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Casi diez años después del censo de 2005, el Gobierno colombiano confirmó que el próximo sondeo demográfico y de vivienda comenzará en 2016. El anuncio cae bien, porque es claro que el resultado de 41’242.948 habitantes registrados en el estudio pasado se queda corto en la actualidad, pues de acuerdo con el Departamento Nacional de Estadística (DANE), esta cifra asciende ahora a los 48 millones.
No obstante, mientras no se culmine el sondeo de 2016, el censo de 2005 sigue siendo el estudio demográfico y de vivienda más completo del país. Fue un proyecto nunca antes visto para la época, ya que fue la primera medición que tuvo una duración de un año; también se hizo un avance importante a nivel tecnológico, pues optó por el dispositivo móvil de captura (DMC), y fue catalogado en su momento como el sondeo con mejor indicador de costo-eficiencia del mundo. Además, la investigación realizada ha permitido analizar la evolución de Colombia a través del tiempo.
Censo por censo Colombia ha venido transformando su imagen, pues solo hace falta mirar la composición de la población del primer sondeo frente al último. En la medición de 1938 el numero de ciudadanos colombianos solo llegaba a un poco más de 8,7 millones y en el sondeo de 2005 se encontró que este indicador ascendió por encima de 41 millones, lo que representó un incremento de más de 370%.
Un mes después de finalizarse el censo de 2005, Ernesto Rojas Morales, el entonces director del DANE, explicó en una publicación editorial de la misma entidad que “hace cien años, la esperanza de vida llegaba apenas a 37 años; hoy está por encima de los 71, indicando un enorme crecimiento del capital humano. La inversión en sanidad ambiental, en salud y en educación se refleja en el crecimiento de este indicador estadístico. Sin embargo, la tarea debe continuar hasta llegar por lo menos al promedio de los países desarrollados, que se encuentra ahora en los 76 años.
Colombia, al igual que el resto de los países de Latinoamérica, ha incrementado sus tasas de urbanización. De acuerdo con un análisis de Édgar Sardi Perea, matemático, demógrafo y asesor del DANE, “en el período intercensal 1993-2005, la población en las cabeceras municipales ha crecido un 31,2%, mientras en el periodo 1985-1993 lo hizo en 25,7 por ciento, lo cual muestra el fuerte proceso de urbanización en los últimos doce años anteriores al Censo General 2005. Sin embargo, este proceso es bastante heterogéneo a nivel de cada uno de los entes territoriales, lo que demuestra los efectos de una serie de factores regionales generados por cambios en los flujos migratorios subregionales, que determinan dinámicas diferenciales”.
Las causas que motivaron los cambios residenciales “muestran una alta frecuencia en las categorías ‘razones familiares’ y ‘otras razones’, las cuales representan el 70,9% del total de causas. Aquí es importante tener en cuenta que, dentro de estos rubros, pueden existir personas que por razones externas no declararon la verdadera causa de su cambio de residencia habitual, como es el caso de los factores de violencia”, agregó Sardi.
El cambio en las tendencias de ubicación vino acompañado por un proceso de incremento de residencias en las zonas urbanas. Entre el censo de 1993 y 2005, las viviendas en las cabeceras municipales se incrementaron en 39,4% y el número de unidades ascendió a más de 10,5 millones, mientras que en el resto del país se registró un descenso del 7,7%. Además, la participación de los apartamentos frente el total de edificaciones habitacionales presentó un incremento intercensal de 13% a 25%.
Y al comparar la proporción de viviendas ocupadas con conexión a servicios públicos domiciliarios del censo 2005 con las registradas en el censo de 1993, se encuentra un incremento superior de 10% en la mayoría de los productos. Siendo el alcantarillado y el teléfono con línea fija los de mejor crecimiento.
En cuanto a la composición familiar colombiana, se encuentra que entre el sondeo de 1975 y el de 2005 el tamaño promedio de las familias se redujo de 5,9 a 3,9 personas (la última estimación sitúa este indicador en 3,5 en la actualidad). Además, el último censo realizado encontró que el 11,1% son hogares unipersonales y el 55,6% tienen un tamaño de entre 2 y 4 personas.
Es llamativo que en el censo de 2005 se detectó que el “2,8% de los hogares colombianos tienen al menos una persona que era miembro de su hogar y que, en algún momento anterior al censo, se fue a residir al exterior. En cuanto a los países de destino, predominan Estados Unidos (34,6 por ciento), España (23%) y Venezuela (20%), lo cual explica la importancia de las remesas internacionales desde estos países”, indicó Sardi.
La pirámide poblacional se ha venido angostando. Mientras los ciudadanos mayores de 35 años ganaron participación entre el censo de 1993 y el de 2005, los menores de 15 años perdieron participación en la pirámide poblacional colombiana, producto de la reducción de los niveles de la fecundidad. Además, se presenta una reducción en las edades adultas jóvenes, entre 16 y 34 años.
“En Colombia las desigualdades regionales se han mantenido y se han vuelto persistentes. Ello se evidencia en las correlaciones que existen en la distribución de los datos del Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) en los censos de 1973, 1985, 1993 y 2005. Existe una alta correlación simple entre estos sondeos y el NBI cuando se comparan los censos de manera consecutiva”, señaló un informe del Banco de la República titulado “Persistencia de las desigualdades regionales en Colombia: Un análisis espacial”.