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¿Cómo será el futuro de la urbanización? Este es uno de los principales debates que hoy se vive en el planeta en momentos en que más de la mitad de su población está en las ciudades.
Para líderes mundiales como Joan Clos, director de ONU Hábitat, la preocupación de los gobiernos locales cada vez más debe ser el cómo hacer que los ciudadanos tengan mayor acceso a la riqueza de su país, a los servicios básicos y a una mejor calidad de vida para ellos y sus hijos.
Clos advirtió ayer en el segundo Foro Urbano Nacional, apoyado por El Espectador, que el modelo de los últimos años no ha funcionado a la hora de tener ciudades más prósperas, sostenibles y equitativas, y es urgente un cambio de mentalidad. En el mismo evento celebrado en Santa Marta la ONU y la CAF presentaron un informe sobre equidad urbana que señala que aunque Bogotá ha tenido avances en la lucha contra la desigualdad en Colombia, aún tiene un largo camino por delante en comparación con otras capitales de Latinoamérica.
El Informe de Inequidad Urbana en América Latina revela que entre las capitales de 18 países analizados durante 20 años, Bogotá ocupa el quinto lugar en desigualdad después de Brasilia (Brasil), Santo Domingo (República Dominicana), La Paz (Bolivia) y Santiago (Chile).
Sin embargo, no todo es tan desalentador para la capital del país. Hace 20 años Bogotá era la ciudad colombiana más desigual del país en términos urbanos y ahora está por debajo del promedio nacional.
Eduardo López Moreno, director del Investigaciones y de Desarrollo de Capacidades de la Oficina Global de ONU Hábitat, explica que entre los factores claves en este cambio está el hecho de que la capital haya tenido mayores transferencias del Gobierno Nacional. Mientras en 1991 no tenía participación de dichos recursos, en 2010 ocuparon el 12,8% de sus ingresos. Además ha sido vital el avance en la dotación de servicios públicos a los hogares.
Otro de los datos reveladores del estudio, y quizás uno de los más sensibles para los ciudadanos, es la diferencia de ingresos entre ricos y pobres, en la que Medellín es la ciudad que enfrenta más graves problemas en Colombia. Si un habitante pobre en 1991 ganaba $1, el rico ganaba 21 veces más que él y, lo más preocupante, es que esa brecha en 2010 pasó a ser de 56 veces. En Bogotá la diferencia en 1991 era de 28 veces y en 2010 aumentó a 35.
Quizás uno de los resultados que más impactó a los investigadores de la ONU es que en otras regiones del planeta las ciudades pequeñas son las menos desiguales, pero en Colombia éstas, simplemente, nacieron en esa condición. La tendencia es una alerta para los gobiernos locales si se tiene en cuenta que el 50% de los colombianos residen en dichas urbes de menor tamaño y son las que más van a crecer en los próximos años.
El estudio también señala que si bien Bogotá no logró reducir la pobreza en el total de los 20 años que la ONU estudió (1990-2010), sí lo empezó a hacer en la última década, en la que alcanzó una disminución del 9%, junto a ciudades como Barranquilla, que obtuvo un 10% y Pereira, el 7%.
Para López Moreno esto significa que la capital colombiana debe trabajar más para que sus habitantes “no se queden viviendo con cifras del pasado, porque finalmente terminan regulando sus comportamientos de alguna manera”.
Colombia en general avanzó en las últimas dos décadas en la reducción de tugurios, pues el porcentaje de población en esta condición pasó del 35 al 15%. López tiene una tesis para esta situación y es que el país debe librar una batalla adicional contra la desigualdad además de la que ha llevado contra la pobreza.
vtellez@elespectador.com
@VeronicaTellez