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Lecciones del Zika

La práctica de la medicina personalizada podría ayudarnos a identificar los pacientes más susceptibles a infecciones como la del zika.

Juan Manuel Anaya
09 de febrero de 2016 - 08:01 p. m.
El mosquito A. aegypti es el vector del virus del zika.  / Flickr - / Sanofi Pasteur
El mosquito A. aegypti es el vector del virus del zika. / Flickr - / Sanofi Pasteur
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La actual epidemia de Zika tiene a todas las agencias de salud en alerta máxima. Tanto por la enfermedad en si, como por sus eventuales complicaciones. Una de ellas corresponde a la posibilidad de desarrollar el síndrome de Guillain-Barré, enfermedad con características autoinmunes que afecta el sistema nervioso periférico, y que puede ser altamente incapacitante y grave, así como costosa. Lo que no se esperaba era que fuera mortal. Algunos pacientes con el síndrome de Guillain-Barré asociado a la infección por Zika han fallecido en Colombia.

La rapidez de la epidemia no ha permitido que se realicen estudios clínicos rigurosos. Sin embargo, la relación causal es muy probable. De hecho, cada día son más los casos reportados. Se espera que los factores asociados con esta complicación sean investigados y se calcule el riesgo de la misma. No en vano la medicina es la ciencia de las probabilidades, aunque probabilidad no signifique certeza. Sin embargo, basados en las probabilidades se toman las conductas médicas y se generan políticas públicas. En el caso de la infección por Zika, no a todo individuo infectado le dará el síndrome de Guillain-Barré; sólo a aquellos que tengan factores de riesgo que conviertan dicho riesgo en realidad. No deja de ser curiosa, no obstante, la novedad de esta complicación, no registrada previamente en poblaciones donde el virus es habitual.

¿Cómo se supo que el Zika podía desencadenar este síndrome? Gracias a la observación clínica y al reporte de un paciente atendido en diciembre de 2013 en la Polinesia Francesa, y publicado en marzo de 2014 en la revista Eurosurveillance. Este caso clínico (como se conoce al reporte de un paciente), llamó la atención de la Organización Panamericana de la Salud que alertó sobre el particular.

La importancia del caso clínico es inmensa. Ciertamente, y como lo señala Michael Kidd, editor de la Revista de Reportes de Casos Médicos, “en la era de la práctica basada en la evidencia, necesitamos evidencia basada en la práctica; y la base de esta evidencia es la información detallada de los casos clínicos”. La aguda observación clínica sumada al tiempo para analizarla y a un poco de disciplina permiten la descripción de un caso clínico, el cual puede ser el punto de partida para nuevos descubrimientos y futuros estudios; en suma, para el progreso médico.

Hoy en día la medicina dispone de marcadores que permiten evaluar cada caso clínico de manera integral y personalizar la atención médica. Estos marcadores pueden ser tanto pruebas de laboratorio como antecedentes personales y factores medioambientales. Gracias al avance y accesibilidad de las ciencias “ómicas” (genómica, transcriptómica y proteómica), con las que se estudia la variabilidad genética de un individuo y los mecanismos mediante los cuales los genes son convertidos en proteínas, la medicina personalizada utiliza la información única que cada persona posee para individualizar su cuidado.

La medicina personalizada se enmarca en la práctica de la medicina traslacional, la cual pone a disposición de la sociedad en general y de los pacientes en particular los descubrimientos que se obtienen en el laboratorio y, al mismo tiempo responde, con la ayuda de las herramientas del laboratorio, preguntas generadas en la práctica clínica. Uno de los abordajes traslacionales más interesantes es el sistema “P5”. Las 5 pes corresponden a Población, Predicción, Prevención, Personalización y Participación. En efecto, para personalizar es necesario conocer la población a la cual pertenecen los individuos. En poblaciones donde se conozcan los factores asociados a una enfermedad, tanto de riesgo como de protección, la medicina personalizada será posible y cada persona, debidamente informada, podrá participar en la toma de decisiones con respecto a su salud.

Con el enfoque traslacional y la práctica de la medicina personalizada se pasa de la medicina reactiva (el médico actúa cuando la enfermedad aparece) a la proactiva (basada en la salud, no en la enfermedad). La medicina traslacional permite predecir y prevenir complicaciones o desenlaces en individuos con riesgo de desarrollar enfermedades infecciosas, como el Zika, o enfermedades crónicas no trasmisibles, como las enfermedades autoinmunes, entre otras. Para su implementación es necesario no sólo una actualización de los currículos y un cambio de mentalidad en la forma tradicional de ejercer la medicina, sino un esfuerzo por parte de las universidades y del Estado para fomentar la investigación médica, mediante semilleros, espacio y tiempo para que los investigadores maduren sus ideas, implementación de nuevas tecnologías y facilidades para su desarrollo e importación, estímulo para la interdisciplinariedad y creación de centros de investigación traslacional. Ejemplos hay muchos. ¿Por qué Colombia sería la excepción?

*MD, PhD

 

Por Juan Manuel Anaya

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