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Gibraltareños se sienten británicos y no quieren ser españoles

Pese a estar enclavado en la costa andaluza, todo aquí recuerda a Inglaterra.

AFP
13 de agosto de 2013 - 09:30 a. m.
Gibraltareños se sienten británicos y no quieren ser españoles

"No queremos pertenecer a España, estamos contentos de ser británicos", afirma Kim Bickerstaff, lamentando, como muchos gibraltareños, las tensiones por la soberanía que dificultan el día a día en este trocito de Reino Unido en la punta sur de Europa.

Pese a estar enclavado en la costa andaluza, todo aquí recuerda a Inglaterra: las cabinas de teléfono rojas al más puro estilo londinense, los buzones del Royal Mail, los policías con sombrero alto y las farolas decoradas con flores.

Todo menos las palmeras y los monos, que pasean tranquilos por la ciudad como para recordarnos que estamos muy cerca de Africa.

"Viven en los bosques del Peñón", explica Kim, de 42 años, en un español perfecto con un ligero acento inglés.

"Bajan al pueblo durante el día porque saben que hay mucha gente y les gusta la atención", dice mientras observa a un grupo de macacos que toma el fresco cerca del aeropuerto, donde trabaja como controladora.

En la enorme y atípica pista de aterrizaje, que corre paralela al paso fronterizo --y es por tanto de cruce obligatorio para todo el que entra y sale--, los pasajeros embarcan en un avión de una aerolínea británica de bajo costo.

Y en los numerosos 'pubs' locales, gibraltareños y visitantes comen los típicos 'fish and chips'.

Rosana, una administrativa de 52 años, está sentada con su familia en la terraza de The Royal Cape y pasa con desparpajo del andaluz al inglés cuando habla con su marido o se dirige a sus nietas.

"En casa se hablan los dos", explica. "Es porque somos llanitos", afirma. Es así como se conoce aquí a los originarios de Gibraltar. "Somos británicos", agrega con orgullo.

Considera legítimo que su gobierno haya arrojado 70 bloques de hormigón a la bahía de Algeciras, unas aguas de disputada soberanía, para formar un arrecife artificial que impide faenar a los pesqueros españoles.

Y no entiende por qué, a cambio, las autoridades españolas incrementan los controles aduaneros como medida de presión.

"Los de allí arriba", dice sobre el gobierno español del conservador Mariano Rajoy, "no saben lo que está pasando y ponen todo tipo de impedimentos".

"Los controles nos están afectando a los ciudadanos, a nosotros y a los que vienen de La Línea", la ciudad española al otro lado de la frontera, afirma. Cuando se intensifican los controles se forman colas que pueden durar horas.

Unos 10.000 españoles trabajan en Gibraltar y unos 6.000 gibraltareños, según Madrid, viven en España, donde la vivienda es más barata, así que los intercambios son muchos y las relaciones entre la gente, buenas.

"Los que tenemos familia o trabajan aquí tenemos una visión diferente del resto de los españoles, no somos antigibraltareños", afirma Rafael Marquina, de 46 años.

"Todos los problemas surgen de un primer axioma equivocado: que Gibraltar es español. Pero es que Gibraltar es británico y su gente se siente británica", afirma este funcionario originario de La Línea que viene a visitar a su tía.

"El día que se asuma que de verdad es inglés, se podrán solucionar todo tipo de problemas y llegar a acuerdos", considera. Mientras tanto, "cuando las relaciones entre los dos países están mal, España impone más controles y las colas en la frontera, en lugar de durar 20 minutos, pasan a durar dos horas", lamenta.

A pocos metros de allí, en la verja fronteriza, el tráfico es fluido hasta que un Guardia Civil español detiene a un vehículo para inspeccionarlo. Linterna en mano, mira en el maletero, bajo los asientos, entre las ruedas, ante la expresión de resignación de los automovilistas.

"Es una vergüenza, no creo que Gibraltar se merezca que España le haga esto", dice la llanita Michelle Serra, de 48 años, ayudante en una escuela de secundaria.

"¿Qué culpa tengo yo de haber nacido en este lado de la verja y que la economía esté tan mal en España?", lanza esta mujer por cuyas venas corre sangre española e inglesa. "¿Cómo vamos a querer ser españoles con estas maneras --dice mostrando la cola-- y lo bien que se vive aquí?"

Por AFP

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