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En los últimos 20 años, Colombia ha perdido cerca del 10% de sus bosques. La cifra, entregada por el Ministerio de Ambiente, muestra que entre 1990 y 2010 fueron deforestadas, en promedio, 310.345 hectáreas por año. Dicho de otro modo: más de 6 millones de hectáreas de bosque fueron taladas.
Colombia supera los 50 millones de hectáreas en bosques, casi la mitad de su territorio. De acuerdo con el ministerio y el Ideam, la tasa de deforestación anual durante el último lustro disminuyó a 238.361 hectáreas, en comparación con el periodo entre 2000 y 2005, cuando eran arrasadas más de 315.000 hectáreas al año.
Con una escala distinta a la de las mediciones anteriores, el Ministerio logró registrar estos números gracias a un sistema de monitoreo que ahora permitirá seguir el estado de los bosques año a año.
Se encontró, por ejemplo, que las regiones más afectadas son la Serranía de la Macarena, Guaviare, Putumayo, Caquetá y los Montes de María, entre otras. Que el Amazonas, antes una zona poco visitada por los aserradores y donde la semana pasada fue firmado un pacto para controlar el transporte de madera ilegal, está perdiendo sus bosques reemplazados por pastos. Que en cinco años la Zona Andina perdió 198.000 hectáreas de bosque. “No podemos estar orgullosos —aseguró el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Frank Pearl—. Esto es una salvajada. La tala está produciendo un daño muy grave y se puede incrementar”.
José Yunis, representante de The Nature Conservancy (TNC) en Colombia, coincide con Pearl y agrega que ahora, con base en los datos obtenidos, serán necesarias estrategias concretas. “Lo que nos muestran estas cifras es que en las dos décadas recientes Colombia no ha sabido controlar la deforestación. La tendencia es a subir, no a bajar”.
El Ministerio de Ambiente se propuso reducir en este cuatrienio 200.000 hectáreas deforestadas y restaurar 280.000 hectáreas. Yunis, sin embargo, piensa que el proceso será más extenso. “Pueden restaurar 280.000 en cuatro años, pero eso se tumba en uno”.
Hay un problema más, dice Yunis. En plena discusión del cambio climático en Durban, Colombia, que en comparación con otros países tiene una cifra baja de emisión de gases, podría convertirse (sin sus bosques, a causa de la tala indiscriminada) en un serio contaminador.