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Agenda para una paz justa y duradera

Para hoy está programada la reunión entre el secretario de Estado de EE.UU. y el presidente Juan Manuel Santos. Kerry viene con un fuerte apoyo al proceso de paz en Colombia.

Lisa Haugaard * WASHINGTON
11 de agosto de 2013 - 07:36 p. m.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, abordará temas de paz, seguridad y comercio con el presidente Juan Manuel Santos.   / AFP
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, abordará temas de paz, seguridad y comercio con el presidente Juan Manuel Santos. / AFP

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, tiene varios asuntos espinosos por considerar: ¿A quién debería Estados Unidos apoyar en el caso de Egipto? ¿Deberían los Estados Unidos involucrarse en el conflicto de Siria? ¿Cómo abordar a Rusia, cuyas relaciones diplomáticas se han deteriorado a tal punto que Washington recientemente canceló una cumbre presidencial? Pareciera que su viaje a Colombia, país que ha sido un socio confiable para EE.UU. y donde el presidente Juan Manuel Santos ha demostrado un liderazgo inspirador con las negociaciones de paz, podría ser una parada sencilla. Pero Colombia nunca es un tema fácil.

El secretario Kerry llega con un fuerte apoyo diplomático para el proceso de paz. Con tal de que ambos lados permanezcan en la mesa de negociación, el presidente Obama seguirá respaldando el proceso. Dentro del Congreso de Estados Unidos, las voces preocupadas por el proceso están firmemente a favor de las negociaciones, manifestando su apoyo en una carta firmada por 62 congresistas. Kerry es un hombre que cree en la paz:  está haciendo hasta lo imposible para adelantar un proceso de paz en el Medio Oriente, también hace dos décadas se comprometió a contribuir para poner fin a las guerras centroamericanas, apoyando los acuerdos de paz en la región.

Se puede confiar en que los Estados Unidos proporcionarán apoyo significativo para la implementación de un acuerdo de paz. Después de esta visita corta, esperamos que Kerry también pueda contribuir a una paz justa y duradera, alentando a los negociadores para que incluyan las voces de las víctimas de violencia, especialmente ahora que se acerca la conversación sobre éstas en la agenda. Para que la paz sea sostenible, las víctimas deben ayudar a construirla.

Y es necesario que esta paz tenga fuertes pilares de justicia y verdad. Un paso esencial es crear una comisión de la verdad independiente.

 Sabemos que el mensaje de Kerry enfatiza en el apoyo estadounidense por las negociaciones, pero esperamos que no termine allí. Kerry también debe hablar sobre cómo ayudar a afrontar la aún triste situación de derechos humanos en Colombia.

Esto significa hablar francamente sobre la reforma constitucional del fuero militar, plagada de lagunas para que los casos de los falsos positivos regresen a la jurisdicción penal militar. Debe haber justicia para las más de 3.500 ejecuciones extrajudiciales. El condicionamiento de la asistencia de seguridad estadounidense requiere el respeto de los derechos humanos y la ley estipula que en Colombia la justicia ordinaria debe investigar y juzgar las presuntas violaciones de derechos humanos cometidas por miembros de la fuerza pública. Como senador, Kerry instó al Departamento de Estado a no certificar a Colombia en derechos humanos por los abusos del ejército y la falta de progreso en enjuiciar estos crímenes.

Para la administración Obama, confiar en la fuerza pública colombiana para “exportar” lecciones de seguridad a otros países parece una solución económica a los problemas presupuestarios estadounidenses. Sin duda, este es un tema de discusión durante la visita. Pero resulta preocupante que Estados Unidos impulse el rol de las Fuerzas Armadas colombianas para entrenar a otros países, considerando el hecho de que muchos abusos cometidos por sus miembros permanecen en la impunidad.

Apoyar la construcción de una paz duradera también implica que Kerry debe hablar con franqueza sobre los asesinatos de defensores de derechos humanos. 37 de ellos fueron asesinados en el primer semestre de 2013. Para poner fin a la violencia, las amenazas y asesinatos contra los defensores deben ser investigados. La administración de Santos debe hacer aún más para desmantelar los grupos armados ilegales y las bacrim, y enjuiciar a miembros de la fuerza pública, empresas y políticos que los apoyan y financian.

También Kerry debe hablar con franqueza sobre el Plan de Acción Laboral que ambos gobiernos firmaron para lograr la aprobación del Tratado de Libre Comercio. Aún hay mucho que hacer para cumplirlo. El gobierno colombiano puede resaltar la caída de asesinatos en contra de sindicalistas como un cambio positivo. Desafortunadamente, este ha sido el único cambio con impacto para un movimiento sindical que sigue luchando contra la tercerización e intermediación laboral, y los constantes hostigamientos y despidos arbitrarios por la actividad sindical. El Gobierno debe actuar a favor de los trabajadores en contra de estas violaciones laborales, implementando mecanismos efectivos de inspección y sanción que disuadan el uso de prácticas que restringen los derechos laborales.

 Para abrir camino a una paz duradera, EE.UU. debe alentar y financiar la creación de mecanismos de protección para las comunidades desplazadas y comunidades indígenas y afrocolombianas en procesos de retorno. Los planes de protección deben ser diseñados con la participación de las comunidades afectadas. Washington debe continuar el financiamiento de la innovadora Ley de Víctimas, pero con protección efectiva.

Así que no es una parada fácil. Pero las palabras y acciones de Kerry podrían significar mucho para una paz justa y duradera en Colombia.

* Directora ejecutiva de Latin America Working Group.

Por Lisa Haugaard * WASHINGTON

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