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Conozca el único Jardín Arqueobotánico de América Latina en el Eje Cafetero

El Jardín Arqueobotánico del Museo del Oro Quimbaya es un aula viva que conecta arqueología, botánica y saberes ancestrales para valorar la memoria vegetal del Eje Cafetero y fortalecer la soberanía alimentaria.

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Leidy Barbosa
29 de mayo de 2025 - 10:00 p. m.
El Jardín Arqueobotánico del Museo del Oro Quimbaya es un aula viva que conecta arqueología, botánica y saberes ancestrales para valorar la memoria vegetal del Eje Cafetero y fortalecer la soberanía alimentaria
El Jardín Arqueobotánico del Museo del Oro Quimbaya es un aula viva que conecta arqueología, botánica y saberes ancestrales para valorar la memoria vegetal del Eje Cafetero y fortalecer la soberanía alimentaria
Foto: Banco de la República
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¿Alguna vez se ha detenido a pensar qué semillas marcaron el inicio de nuestra relación con la tierra? ¿Cuáles fueron las plantas que domesticaron los primeros pueblos que habitaron lo que hoy conocemos como Colombia? Sabores, raíces y frutos han tejido una historia profunda de interdependencia entre los seres humanos y la naturaleza, una historia que se expresa en prácticas agrícolas, rituales, técnicas culinarias y conocimientos transmitidos de generación en generación.

El Jardín Arqueobotánico del Museo del Oro Quimbaya, en el corazón del Eje Cafetero, encarna esta memoria viva. Es un proyecto único en Colombia y pionero en América Latina, donde la arqueología y la botánica dialogan con los saberes ancestrales de quienes aún cuidan las semillas y preparan la tierra. Más que una colección de plantas, este jardín se propone ser un aula abierta, un espacio comunitario y un laboratorio de memoria que recorre más de 12.000 años de coevolución entre pueblos y paisajes.

“Concebido como un aula abierta, el Jardín Arqueobotánico articula el conocimiento arqueológico con los saberes tradicionales de los custodios de semillas del territorio, en un diálogo que permite reconstruir la historia agrícola del territorio. La selección de plantas es fruto de una colaboración entre investigaciones científicas —arqueobotánicas, paleoecológicas y agroecológicas— y los saberes de comunidades étnicas y campesinas, lo que posibilita comprender cómo los primeros grupos humanos se relacionaron con su entorno y qué características tenía el paisaje en el que habitaron", dijo Luz Estela Gómez González, jefe cultural del Banco de la República en la ciudad de Armenia

🍂🌺 🌼Conozca más sobre semillas: Taller de semillas nativas: aprenda saberes ancestrales y técnicas tradicionales

Quienes deseen conocer el Jardín Arqueobotánico y adentrarse en el mundo de las semillas pueden hacerlo a través de la participación del museo en la iniciativa nacional Semillas: memorias que llevan vida. Esta propuesta, liderada por el Banco de la República, estará activa durante los próximos meses en las 29 ciudades donde la entidad tiene presencia. En Armenia, por ejemplo, el público podrá disfrutar de espacios de cultivo, trueques de semillas, prácticas culinarias y encuentros con saberes tradicionales, que resaltan el valor de las prácticas agrícolas locales y la cocina ancestral como expresiones vivas de memoria, identidad y sostenibilidad.

Gómez resalta que además, a través del recorrido por el jardín, el público se adentrará en un viaje temporal que revela la vitalidad de especies usadas por milenios, algunas con evidencias arqueológicas como el aguacate, cuyo uso se remonta a más de 9.000 años, incluso antes de su domesticación. Este diálogo entre ciencia y saberes locales no solo esclarece el pasado, sino que proyecta un futuro prometedor: el museo aspira a convertirse en un referente internacional, articulado con universidades y comunidades, con eventos como un próximo seminario internacional que impulsará nuevas investigaciones y fortalecerá el rol de los custodios de semillas, quienes continúan descubriendo especies silvestres que amplían el horizonte de estudio.

¿Qué encontrará? ¿Qué podrá hacer?

“El Jardín Arqueobotánico del Museo del Oro Quimbaya funciona como un aula viva que da lugar a una programación cultural dinámica y participativa. Cada cosecha se convierte en una oportunidad para realizar talleres, trueques, encuentros con custodios de semillas y actividades culturales vinculadas a los productos de la región. Esta experiencia se enriquece con la conexión directa a las salas de arqueología del museo, donde se exhiben herramientas líticas utilizadas en el trabajo de la tierra”, dijo Gómez.

