrogas y en aportar a su resolución, pero no.

Luego las Farc, propone un subsidio para dos millones de desempleados, setenta y cinco por ciento de un salario mínimo de la época, un poco más de ciento cincuenta dólares actuales, por dieciocho meses, se le consulto a expertos en economía, los técnicos del ministerio de haciendo realizaron simulacros frente a su viabilidad e impacto en la economía, muchas voces autorizadas coincidían en que era financieramente viable y podía tener unos impactos regionales importantes, pero no, no era posible hacer tamaña concesión, se interpretaba, como lanzar en brazos de las Farc, a dos millones de pobres, raciocinio elemental y mesquino y así fue transcurriendo una mesa, donde las Farc, pedían el oro y el moro y el Presidente Pastrana respondía con un sonoro, no.

Las Farc, por su prepotencia y malos cálculos políticos y militares, nunca intento ganar un respaldo ciudadano para una buena negociación, con contenidos importantes para el campo colombiano, para superar el narcotráfico, para abrir el sistema político, buenas causas, donde hubiera encontrado aliados en la sociedad, pero como su lema pareciera ser; preferimos ser temidos que respetados, la emprendió a punta de cilindro bomba contra doscientos pequeños caseríos y poblados entre los año 99 y 2001, al punto de afectar de manera muy considerable a los gobernadores más cercanos a las causas de izquierda y de renovación de esos años: Floro Tunubala, en el Cauca, Guillermo Alfonso Jaramillo en el Tolima y Parmenio Cuellar en Nariño.

Por supuesto que con esa lógica, la de tensionar y tensionar el conflicto, fue alimentando el profundo rechazo social que hoy cosecha el presidente Uribe con sus altos índices de apoyo y el mandato de la Colombia Urbana y una parte de la rural, de derrota de las Farc.

En el Caguan se enterró el proyecto de poder de las Farc y lo hicieron ellas mismas a pulso, con cada secuestrado o vehiculo hurtado que llevaban a la zona, con cada escuela militar, con cada incorporación de personas sin ningún compromiso ni formación, con cada kilo de coca procesado, para rearmarse y mejorar su logística, cada uno de estos pasos lo acercaba con mayor rapidez a su debilitamiento, las Farc, asumieron el carril del poderío militar y se desentendieron del carril de la negociación, lo que quedo demostrado es que conducir en simultanea por dos carriles es un imposible y se termina chocando y eso es lo que han vivido las Farc, en estos últimos diez años; ni negociación exitosa ni un proyecto militar en alza, todo lo contrario, se han debilitado como organización, han recibido los golpes más contundentes de toda su historia y no hubo negociación exitosa en su mejor momento con el Presidente Pastrana y la posibilidad de un alza en su accionar militar, esta totalmente descartada, para no hablar de la ficción de un triunfo militar.

Ahora que el estado Colombiano, tiene la iniciativa militar y política en el enfrentamiento con las Farc, que hay un animo triunfalista en muchos sectores sociales y políticos es bueno vislumbrar cuales son los escenarios de futuro; se podrá derrotar totalmente a las Farc o llevarlas muy disminuidas a un armisticio, podrán las Farc, recomponerse y resistir este embate político y militar, será posible un escenario de negociación o es una herejía pensar en ello, estos son temas que están por resolverse y dependen del transcurrir de la confrontación, del debate político y sobre todo de la seriedad con que asumamos el tema más visible de la sociedad Colombiana de las últimas tres décadas, una guerra regionalizada, que mucho nos ha costado en democracia y desarrollo.

Luis Eduardo Celis es coordinador del Programa de Política Pública de Paz de la Corporación Nuevo Arco Iris

Por Luis Eduardo Celis*

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