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Desafíos económicos de la paz

Analistas no coinciden en el potencial económico del país sin guerra. Posconflicto costaría $90 billones en la próxima década.

SERGIO DAVID GONZÁLEZ
27 de septiembre de 2015 - 02:00 a. m.

“Colombia tardaría dos décadas para alcanzar el crecimiento económico de los países líderes de la región, y la firma de la paz, contrario a lo que sostiene el Gobierno, no garantiza una mejor perspectiva de la economía”, así, con poco optimismo, inicia un estudio realizado por la Universidad de la Sabana, la Pontificia Universidad Javeriana y el Centro de Recursos para Análisis de Conflictos (Cerac).

El informe sostiene, además, que aunque se llegue a un acuerdo con la guerrilla y se logre frenar los índices de criminalidad, el PIB per cápita del país no crecería anualmente más del 8,2% y tendría que mantener este nivel de crecimiento durante 22 años para alcanzar a Chile, potencia en el continente.

Contrario piensa el exministro de Asuntos Exteriores de Israel Shlomo Ben Ami, quien es asesor del presidente Juan Manuel Santos para el proceso de paz, quien citando un informe de la Agencia Nacional de Inteligencia de EE. UU., Colombia está destinada a ser una de las grandes sorpresas de la economía mundial. “Eso no depende de la solución del conflicto armado, pero el fin del conflicto facilitaría que este despegue histórico sea más socialmente incluyente y, por lo tanto, más potente y sostenible, si cabe”.

Por otra parte, el equipo de investigación de la Fundación Paz y Reconciliación, luego de cerca de una década de recopilar datos, ha logrado establecer cuáles son los municipios donde se vivirán los retos territoriales del posconflicto.

“Los datos muestran que son 281 los municipios del posconflicto, donde deberá hacerse un esfuerzo importante. Aquí se deberá aplicar la parte territorial de los acuerdos firmados en La Habana”, cita el director de la Fundación Paz y Reconciliación, León Valencia.

Agregó que también se identificaron 300 municipios, que igualmente tienen presencia de economías ilegales. “Se encuentran grupos surgidos luego de la desmovilización paramilitar. Si bien estos 300 municipios no son foco fundamental del posconflicto, deberá pensarse en un tratamiento especial para ellos y lograr construir una sociedad pacífica y democrática a futuro”.

En las cifras aprobadas en el primer debate del Presupuesto General de la Nación para 2016 se contemplan recursos para la inclusión social y reconciliación por $10,7 billones, representados en 1,2% del PIB; en 2015 estos recursos son de $10,5 billones.

Valencia advirtió que serán necesarios $90 billones para los próximos diez años, destinados al fin de la guerra, y afirmó que es importante crear un ministerio del posconflicto para poder ad ministrar y priorizar estos recursos.

El estudio de la Universidad de la Sabana, la Javeriana y el Cerac anota que para alcanzar un crecimiento sostenible de la economía apenas se firme la paz, el Gobierno debe reinsertar a los guerrilleros en trabajos legales y de forma permanente. “En el posconflicto el presidente Santos, junto con el sector productivo y el gremio de los empresarios, deberá estimular programas de reinserción a la vida civil de excombatientes –tanto de la guerrilla como del Ejército– para que estos individuos, que en su mayoría no conocen otra actividad diferente a combatir, no tengan la necesidad de entrar a engrosar las organizaciones criminales”.

El Gobierno ha dicho que sin guerra el país podrá recibir ayudas internacionales para potenciar su productividad, estimación que para Shlomo Ben Ami debe tomarse con cautela y sin demasiadas ilusiones. “A pesar del impacto positivo de la ayuda en las posibilidades de construcción de paz, en el caso de muchos actores internacionales, el paso del compromiso al desembolso efectivo de recursos ha sido difícil. En muchas oportunidades, las “buenas intenciones” no se han materializado, lo que ha dejado incompleta la labor de construcción y reconstrucción”.

Definitivamente los desafíos que enfrentará el país son altos en el escenario de no guerra. Para algunos las cifras de crecimiento no llegarán a ser tan alegres como se predicen y para otros es el nuevo despertar de una nación. El economista inglés John Maynard Keynes intentó explicar, después de la Primera Guerra Mundial en su libro: Las consecuencias económicas de la paz, que los mayores desafíos para una era sin conflicto armado no son políticos o territoriales, sino económicos.

 

Por SERGIO DAVID GONZÁLEZ

 

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