¿Por qué se enredó el paro de maestros?

Las cuentas de Fecode y el Gobierno van por caminos prácticamente irreconciliables.

Pablo Correa.
15 de junio de 2017 - 05:41 a. m.
Esta semana se cumplió un mes del paro de maestros y las negociaciones siguen trabadas. / Mauricio Alvarado.
Esta semana se cumplió un mes del paro de maestros y las negociaciones siguen trabadas. / Mauricio Alvarado.
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Algo anda muy mal entre Fecode y el Gobierno para que después de cuatro semanas y marchas por todas las ciudades la negociación esté prácticamente en el mismo punto del primer día. Y eso que anda mal son las cuentas que hacen unos y otros cada mañana antes de sentarse a negociar.

No es sencillo entender el trasfondo del paro de maestros. Porcentajes, puntos, escalafón docente, bonificaciones, nivelaciones salariales y primas extralegales hacen que al final uno se incline por cerrar los ojos y desearles buena suerte en su negociación para que los ocho millones de niños que llevan un mes sin clases regresen al colegio.

Fecode, dejando de lado el viejo reclamo de un mejor sistema de salud y algunas arandelas, aspira esta vez (aunque afirmen que se trata de mejorar todo el sistema educativo) a una bonificación anual, nivelación salarial para los años 2020 y 2021 y primas extralegales. Para el Gobierno, la olla del presupuesto ya está vacía e incluso va a resultar difícil cumplir con lo que se acordó en 2015.

La situación, a grandes rasgos, es esta. El presupuesto que el Estado destina a la educación ha venido creciendo consistentemente desde 2002. Aunque el expresidente Uribe y Santos parezcan de orillas tan distintas, en materia educativa ambos gobiernos hicieron un esfuerzo. En 2002, el presupuesto de educación era de $17 billones anuales. En 2010, cuando salió Uribe, había subido a $26 billones. Este año llegó a $35 billones. De estos, cerca de $26 billones se destinan para cubrir gastos asociados con el magisterio (salarios, prestaciones y salud de los maestros) y los restantes son recursos que se usan para pagar los programas del sector, universidades, alimentación escolar, jornada única, útiles escolares, infraestructura, entre otros.

Por ley (la 715 de 2001), explica la viceministra de Hacienda Ximena Cadena, se determina qué porcentaje de las transferencias se asignan a educación, salud, agua potable, propósitos generales y compromisos con comunidades indígenas. “Para asignar más plata a educación hay que quitarle a alguno de los otros sectores. Por eso es difícil la reforma. Además exige cambiar una ley orgánica y tendría que pasar por el Congreso”.

En 2015, Fecode le ganó el pulso político a la ministra de Educación Gina Parody y negoció un aumento de 12 puntos en los salarios de los maestros hasta 2019, por encima de los incrementos a funcionarios estatales. Un punto en 2014. Un punto en 2015. Dos en 2016. Dos en 2017. Tres en 2018. Tres en 2019. Cada punto significa una inversión cercana a $77.000 millones. En total, los 12 puntos costarán $1,7 billones.

Cumplir la promesa de Parody no resultó fácil. La bolsa de la que se saca el dinero (el sistema general de participación) tiene proyectado en educación un déficit de $1.500 millones para el próximo año y de $1.183 millones para el 2019. Con ese saldo en rojo, para el Gobierno resulta imposible aceptar las nuevas demandas de Fecode. La pretensión del gremio de negociar puntos extras para 2020 y 2021 implica meter al Estado en un compromiso mayor sin haber resuelto lo ya pactado. Por otra parte, es una decisión que corresponde más al próximo gobierno.

Como subir los salarios bases no es un asunto sencillo, por lo general Fecode apunta a lograr bonificaciones que puedan salir de otras fuentes. Al inicio de este paro, Fecode planteó una bonificación anual del 50 % para quienes ganan menos de un millón y medio de pesos y del 35 % para quienes ganan más de un millón y medio de pesos. El Ministerio de Educación ha formulado varias alternativas, “entre ellas la de otorgar una bonificación anual del 12 % para todos los maestros o una del 15 % sólo para los que no se encuentran en el grado 14, pues estos últimos ya cuentan con este beneficio”.

Cumplir con esa petición de Fecode tendría un costo anual aproximado de $500.000 millones. Eso es más o menos el costo anual de la gratuidad educativa para los ocho millones de niños en colegios públicos.

No parece fácil destrabar la negociación. Si el Gobierno cede, sabe que compromete recursos que no tiene, y para Fecode no es fácil renunciar a un paro y salir con las manos vacías.

Por Pablo Correa.

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