Dejaron solo a México

Pese a algunos pronunciamientos de Bolivia y Brasil, no ha habido mayor rechazo por parte de los mandatarios latinoamericanos a las medidas tomadas por el presidente de los Estados Unidos en contra de su vecino.

Juan SebastiánJiménez Herrera
28 de enero de 2017 - 03:00 a. m.
Imagen de la cerca que separa el estado mexicano de Baja California y el estado estadounidense de California. / EFE
Imagen de la cerca que separa el estado mexicano de Baja California y el estado estadounidense de California. / EFE
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Como cuando roban a alguien en la calle y la gente a su alrededor voltea su mirada para no meterse en problemas. De la misma forma, algunos mandatarios latinoamericanos han optado por quedarse callados ante las medidas que ha tomado el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en contra de México.

Apenas ha habido pronunciamientos por parte de Bolivia y Brasil y un comunicado de Unasur. El presidente boliviano, Evo Morales, invitó a “nuestros hermanos mexicanos a mirar más al sur; construir juntos unidad en base a nuestra identidad latinoamericana y caribeña”.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, por su parte, sostuvo que ve “con preocupación la idea de la construcción de un muro para separar naciones hermanas de nuestro continente sin que haya consenso entre ambas”. Los problemas entre pueblos amigos, dijo, “se deben solucionar mediante el diálogo y la construcción de espacios de entendimiento”.

Mientras, el secretario general de Unasur, el expresidente colombiano Ernesto Samper Pizano, rechazó la decisión “desafiante, adoptada por el nuevo presidente de Estados Unidos, al imponer al pueblo mexicano la humillante obligación de pagar el aún más humillante muro que se pretende construir para separar físicamente los Estados Unidos y Canadá de México y América Latina”.

También se mostró preocupado por “la tensión de las relaciones hemisféricas que está resultando de este tipo de medidas que afectan la seguridad y la calidad de vida de nuestros ciudadanos residentes en Estados Unidos, nuestro comercio, la paz en Colombia y las posibilidades de reintegración por el nuevo marco de las relaciones con Cuba”.

El resto de países, incluyendo a Colombia, al igual que la Organización de Estados Americanos (OEA), han permanecido en silencio, dejando a México solo. Incluso países como Venezuela, que en el pasado se han opuesto a Estados Unidos. Es cierto que en 2015 el presidente venezolano Nicolás Maduro dijo que “quien se mete con México, se mete con Venezuela”, pero desde que Trump llegó al poder se ha moderado en sus críticas y, durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), esta semana, apenas hizo alusión a las “amenazas” que hay contra la región.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, tampoco se refirió a Trump ni a sus medidas en contra de México. Tan sólo dijo que la solución para “detener la migración no son muros ni fronteras, es solidaridad, humanidad y crear condiciones de paz para todos los habitantes del planeta”.

E insistió en que los miembros de la Celac deben “asumir una clara posición en defensa de nuestros migrantes, no sólo de Latinoamérica y el Caribe sino del mundo entero”. Pero contra Trump y sus medidas, nada.

El silencio, en algunos casos, ha sido total. Como en el caso de los presidentes de Argentina y Uruguay y los de Colombia, Perú y Chile, quienes, valga decirlo, son importantes socios comerciales de México.

Aunque el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, el pasado 10 de noviembre dijo, en entrevista con Russia Today, que un “muro de 3.000 y pico kilómetros no hace mucho sentido. Pensemos que el muro de Berlín duró 40 años y se fue, ya no hay muro de Berlín. Para qué vamos a poner otro muro más”.

Pero, de nuevo, desde que Trump se posesionó, el pasado 20 de enero, ha habido mucha cautela por parte de los gobiernos latinoamericanos. Y por parte de la OEA, cuyo silencio respecto a lo sucedido con México ha sido casi sepulcral.

El secretario general de esa entidad, el uruguayo Luis Almagro, no ha dicho nada sobre los ataques de Trump. No ha emitido ningún comunicado y no se ha manifestado a través de su cuenta de Twitter. Apenas ha hecho algunas declaraciones, muy generales, en entrevistas. Por ejemplo, que las políticas migratorias de los países “son de los países, pero deben ser consistentes con políticas de derechos”. Almagro anda más preocupado con Venezuela que con México. E incluso países que no son de la región, como España, se han mostrado más preocupados que la OEA respecto a la crisis entre México y Estados Unidos.

En resumen: México se ha quedado solo en su pelea con el nuevo presidente de los Estados Unidos. Primero lo dejó solo Canadá, quien hace parte, al igual que México y Estados Unidos, del agonizante Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés). Y ahora el resto de la región ha optado por una silenciosa cautela.

Que no le vaya a ocurrir al continente como al personaje de un poema de Martín Niemoller que se hizo el de la vista gorda “cuando los nazis vinieron a buscar” a comunistas, socialdemócratas, sindicalistas y judíos. Y cuando lo vinieron a buscar a él, ya no había quién lo defendiera.

Por Juan SebastiánJiménez Herrera

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