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La ruta de Bogotá tras la firma de la paz

Bogotá será clave en el postconflicto, pero la pregunta que ronda en distintos sectores es ¿qué tan preparada está la capital para asumir los retos que traerá el fin de la guerra?

Redacción Bogotá
26 de agosto de 2016 - 03:00 a. m.
Encuentro en el parque de los Hippies tras el anuncio de paz. / Andrés Torres
Encuentro en el parque de los Hippies tras el anuncio de paz. / Andrés Torres

El alcalde Enrique Peñalosa dio un mensaje de “bienvenida a la paz” este miércoles, luego de que se conoció el acuerdo final entre el Gobierno y las Farc. El mandatario, quien se mostró dispuesto a acoger “esta nueva etapa de progreso para el país”, ha dicho reiteradamente, desde su discurso de posesión, que Bogotá es la ciudad del posconflicto. Pero más allá de las palabras, la pregunta que ronda en distintos sectores es ¿qué tan preparada está la capital para asumir los retos que traerá el fin de la guerra?

Uno de los desafíos esenciales es la atención de víctimas en una ciudad que, después de Antioquia, es el segundo ente territorial con más víctimas registradas: 644.870. El panorama no es prometedor, pues hasta ahora, casi el 3 % de las víctimas en la ciudad han sido reparadas administrativamente y sus representantes han dicho que no los han tenido en cuenta en la construcción de la política pública. Aunque el Distrito asegura lo contrario, las víctimas no se sintieron escuchados en la formulación del Plan de Acción Distrital, esencial para definir lo que se viene en los próximos años para esa población.

La falta de trabajo y vivienda para las víctimas es otro tema. La ciudad ha sido, por décadas, epicentro de la recepción de desplazados. Según las asociaciones de víctimas, el déficit de vivienda para esa población ronda los 70.000 inmuebles. A eso se suma que muchos suelen llegar a sectores conflictivos, donde pueden recaer en ciclos de violencia y de violaciones a sus derechos. Por eso, para Jorge Restrepo, director del Cerac, “la existencia de territorios vulnerables, especialmente en Suba, Usme y Ciudad Bolívar, con condiciones para arraigar crimen organizado, donde las víctimas pueden ser revictimizadas”, es un obstáculo para la consolidación del posconflicto.

Además persisten retos como la acogida de los desmovilizados (aún no es claro si la ciudad va a ser punto de recepción importante) y la construcción de una conciencia ciudadana sobre el rol de la capital en lo que se viene, e incluso de las dinámicas de las que hizo parte la capital en el conflicto, pues buena parte de gente aún percibe la guerra como ajena, como un fenómeno rural. En síntesis, todavía no es claro cómo se va a convertir Bogotá en la ciudad del posconflicto, como ha dicho el alcalde.

Por Redacción Bogotá

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