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¿Quién advierte sobre los peligros de las tragamonedas?

En Canadá, un estudio liderado por el psicólogo colombiano Yaromir Muñoz, investigador de la Universidad Eafit de Medellín, reveló los efectos positivos que tienen en los visitantes de casinos los avisos de prevención contra el juego excesivo.

Angélica María Cuevas
14 de abril de 2013 - 01:26 p. m.

Los anuncios en la prensa canadiense se publicaron en 2008. En dos periódicos gratuitos de Quebec podía leerse el aviso en el que se invitaba a más de 200 voluntarios a participar en un estudio psicológico que analizaría cómo recibían los mensajes de advertencia contra el juego en exceso. La condición: ser asiduo visitante de casinos.

Participaron 258 personas. Un 97,7% de ellas reportó que había jugado a las máquinas en el mes anterior. El 58% eran hombres.

El propósito del estudio, liderado por el psicólogo colombiano Yaromir Muñoz, como parte de su trabajo de grado del doctorado en administración del HEC Montreal, era establecer si los mensajes que utilizaba el Estado canadiense para advertir a sus apostadores sobre las fatídicas consecuencias de la adicción al juego eran exitosos o no.

Un experimento en la lucha contra la ludopatía: el impulso irreprimible hacia los juegos de azar que puede traer graves padecimientos económicos y emocionales. Que, incluso, puede llevar al suicidio.

El estudio reveló que a pesar de que las políticas públicas para atender la ludopatía en Canadá comenzaron a implementarse a principios de este siglo, los mensajes que aparecían en las pantallas de las tragamonedas (como “juegue con moderación para que el juego siga siendo un juego” o “antes de perderlo todo...”) no estaban haciendo efecto.

“Ante palabras fatalistas como ‘perderlo todo’, seguidas de signos suspensivos para que la mente del jugador terminara la idea, las personas pensaban que eso simplemente no podía ocurrirles, que no estaban tan mal como para llegar hasta ese punto. Y la primera frase, que era bastante moderada, la ignoraban al reconocer que era una campaña de la Fundación Mise sur toi (Apuesta en ti), creada por la misma entidad que promueve el juego: Loto-Québec”, explica el doctor Muñoz. “Nadie cree que el mismo que te está generando dependencia quiere verte bien”.

Luego los expusieron a mensajes más directos y supuestamente promovidos por el instituto local de salud pública: “El juego excesivo puede llevarlo a la quiebra”. Allí, el experimento mostró sentimientos de remordimiento y preocupación.

En una segunda etapa del estudio se demostró que exponer a las personas a imágenes (en este caso caricaturescas) que reflejen las consecuencias de la ludopatía, sí genera en los jugadores reflexiones que pueden llevar a tomar la decisión de alejarse de estos lugares.

Ahora, desde la Universidad Eafit de Medellín, el profesor Muñoz adelanta una nueva pesquisa en la que se analizarán los efectos de la publicidad de las compañías de apuestas en los antioqueños.

¿Es o no la ludopatía un problema de salud mental? Mientras la literatura científica la ha considerado una adicción peligrosa, son pocos los países del mundo (como Australia, Canadá, Inglaterra, Estados Unidos y Nueva Zelanda) que han tomado medidas para prevenirla y atenderla.

En Colombia, el Ministerio de Salud y la Federación Colombiana de Empresarios de Juegos de Azar (Feceazar) confirman que no existe ningún estudio que indique cuántas personas son adictas a los casinos, y apenas a partir de este año la aprobación de la Ley de Salud Mental impulsará las primeras medidas para lograr esa radiografía.

“Todo lo que se diga sobre este tema en Colombia es especulación. Por eso no salió adelante la ley que pretendía tratar a los ludópatas, porque no sabemos cuántos hay”, dice Baltazar Medina, presidente de Feceazar, quien se refiere al hundimiento en el Congreso del proyecto de ley 165 de 2008, el cual pretendía declarar de interés de salud pública la atención integral de la población adicta a los juegos de suerte y azar. “Creemos que el problema no es tan grave como se quiere mostrar, pero no podemos suponer lo que no sabemos”.

Después de esa iniciativa, es poco lo que el país ha avanzado en acciones para diagnosticar qué tan apostadores son los colombianos. En Bogotá, desde 2011, todos los casinos están obligados a repartir volantes con información de prevención y a colgar en sus paredes avisos de 2 x 1,50 metros donde se lea: “El juego de azar en exceso es nocivo para la salud mental”.

Lo que sí se sabe es que los jugadores le entregaron el año pasado al azar $3 billones, según cifras de la misma Feceazar. Sólo para comparar, el presupuesto anual de las 32 universidades públicas del país, es de $2,4 billones.

acuevas@elespectador.com

@angelicamcuevas

Por Angélica María Cuevas

 

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