Quienes ya están familiarizados con el mundo de las plantas vivirán aquí una experiencia única, mientras que quienes se acercan por primera vez descubrirán nuevos saberes, sabores e intereses que los conectan con la memoria viva del paisaje. Algunas de las actividades más destacadas son:

Un recorrido por la historia vegetal del Eje Cafetero:

El recorrido se organiza en torno a cuatro grandes ejes temáticos:

  1. Primeros Pobladores e Inicios de la Domesticación: Podrá conocer sobre el clima, paisaje y primeras comunidades humanas. También verá jardines experimentales y selección de especies
  2. Horticultura en el Período Arcaico: Producción a pequeña escala y transformación del paisaje e investigación arqueobotánica
  3. Agricultura en las Sociedades Alfareras y Orfebres: Plantas alimentarias, mágico-religiosas, útiles e introducción de especies foráneas en épocas más recientes
  4. Orígenes Ancestrales del Fogón Cafetero: El proyecto también incluye un recetario digital colaborativo, disponible en la plataforma del Banco de la República, en el que cocineras y cocineros del territorio han trabajado junto a custodios de semillas para rescatar recetas tradicionales. Estas preparaciones, construidas a partir de cultivos del jardín, permiten conocer la historia y la memoria de las semillas a través del sabor y la práctica cotidiana.

“El jardín está organizado en tres zonas cronológicas de cultivo que agrupan las especies según su antigüedad aproximada: una primera zona de 12.000 años que recoge los indicios más antiguos de domesticación vegetal; una segunda, de 9.000 años, centrada en el desarrollo de la horticultura temprana; y una tercera, de 6.000 años, que muestra la consolidación de prácticas agrícolas. Esta distribución fue concebida en diálogo con custodios de semillas del territorio, quienes aportaron su conocimiento ancestral para clasificar las plantas de acuerdo con su origen temporal y cultural”, aseguró la coordinadora.

Otras de las actividades destacadas del jardín se encuentra el trueque comunitario, que se realiza cuatro veces al año como homenaje a los antiguos intercambios de los pueblos originarios. En este espacio no hay ventas, solo intercambio de semillas, plantas, recetas, productos y saberes entre campesinos, cocineras, custodios y habitantes de Armenia y sus alrededores.

¿Y cómo puede verse, tocarse, vivirse este proyecto?

Este proyecto se vive con todos los sentidos. Basta con acercarse al Museo del Oro Quimbaya para recorrer el jardín, participar en sus actividades y dialogar con un equipo dispuesto a acompañar este proceso colectivo de aprendizaje y transformación territorial. El jardín es ya parte activa del museo, en constante articulación con sus colecciones, y un punto de encuentro entre ciencia, historia, comunidad y naturaleza.

Próximas actividades del proyecto Semillas: memorias que llevan vida

  • Lugar: Museo del Oro Quimbaya – Centro Cultural de Armenia
  • Espacio: Jardín Arqueobotánico
  • Fecha: Lunes 9 de junio de 2025
  • Horario: 11:00 a. m. – 12:00 p. m.

Otra actividad que se hará el día 13 de junio, es el taller “Semillas: memorias que llevan vida. Exploración a la maleta viajera”, dirigido a docentes, mediadores y gestores culturales. Mediado por la antropóloga Victoria E. Buitrago Salinas, el taller explora obras de la colección de arte del Banco de la República relacionadas con semillas, saberes y alimentos.

“El jardín invita a explorar plantas de reconocida antigüedad y a conocer las prácticas ancestrales de selección, producción, dispersión e intercambio desarrolladas en los ecosistemas subtropicales de montaña del Eje Cafetero. Gracias al aporte invaluable de los custodios de semillas, este espacio busca contribuir a la recuperación y valoración de plantas alimentarias, medicinales y de uso cotidiano. Además, fortalece la soberanía alimentaria y la territorialidad de las poblaciones rurales, al visibilizar sus prácticas y saberes“, finalizó Gómez.

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Leidy Barbosa

Por Leidy Barbosa

Periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en la producción audiovisual y en animación digital. Apasionada por temas medioambientales y sociales.@leidyramirezbLbarbosa@elespectador.com

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